Encuentro junto al pozo. De la sed al agua de la vida (Jn 4).

Eucaristía por Chari. Transfiguración del Señor. El sueño de Daniel (Dn 7,9-14).Todos los pueblos ven su gloria (Sal 97). Su rostro resplandecía como el sol (Mt 17,1-9). Presentación de Sonia. Volviendo a las fuentes. Una suave brisa (1 R 19,9-13). Dios anuncia la paz, con tal de que a su locura no retornen (Sal 85). Siento una gran pena y un dolor incesante, pues por el bien de mis hermanos, los de mi raza y sangre, quisiera incluso ser un proscrito lejos de Cristo (Rm 9,1-5). Subió al mente a solas para orar. La barca azotada por las olas. El Señor abre un camino en medio de las aguas (Mt 14,22-36). Aquella catequesis, El diluvio que viene. Bendigo a Aquel que cambia / el rumbo de la vida / y surge en mi horizonte / como aparece el sol.

Pregunta a los tiempos antiguos (Dt 4,32-40). Por el mar iba tu camino, por las inmensas aguas tu sendero y no se descubrieron tus pisadas (Sal 77). El que quiera venirse conmigo, que se niegue a si mismo, que cargue con su cruz y me siga (Mt 16,24-28). Encuentro con el grupo de Avila. El pasaje de Lázaro (Jn 11).

Allí murió María. La fuente de Meribá (Num 20,1-13). Ojalá escuchéis hoy su voz (Sal 95). Jesús tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas (Mt 16,13-23). Oración por Chari. El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor se fije en ti y te conceda la paz (Num 6,24-26).

El juez de la tierra. Cantad al Señor un cántico nuevo (Sal 98). Tú eres por siempre sacerdote según el orden de Melquisedec (Sal 110).

Te doy gracias, Señor, de todo corazón, pues tú has escuchado las palabras de mi boca (Sal 138). Un camino en medio de las aguas (Mt 14,22-36).

Vio Jesús al gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Comieron todos hasta quedar saciados (Mt 14,13-21). No temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma (Mt 10,26-33).

El día de la cuenta (Is 10). Oración por José Luis, marido de Juani. El Señor es clemente y misericordioso, rico en pìedad (Sal 145). Jesús permaneció en el lugar donde se encontraba (Jn 11,6).

Que el Señor tenga piedad y nos bendiga (Sal 67). Oid, sedientos todos, acudid por agua (Is 55,1-3). Los ojos de todos te están aguardando, tú les das la comida a su tiempo (Sal 145). Nada podrá apartarnos del amor de Dios (Rm 8,35-39). Vio Jesús al gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Comieron todos hasta quedar saciados (Mt 14,13-21).

No sólo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Dt 8,1-20).