8. Violencia y terror

En convergencia con la inspección de Luciani sobre el IOR, se realizaba también la investigación del Banco de Italia sobre las actividades del Ambrosiano. Dicha investigación se llevó a efecto entre el 17 de abril y el 17 de noviembre de 1978.
"Gelli le advirtió a Calvi que el informe estaba a punto de ser enviado por el Banco de Italia a la magistratura de Milán y, específicamente, al hombre cuyo nombre ya Gelli había anticipado en septiembre: el juez Emilio Alessandrini. De nuevo Calvi se hallaba al borde de verse expuesto a la ruina más absoluta. A Emilio Alessandrini no había forma de comprarle, Con su talento y valentía, Alessandrini representaba una amenaza muy peligrosa para Calvi, Marcinkus, Gelli y Sindona" (146).
El 10 de enero de 1979, Gresti, primer fiscal de la Audiencia de Milán, invita a Emilio Alessandrini a decir a un periodista lo que pueda revelar en torno al caso de Calvi. Hace pocos días que el magistrado ha recibido el informe. "Estamos haciendo pesquisas", informa a un redactor del semanario L’Espresso. El 26 de enero vuelve el mismo periodista: "¿Hay noticias?". "Nos estamos moviendo", dice Alessandrini. "¿Prevé usted que se le retire el pasaporte a Calvi?". "Podría ocurrir; eso y Quizá s algo más". "¿Su detención?". "Me reservo la respuesta". Tres días después, el 29 de enero, Alessandrini caía asesinado por un comando de Primera Línea (147).
Ciertamente, sorprende la muerte de Alessandrini. Y sorprende también la serie de asesinatos y atentados violentos con fines intimidatorios, relacionados de una u otra forma con la logia P2:
* El 21 de marzo del mismo año, es asesinado el abogado y periodista Mino Pecorelli, miembro arrepentido de la logia P2, que había publicado algunos informes sobre el escándalo del petróleo, fraude calculado en 2500 millones de dólares, cuyo cerebro había sido el propio Gelli; además, Pecorelli había elaborado una lista de 121 masones vaticanos. Pecorelli, que había prometido a sus lectores cuantiosas revelaciones sobre la P2, murió de un disparo en la boca (148).
* Unos meses después, el 11 de julio por la noche, al volver a su casa, es asesinado el fiscal Giorgio Ambrosoli, que, habiendo indagado sobre el "crack" Sindona, había comenzado a declarar el 9 de julio sobre el banquero siciliano y el día 10 había revelado operaciones ilegales de éste con un "banquero milanés" y un "obispo norteamericano", es decir, Calvi y Marcinkus, respectivamente. El 7 de julio de 1981, el gobierno italiano acusó a Sindona de ser el responsable del asesinato de Ambrosoli. En la orden de detención figuraba como uno de los tres asesinos William J. Arico, delincuente profesional. Unas horas después del crimen, Arico estaba en Suiza. Cien mil dólares habían sido transferidos de una cuenta que tenía Sindona en la Banca del Gottardo a una cuenta que Arico había abierto a nombre de Robert McGovern en el CrŠdit Suisse de Ginebra con el número 415851-22-1 (149).
* Dos días después, el 13 de julio, es asesinado, juntamente con su chófer, el teniente coronel Antonio Varisco, jefe del servicio de seguridad de Roma. Varisco seguía una investigación sobre la P2 y el 9 de julio había hablado largamente por teléfono con Ambrosoli sobre el asunto Sindona (150).
* El 21 de julio es asesinado Boris Giuliano, jefe del C.I.D. y superintendente de las fuerzas de la policía de Palermo. Se había entrevistado el día 9 con Ambrosoli. Giuliano fue sustituido por Giuseppe Impallomeni, miembro de la P2 (151).
* El 12 de enero de 1981, un grupo de accionistas milaneses del Banco Ambrosiano envía al Papa Juan Pablo II una carta en la que se dice: "Tal como ha quedado revelado por un creciente número de casos judiciales, Roberto Calvi se encuentra hoy por hoy a horcajadas, con un pie sobre la francmasonería más aberrante como es la logia P2 y con el otro en los círculos de la mafia, como resultado de haber heredado el puesto de Sindona. Todo esto se ha podido realizar a través de la actuación de hombres a los que el Vaticano protege y aplaude, como por ejemplo, Ortolani, que se mueve entre el Vaticano y los círculos más poderosos del hampa internacional. Ser socio de Calvi significa ser socio de Gelli y Ortolani, dado que ambos le guían y ejercen sobre él una vasta influencia. El Vaticano, por lo tanto, le guste o no le guste, al estar asociado con Calvi, también es un socio activo de Gelli y Ortolani" (152).
Calvi sabía que la carta había sido enviada al Papa y que contaba con la aprobación de su administrador general y consejero delegado Roberto Rosone. Este, que se esforzaba por limpiar el Ambrosiano, resultaría herido en un atentado el 27 de abril de 1982. En el atentado murió el chófer de Rosone, Giovanni Fattorello. Antes de que el asesino pudiera volver a tirar, el guardaespaldas de Rosone le mató de un disparo. El asesino era Danilo Abbruciati, un maleante romano, profesional del crimen organizado (secuestros, tráfico de armas y de drogas). Sólo había una explicación para que alguien a su manera tan importante hubiera ejecutado personalmente ese "trabajo": contentar a un cliente de gran talla. Poco después, el 18 de junio de 1982, inmediatamente después de la muerte de Calvi, el magistrado milanés Alfonso Marra le mostró a Rosone la pista que desde Danilo Abbruciati - a través de un tal Domenico Balducci - conducía a Flavio Carboni, constructor sardo, personaje turbio e inquietante que en los últimos meses se había puesto al servicio de Calvi. Rosone quedó asombrado. Para explicarse mejor, el magistrado dijo a su ayudante: "Prepara una orden de detención contra Roberto Calvi, por intento de homicidio en la persona de Roberto Rosone" (153).
En una entrevista concedida al diario La Repubblica, el 22 de junio de 1982, se le preguntó a Rosone si fue su antiguo presidente quien ordenó el atentado contra él. Rosone contestó: "No me cabe duda". ¿Motivo? El completo desacuerdo que les separaba en todo: "El banco, la gestión, ciertos negocios que trataba él personalmente..." (154).
* Unas horas antes que Calvi apareciera muerto, su secretaria Graziella Corrocher cayó desde el cuarto piso de la sede central del Ambrosiano, dejando una "nota de suicidio". Hay quienes  piensan que fue "suicidada". Algo parecido sucedió unos meses después, el 2 de octubre, con Giuseppe Dellacha, ejecutivo del mismo banco.
Así pues, el año 1982 es particularmente agitado. Es el año en que estalla la crisis del Ambrosiano, el año en que muere Calvi, su secretaria y un ejecutivo del banco; el administrador general Rosone sufre un atentado. Algo muy extraño y horrible estaba pasando en el Banco Ambrosiano, una pía institución que durante años ha sido el banco de la P2: "Calvi, su presidente, es una encrucijada de intereses que van desde Licio Gelli, el Venerable de la logia masónica, a Umberto Ortolani, banquero, especulador y brazo derecho de Gelli" (155).
También el año 1982 mueren Felici y Benelli, el 22 de marzo y el 26 de octubre respectivamente, "cuando aún estaban cotejando pruebas de las enmarañadas finanzas y relaciones del IOR". Benelli y Felici eran hombres de confianza de Juan Pablo I y estaban en el entresijo de los cambios que Luciani se proponía realizar. Se informó que murieron de infarto. Benelli, que tenía 61 años, no quiso ser hospitalizado: "su médico le recomendó la inmediata hospitalización, pero el cardenal que conocía bien su estado, reclamó: 'Quiero morir en mi lecho'. Sólo cuando entró en coma pudo ser hospitalizado". Tras la muerte de Felici, a la edad de 70 años, su apartamento fue sellado "por orden de la Secretaría de Estado para proteger los posibles documentos importantes que en él se encontraran" (156).

Muertes violentas