En el principio era la palabra
 

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Viernes, 22. Enero 2010, 08:00am - 05:00pm
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Contacto Jesus Lopez

Éxodo en Haití. Las autoridades preparan la evacuación de 400.000 personas, que han perdido sus casas. Se instalarán varios campamentos fuera de Puerto Príncipe. Valoraciones éticas del Proyecto de Ley del Aborto, artículo de José Mª Setién, obispo emérito de San Sebastián, en la revista Vida Nueva. Se establece, dice el obispo, como uno de los pilares fundamentales de la Ley el principio afirmado en una Sentencia del Constitucional de que 'los no nacidos no pueden considerarse en nuestro ordenamiento como titulares del derecho fundamental a la vida' (STC 116/1999). El no nacido o nascituro quedará así reducido a la condición de un 'bien jurídico' que habrá de ser jurídicamente protegido, pero teniendo siempre en cuenta los 'derechos fundamentales de la mujer embarazada'. Derechos fundamentales que no se reconocen al no nacido, en razón de su no reconocimiento o consideración como un sujeto o persona humana, en contraposición a lo que sucede con la mujer. 'No es nuestra intención, añade, la de afirmar o negar la legitimidad o fundamentación meramente jurídica de la ley, a partir de la referencia al 'sentir social' más o menos generalizado acerca de la fijación de los criterios jurídicos que la hayan de sostener. Ni tampoco nos toca entrar en las bases jurídicas, nacionales o internacionales en que ella se pueda apoyar '. Pregunta el obispo: '¿De dónde le proviene a la Ley el derecho a decidir si 'algo' es o no persona humana, dotada de todos sus derechos fundamentales, en razón de circunstancias y de tiempos que no afectan a su propia naturaleza?'. Desde la perspectiva estrictamente ética, a la que también el mismo Proyecto de Ley hace referencia, y en el ejercicio del derecho a la libertad de pensamiento y de conciencia propio de la democracia, el obispo Setién se posiciona públicamente 'en contra de la comprensión subyacente al Proyecto de Ley', es 'entrar por la vía de la inconsistencia jurídica y ética del puro positivismo, cuyo desarrollo 'deshumanizador' en detrimento del auténtico progreso de la humanidad, no es previsible'.