En el principio era la palabra
 

EL GANGLIO, PODER OCULTO
Secuestros, muertes, chantajes


El 23 de diciembre de 2014 una familia de la Comunidad visitó la tumba de Juan Pablo I. Al salir, en un bar cercano, encontró un ejemplar de “Il Tempo”, del día anterior, donde se abordaba el caso del niño José Garramón y la justa reclamación de su madre: “Tras la Orlandi, la verdad sobre mi niño”. Me trajeron la página del periódico (en la foto). A partir de ahí escribí mi artículo “El caso Garramón. Un enigma más” (www.comayala.es).
De una forma especial, el libro italiano “Il ganglio” (IG) me ha permitido seguir la historia. Publicado en junio de 2014 por Fabrizio Peronaci,   periodista del Corriere della Sera, el libro recoge el memorial de Marco Fassoni Accetti (en adelante, MFA), que – treinta años después de los hechos- se acusa de haber participado en los secuestros de Emanuela Orlandi y de Mirella Gregori. Además, se da la circunstancia de que MFA atropelló al niño José Garramón, causándole la muerte. El “ganglio” es un grupo de poder oculto en el Vaticano que deja tras de sí una estela siniestra: secuestros, muertes, chantajes.
Habiendo abordado en “El día de la cuenta” (DDC, 2005) los diversos enigmas que marcan el pontificado de Juan Pablo II, entre ellos los secuestros de Emanuela y de Mirella, no podía dejar de interesarme el caso Garramón. Era un enigma más y, de una forma aparentemente casual, se me hacía cercano. Me interesaba también el memorial que MFA había presentado en la Fiscalía de Roma, más allá de la escasa fiabilidad que pueda merecer el  personaje en cuestión.
Por diversos motivos, el libro es complicado. Los enigmas que afronta son endiablados. Se ha dicho del autor que es “la voz de su amo”, es decir, que está al servicio de MFA. Sin embargo, éste no debe haber quedado muy contento cuando en su blog habla de la “composición artificiosa, forzada, negligente” del libro y desaconseja absolutamente leerlo “a quienes están interesados en una búsqueda documentada de la verdad” (20-6-2014).
El libro aporta numerosos datos que es preciso discernir y confrontar con otros datos ya establecidos y conocidos. Con este fin analizamos algunas claves: el extraño personaje que se presenta en la Fiscalía, el encuentro tenso entre el secuestrador y el hermano de Emanuela, la muerte de un periodista que quería resolver uno de los misterios de Italia, el ganglio como célula dentro del Vaticano, el secuestro de dos chicas y un chico, la muerte del niño José Garramón, la verificación necesaria, la profunda decepción de Pietro Orlandi: ni el papa ni el magistrado responden, el poder que se oculta tras el ganglio: ¿a quiénes benefician los secuestros,  muertes y chantajes que acompañan al ganglio?, el silencio del papa Francisco.


1. EXTRAÑO PERSONAJE


El memorial, entregado a comienzos de verano de 2013 en el despacho del Procurador adjunto de Roma, comienza así: “Soy MFA, nacido en Trípoli el 7 de noviembre de 1955, residente en Roma, casado, de profesión liberal, ya condenado“. En efecto, MFA fue condenado “por omisión de socorro y homicidio culposo” en el caso del niño uruguayo José Garramón,  atropellado el 20 de diciembre de 1983.
“En los años sesenta, dice, cursé la enseñanza elemental en el colegio San Eugenio”, “desde 1967 hice la enseñanza media en el colegio San Giuseppe”, “el director espiritual y mi confesor era don Pierluigi Celata, que precisamente en aquellos años empezaba a formar parte del servicio diplomático del Estado Ciudad del Vaticano” (IG, 46).
Nacido en Trípoli (Libia), es “hijo de un constructor”, “inscrito en una logia masónica vinculada a la P2”. Su padre, Aldo, declara el día después del trágico atropello del niño uruguayo: “Considero a Marco falto de todo sentido práctico, completamente incapaz de cualquier trabajo manual. Extremadamente fantasioso, concentra su interés en querer escribir espectáculos teatrales y poesías, en el hobby de la fotografía, en la música”. Crecido y formado en centros religiosos, pasó “de la experiencia de colegial al repudio del orden establecido”, “maduró un fuerte anticlericalismo” y, según dice, descubrió “su ser natural de izquierda”, optando por “un comunismo que entonces parecía aún justo y posible” (IG, 11, 22-24 y 47).
Comentamos. Debía ser un comunismo muy especial, pues dice más adelante: “Vivíamos bien, no nos interesaba el dinero” (IG, 51). Un dato importante: no terminó los estudios de bachillerato superior (IG, 194).
Se presenta como “fotógrafo de arte y autor cinematográfico independiente”, quiere “fotografiar los pensamientos de los individuos”, “las realidades escondidas, ocultadas”. Por ejemplo, en su colección aparece una sotana colgando: “Cura ahorcado”, una chica asomada a una ventana llena de rejas: “Jovencita en instituto”, serie de cruces sobre la cresta de una colina hacia la que sube con fatiga un hombre desnudo: “Cementerio de guerra”, una mujer en una celda fluorescente, vuelta de espaldas a una gigantesca tarta: “Tarta nupcial se aparece a novicia” (IG, 10).
El extraño personaje conecta así con Peronaci: “Buenas tardes. Soy MFA, desearía hablar de los conocidos eventos de 1983”, “para dar plena veracidad a cuanto he comunicado ya a la autoridad judicial…he localizado la flauta de la chica, custodiada por mí”.
Nos preguntamos: ¿Qué es lo que pretende MFA? Treinta años después de los hechos, se presenta a la Fiscalía para acusarse de haber participado en el secuestro de dos chicas, pero – dice - sin haberse manchado con ningún homicidio. Ahora se presenta al autor del libro: ¿qué busca?, ¿dar a conocer su declaración?, ¿hacer la película de su vida y ser finalmente el “autor cinematográfico” que nunca llegó a ser?, ¿necesita dinero?
El primer contacto tiene lugar en vía Trípoli, “un antro metropolitano, dedicado a cursos de música y teatro, veladas de poesía, fiestas y animación”. Todo es enigmático. Las instrucciones son éstas: “Espere fuera, sobre la acera, no llame al telefonillo. Marque mi número de móvil y lo deje sonar cuatro veces. Alguno irá a abrirle”.   
¿Y si fuera una trampa? Prevalece el instinto. Le abre Dany Astro, la novia de MFA.  Este le dice: “He madurado la decisión de presentarme en la Fiscalía para contar mi participación en el asunto Orlandi-Gregori el día después, y en consecuencia, de la elección del papa Francisco. He considerado que, con un pontífice no curial, había llegado el apropiado momento histórico para poner fin a la espera de treinta años”, “he conocido a las dos chicas, sé lo que sucedió, dónde fueron llevadas en el primer período, pero quede claro: no me he manchado con ningún homicidio”, “puedes tomar apuntes, pero deja el móvil a la vista. No debes grabar. Y por supuesto, nada de fotografías” (IG, 7-8, 12 y 19).


2. EL SECUESTRADOR Y EL HERMANO


Va a comenzar la entrevista. Peronaci, que ha escrito con Pietro Orlandi el libro “Mia sorella Emanuela” (2012), siente un escrúpulo: “No puedo no avisar a Pietro”. Si quiere, tiene el sacrosanto derecho de escrutar “sin mediaciones” al secuestrador reo y confeso de su hermana.  Pietro no se lo piensa un momento y acude (IG, 25-26).   El encuentro es tenso.
- “Pietro, créeme, me alegra encontrarte. He considerado que era ahora el momento de cerrar un capítulo de mi vida que te afecta también a ti, lo entiendo y te respeto”, “yo, en el asunto de tu hermana, he sido uno de los telefonistas”.
Pietro lo fulmina con una mirada. Recuerda la entonación, las pausas, el fingido acento extranjero, la voz del que llamaba más veces y dictaba las condiciones del rescate, llamado por los Orlandi el Americano porque intercalaba palabras inglesas en un mal italiano. La prensa transformó la “c” en “k”. Comenta el periodista Pino Nicotri en su libro “Mistero vaticano” (2002): “El mismo acento anglosajón del telefonista era tan forzado y artificial que parecía más bien una parodia, una puesta en escena” (Nicotri, 40).
-“Dime, ¿eras tú el Americano?”
-“No, Pietro, esto no puedes preguntármelo, corresponde a la Fiscalía averiguarlo, también a través de una pericia fónica, si la consideran necesaria. Yo me limito a decir, y te lo confirmo, que he participado en la preparación del secuestro y he sido uno de los principales telefonistas, éramos cinco o seis”, “los nombres de mis compañeros no los doy”.
-“¿Pero tú con Emanuela has hablado?”.
-“Muchísimas veces, la primera vez cuando contacté con ella a la salida de clase”, “una vez fuimos a la zona del Ghetto y hablamos de un proyecto de film. Cuando salía del lugar al que la llevamos, la hacíamos poner una peluca. La encontré con cierta regularidad desde el 22 de junio hasta el fin de aquel año, 1983. No se movió de Roma y del litoral, donde habitó en dos apartamentos. Muchas veces durmió en una caravana”, “comprendo que te pueda turbar, Pietro, pero te lo digo sinceramente, entre nosotros se estableció también un cierto afecto”.
-“No te creo, pero sigue”.
-“Ha sido un secuestro anómalo, sin coacción física. Estábamos muy atentos a que tu hermana estuviera sólo con chicas y te aseguro que, al menos mientras he estado yo, no ha sufrido malos tratos. Su desaparición debía prolongarse por un día, máximo dos, pero después la situación se complicó”.  
-“Está bien, … ¿quiénes erais?”.
-“La historia es compleja…Yo en aquel tiempo formaba parte de un grupo, compuesto también de eclesiásticos, que se oponía a otro dentro del Vaticano. Los temas de confrontación eran tantos, te pongo un ejemplo: en 1983 salió un documento de la Congregación de la doctrina de la fe…sobre la condena de la masonería, cuando en el código de derecho canónico, entonces reformado, se había quitado”, “luego está la gestión combatida por nosotros del IOR de monseñor Marcinkus y del doctor Macioce, que era el verdadero ‘dominus’ y aspiraba a ocupar su puesto”, “sobre tales cuestiones intervenimos, y quizá lo recuerdes, poniendo en una de las cartas por la liberación de Emanuela una referencia a mayo de 1984”, “queríamos que la cúpula del IOR asumiera la responsabilidad del crack del Ambrosiano…Y sabes qué sucedió en mayo de 1984?  Fue firmado el acuerdo de Ginebra, por el cual el IOR hubo de pagar” (IG, 29-32). En realidad, más de 240 millones de dólares (DDC, 125).  El nuevo Código de Derecho Canónico se publicó en 1983.
-“Pero Emanuela ¿por qué la detuvisteis?”.
-“Todo comienza a finales de 1981, con la promesa que los servicios secretos italianos hicieron a Agca de liberarlo en dos años mediante un secuestro”, “mientras tanto las chicas a implicar eran dos, una con ciudadanía vaticana y la otra italiana”, “a través de dos quinceañeras, evocamos escenarios de pedofilia, no concretos y reales, estate tranquilo, pero capaces de asustar a ciertos adversarios nuestros, no extraños a tales asuntos”.
Pietro le hace una señal, como diciendo: Despacio, explícalo bien. El asiente.
-“Nuestra primera petición, en las cartas y llamadas por teléfono a la familia, era un cambio de Agca por tu hermana, pero en realidad a nosotros sólo nos interesaba que el turco retirase las falsas acusaciones a la delegación búlgara de complicidad en el atentado al papa”, “Emanuela servía para hacer creer a Agca que el Vaticano bajo chantaje no se habría opuesto a su liberación, y la Gregori para presionar al Presidente de la República, entonces era Pertini, para que le concediera la gracia”, “¿quieres otra prueba?”.
-“¿A qué prueba te refieres?”.
-“Haceos con una copia del diario Il Tempo de 25 de junio de 1983 y veréis que recoge una noticia a primera vista incomprensible. El diario se refirió a una carta enviada por Agca al cardenal Oddi el año anterior, en septiembre de 1982, en la que el turco se definía como terrorista arrepentido y decía que esperaba una respuesta en breve del Vaticano”. La respuesta “era el secuestro”, “fuimos nosotros, a través de un informador de los servicios infiltrado en los diarios, que llamábamos ‘Ecce Homo’, quienes la hicimos publicar tres días después de la desaparición de Emanuela. Era nuestro modo de hacer saber al agresor: todo avanza, hemos hecho nuestra parte. Ahora te toca a ti retirar las acusaciones a los búlgaros”, “¿y sabes qué sucedió tres días después, Pietro? Que él se retracta realmente, el 28 de junio. De improviso, sin aparentes motivos, Agca comienza a hacer el loco y declara falsa la pista búlgara por él mismo sugerida”.
-“Disculpa… ¿cuál sería el móvil preciso?
MFA escribe un número, 158.
-“Este era el código que habíamos obtenido para las comunicaciones reservadas con el Vaticano”, “uno-cinco-ocho, pero también cinco-ocho-uno”, “por tanto: cinco y ochenta y uno, es decir, mayo de 1981, mes y año del atentado a Wojtyla”, “el hecho de tu hermana está ligado con el atentado al papa”, “nuestro objetivo era impedir que el mundo del Este fuese acusado injustamente como mandante del atentado al papa”.
-“Admitiendo que las cosas fueran así y que fueran estas las motivaciones, mi hermana nunca pasaría la noche fuera de casa, sin pedir permiso! Vosotros la habéis forzado!”.
MFA escribe otro número, 375.
-“Pietro, cuando Emanuela llama a vuestra casa la última vez, ¿cuánto dice que le han ofrecido por distribuir octavillas de la Avon? ¿Recuerdas? Eran 375 mil liras”, “esa cifra, Pietro, escondía un código dirigido a la otra parte. Si se añade dos veces el número 1, de 375 se llega a componer 13-5-17”, “día, mes y año del evento de Fátima”.   
Pietro está perplejo: “Muchas de estas señales son incomprensibles, ¿quién podía entender comunicaciones tan sibilinas?”. MFA puntualiza después: “A los exponentes de nuestra contraparte, el significado se les explicaba a través de misivas anónimas, que permitían interpretar íntegramente cada escritura cifrada” (IG, 200).
-“¿Cómo fue, qué sucedió el 22 de junio?”
-“No fue un verdadero secuestro?”, “si hubiera sido un asesino no sería el hombre que soy y no me habría presentado para aclarar mi responsabilidad. Emanuela, aquella tarde delante del Senado, sabía que encontraría a alguien y que no volvería a casa, pero estaba tranquila, convencida de que todo se resolvería pronto”, “hicimos una señal en el asfalto, una cruz con el yeso, y le dijimos que debía pararse en ese punto durante unos segundos, el tiempo de hacerle una fotografía en la que apareciera también, pero ella no lo sabía, el famoso coche, la BMW con De Pedis. Esa foto serviría para comunicar a otros: ¿veis qué podemos hacer? La chica está a dos pasos del boss, antes de desaparecer”, “debía ser un fuerte elemento de presión”.
-“¿Y por qué no ha vuelto?”
La tarde del 22 de junio, la policía no quiso formalizar la denuncia: la chica podía haber ido a tomar una pizza con los amigos.
-“Inicialmente, complicó las cosas el hecho de que faltase la denuncia”, “la primera noche, llevamos a Emanuela a Villa Lante della Rovere, un centro religioso que alquilaba habitaciones”, “la presentamos como Fátima, una joven iraní. A Mirella la dimos el nombre de Rosi”, “el día después sucedió otra cosa. Nos enteramos que la comisión entre la Santa Sede y el Estado italiano, constituida para examinar los hechos del IOR, no había llegado a una conclusión. La decisión se aplazaba. La parte mía, sobre todo los laicos, sospechó y decidió detenerlas”, “yo era contrario a retenerlas, pensaba que había que dejarlas marchar, porque el asunto había tomado mal cariz. No me fiaba. Lo sabíamos muchos, también algunas amigas, y arriesgábamos ser traicionados, identificados”.
-“¿Las amigas de Emanuela sabían? Pero ¿qué dices?”
-“Sí, las más implicadas han sido al menos dos, una compañera del Convitto (Internado) nacional y una de música. Además había una chica de una asociación católica, en el Vaticano, que también vosotros conocíais”.
-“¿Qué sabes de Mirella Gregori?”.
-“A Mirella la presentamos un joven, del cual se enamoró. La tarde que desapareció, dijo a su madre que bajaba a saludar a un amigo de la escuela”, “fue una amiga a llamarla, nosotros estábamos allí, ocultos en un coche frente al portón. Poco después encontró a su hermoso chico, y vivieron en un apartamento alquilado. Juntos salieron de Italia, a comienzos de 1984”, “yo a Mirella la vi diez años después, cuando la hicimos volver a Italia para que se encontrara con su madre, porque había surgido una cuestión que resolver. El encuentro se tuvo en una caravana cerca de Villa Borghese”, “teníamos necesidad de convencer a la madre para que dejara en paz a una persona, olvidara ciertos discursos que tenían que ver con ambientes de la gendarmería”.
Pietro lo observa desconsolado, parece casi compadecerlo. O sea, que, diez años después, la madre se encuentra con Mirella, vuelve a casa, no dice nada al marido ni a la hija y, en el poco tiempo que la queda antes de morir, finge que la sigue buscando.
-“¡No, no te creo! “, corta Pietro, se levanta y me invita a seguirlo. “¿Pero están aún vivas? Dime, mi hermana está viva?”
-“Pietro, por lo que yo sé, sí. Tras ser arrestado por haber atropellado a un chico en el pinar de Castel Porziano, se me dijo que había sido llevada a Francia, cerca de París”, “estuve en la cárcel más de un año, después en arresto domiciliario, y no he sabido más”.
Pietro no quiere caer en la trampa de una vana ilusión una vez más. Desde ese momento, el secuestrador y el hermano de Emanuela rompen toda relación (IG, 32-43).


3. MUERTE DE UN PERIODISTA


El periodista Dino Marafioti preparó un programa dedicado al treinta aniversario de la desaparición de Emanuela, que lleva por título “Caso Orlandi: pensieri, parole, opere ed omissioni”. Este periodista fue el primero en mostrar el rostro de Marco Accetti y en grabar sus relevantes declaraciones. Dice Peronaci:
“Lo conocí a comienzos de junio junto con Pietro Orlandi. Fijamos la cita frente a la puerta de Santa Ana. Los guardias suizos miraban con sospecha la cámara de grabación. Quería filmar desde el exterior la casa de Emanuela, el trozo de calle que ella hacía, recoger nuevos testimonios sobre un caso increíblemente arraigado en la conciencia colectiva”, “lo recuerdo orgulloso, casi entusiasta por lo que su trabajo – una hora y 13 minutos cara a cara con el supertestigo indagado- podía aportar a la solución de uno de los misterios de Italia. Pensaba volver a ocuparse del asunto, con documentales y servicios, también con un libro. En su página Facebook confesaba haber conseguido adelgazar diez kilos y sentirse motivado, en forma”.
La mañana del 17 de agosto de 2013, Dino Marafioti fue encontrado muerto en su habitación del barrio Marconi, tras haber ingerido alcohol y barbitúricos. En su último post escribía:
“Hoy finalmente he entendido que todos somos diversos. Uno tiene belleza, otro talento, otro  dinero, y después estoy yo, que tengo ansia”.  
Según el diccionario, “ansia” es “congoja o fatiga que causa en el cuerpo inquietud o agitación violenta”. Llama la atención el enlace al video musical de Simon & Garfunkel “The sound of silence”, presentado por él con una frase seca: “No way out”. No hay salida. El mismo trozo había sido introducido como banda sonora en una grabación de la manifestación por Emanuela, que tuvo lugar el 22 de junio de 2013, treinta aniversario de su desaparición.
A un amigo contó  Mirafiotti que “llevaba un tiempo viendo bajo su casa un coche Station Wagon, con una mujer sentada dentro, ocupada en peinar con insistencia y ostentación una muñeca, cuando le veía salir”. Episodio inquietante, comenta Peronaci: “¿Era una alusión a su empeño en el caso Orlandi? El gesto, peinar una muñeca, remite a una expresión popular romana que indica un comportamiento inútil, de incapaces, y suena a provocación, a reto”.
Según el informe de la policía, fue un suicidio. Sin embargo, quedan interrogantes: “¿Y si la muerte fue inducida por circunstancias desconocidas?, ¿cuál era el motivo del ansia?  El programa realizado pocas semanas antes es un documento significativo y una de esas coincidencias que hacen pensar”, como hace pensar el mensaje enigmático de la mujer peinando a la muñeca (IG, 49-50).    


4. EL GANGLIO, CELULA DENTRO DEL VATICANO


El 27 de marzo de 2013, MFA se presenta en la Fiscalía de Roma para comunicar su decisión de declarar. Lo hace ante los magistrados Giancarlo Capaldo, fiscal adjunto, y Simona Maisto, fiscal sustituto. A comienzos de verano, entrega el memorial o memoria escrita en el despacho del fiscal adjunto. Al memorial se añaden los interrogatorios verbales, que se suceden a ritmo de uno o dos por semana. En un momento dado, los magistrados dicen que basta: “nuevos frentes serían abiertos sólo en presencia de novedades sustanciales” (IG, 78).
Ante los magistrados, lo hemos visto ya, MFA manifiesta su vieja relación con don Pierluigi Celata, que fue su director espiritual en el colegio San Giuseppe y que en aquellos años empezaba a formar parte del servicio diplomático del Vaticano:
“A través de él conocí un eclesiástico, también él diplomático. Terminado el colegio, busqué a este último en 1970 porque yo, en mis primeros cortometrajes….necesitaba hábitos talares, objetos litúrgicos y la posibilidad de filmar en ambientes escenográficamente eclesiales. A través de este sacerdote, entre 1971 y 1972, tuve la posibilidad de conocer otros eclesiásticos, generalmente de origen lituano y francés”, “por esa afinidad participé en el 72 en una manifestación por la libertad religiosa en Lituania“, “estaba organizada por el Frente de la Juventud, realidad política para mí desconocida”, “los activistas incendiaron y destruyeron lo que se encontraron delante”, “fui arrestado y procesado”, “mis amigos sacerdotes me reprocharon el haberme unido a una realidad de derecha, pero reconocieron mi idealismo”, “estos sacerdotes pertenecían al área de monseñor Backis, lituano que vivió en Francia, pero que hacia 1973-1974 entró en el Consejo para Asuntos Públicos de la Iglesia”.
El grupo pretendía condicionar la política del Consejo, que en aquellos años promovía el diálogo y no la confrontación con los países del Este: “éramos pocos laicos y pocos eclesiásticos de orientación progresista y queríamos condicionar la política del entonces Consejo para Asuntos Públicos de la Iglesia, que era una sección de la Secretaría de Estado”, “no estábamos estructurados ni institucionalizados, se trataba de una realidad fluida. Podían ser diez-veinte personas”, “seguíamos los diálogos que se producían entre el Secretario del Consejo para Asuntos Públicos de la Iglesia, monseñor Silvestrini, y los jefes de las delegaciones extranjeras”  (IG, 46-50), “nuestros interlocutores trabajaban en diplomacia, en el Consejo de Asuntos Públicos de la Iglesia, eran grandes cerebros”, “estas pocas personas se habían unido a un creativo como yo, que conseguía visualizar, codificar” (IG, 176).
Comentamos. Esta función de “creativo” que consigue “visualizar, codificar” aparecerá en los mensajes enviados por los secuestradores de Emanuela. El eclesiástico, cuyo nombre no se da, es “cercano al cardenal Backis”. “En virtud de mi creatividad, dice MFA, me propusieron colaborar con sacerdotes un poco pecadores para crear situaciones favorables a los países del Este”, “ellos, los círculos occidentales, intentaban captar informaciones dentro de la Curia, para utilizarlas de modo desviado, y nosotros oponíamos resistencia” (IG, 48). Ahora bien, ¿estamos ante un “doble juego” propio de espías?, ¿en qué medida la acción del ganglio se opone realmente a los círculos occidentales?  Antes hemos visto la connivencia entre el ganglio y los servicios secretos italianos. Según MFA, “todo comienza a finales de 1981 con la promesa que los servicios secretos italianos hicieron a Agca de liberarlo en dos años mediante un secuestro” (IG,32-33). ¿No fueron los servicios secretos italianos los que “instruyeron” a Agca sobre la pista búlgara?
-¿Cómo nace el ganglio?, ¿qué pretende?, ¿quiénes lo forman?, nos preguntamos.
-“En 1979, dice MFA, con la muerte del cardenal Villot y el nuevo gobierno de la Iglesia, monseñor Backis es nombrado subsecretario del Consejo”, “en su coche, un Fiat, pusimos un micrófono”, “se forma una especie de ganglio interno, que busca inspirar las opciones de la Secretaría dirigida por monseñor Silvestrini. Este núcleo consta de pocos elementos, generalmente lituanos y franceses, colocados también en otras entidades curiales, como personas cercanas a monseñor Martin, en la Prefectura de la Casa Pontificia, y otras cercanas a monseñor Deskur, en la Pontificia Comisión para las Comunicaciones sociales. Se aprovecha la ayuda de algunos laicos, en la Junta dirigida por el marqués Sacchetti, en el Governatorato, de dos elementos en la Congregación de Propaganda Fide, de otros cercanos al cardenal Vagnozzi, en la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede, y en la Gendarmería” (IG, 54).
Comentamos. Giulio Sacchetti (1926-2010), marqués de Castelromano, es hijo de Matilda Lante della Rovere. Fue gobernador y después delegado especial  de la Pontificia Comisión para el Estado Ciudad del Vaticano (1968-2002). Recordamos lo que dice MFA: “A Emanuela, la primera noche, la llevamos a Villa Lante della Rovere, un centro religioso que alquilaba habitaciones, donde estuvo cuatro días” (IG, 40). Ciertamente, llama la atención. En cuanto a la palabra “ganglio”, ¿qué significa? Según el diccionario, es un agregado celular que forma un órgano pequeño, la célula es el elemento de menor tamaño que puede considerarse vivo. Según la Masonería, “la Logia es la célula primaria de la Orden”.
El ganglio es “un grupo de poder cubierto dentro de la Santa Sede” (IG, 45), “podían ser diez-veinte personas” (IG, 49), “pocos eclesiásticos, con la ayuda de pocos laicos” (IG, 110), “la formación anidada en el organismo eclesiástico es un punto neurálgico” (IG, 55), “núcleo oculto de oposición a la línea de la Santa Sede” (IG, 346).
MFA pide ayuda a un antiguo compañero de colegio, cuyo nombre no da: “Pedí ayuda para mi actividad a otro ex compañero del colegio”, “de este podíamos aprovechar el que tenía un pariente en buena relación con la diplomacia de Gran Bretaña y de Yugoslavia”, “además tenía una estrecha amistad con monseñor Silvestrini”, “en la Prefectura de Asuntos económicos, en el tercer piso del Palacio de las Congregaciones, colocamos un micrófono dentro de una lámpara dorada, en el escritorio de monseñor Caprio” (IG, 54-57). El antiguo compañero de colegio es “hijo de un diplomático en cordiales relaciones con monseñor Silvestrini” (IG, 351), “era embajador en el Reino Unido” (IG, 56).
En 1972 la cesión al Banco Ambrosiano del 37% de las acciones de la Banca Católica del Véneto pone a Marcinkus en fuerte conflicto con el patriarca de Venecia, el futuro Juan Pablo I. Para la Iglesia de Roma, 1978 es un año crucial. Pablo VI, probado por el asesinato del amigo Aldo Moro en mayo por las Brigadas Rojas, muere el 6 de agosto. El 26 es elegido papa Albino Luciani: “pasan tres semanas y la revista Op, de Mino Pecorelli, publica un servicio titulado ‘Gran Logia Vaticana’, con los nombres de 121 prelados indicados como masones”, “el tímido y aislado Juan Pablo I está trabajando en la reforma del IOR, incluyendo la jubilación de sus jefes, pero no tiene tiempo de concluir. Al alba del 29 de septiembre es encontrado muerto en su habitación, oficialmente de infarto” (IG, 52-53).
Comentamos. Juan Pablo I había tomado decisiones importantes y arriesgadas. Por ejemplo, había decidido destituir al presidente del IOR y reformar íntegramente el banco vaticano, para que no se repitan experiencias dolorosas del pasado, que el papa Luciani sufrió ya de obispo y que de ningún modo quiere que se repitan siendo papa. Había decidido también tomar abierta posición, incluso delante de todos, frente a la masonería y a la mafia (Bassotto, 237-239; DDC, 55-58).
El 16 de octubre de 1978, con la elección del papa Wojtyla “en el Vaticano cambia el viento”, se produce “la fractura entre la orientación conciliar y la conservadora, considerada por los adversarios reaccionaria e integrista”, “la guerra de espías se agudiza” (IG, 53).
El ganglio tiene a Marcinkus en el punto de mira. Ha pasado más de un año de aquella mañana  en que el papa Luciani fue encontrado muerto en su lecho. Con el papa polaco, Marcinkus se encuentra a sus anchas (IG, 70).
El papa Woytyla lanza su ataque al comunismo en sintonía con la administración USA, que desde 1981, con Ronald Reagan, acentuará el acoso al bloque del Este. Las resistencias en la Curia, entre los promotores de la ostpolitik, son fuertes.
MFA evoca la historia de un compañero, Alí Ahmed Giama, muerto en circunstancias extrañas: “Al comienzo del verano de 1979, yo controlaba las salidas del Colegio Pangermánico por Vía Santa María del Anima, mientras el señor Giama controlaba las salidas del mismo colegio por Vía della Pace”, “era un ingeniero somalí que conocí meses antes en el Russicum (donde estuvo Nikodim, +5-9-1978), frecuentado por ambos”, “le pedí que colaborara, sin ponerle mucho al corriente”. El somalí murió carbonizado cerca de la plaza Navona. Primero se consideró homicidio: un caso de racismo (IG, 58). MFA pagó a un agitador mediático, Mario Appignani, para que en la plaza Navona reivindicara públicamente la memoria de su compañero, “matado por la indiferencia y el racismo”. Al final, se impuso la tesis del suicidio (IG, 58 y 60-61).
-Se le pagó al agitador mediático. ¿Quién financiaba eso?, pregunta Peronaci.
-“El dinero venía de Gran Bretaña. La masonería inglesa, la importante, la Gran Logia de Londres, quería que en la Curia se reforzara la línea progresista, para contrarrestar la línea más reacia y conservadora” (IG, 60).
Comentamos. El presidente del Banco Ambrosiano Roberto Calvi motivará así su adhesión a la logia P2: “En efecto di mi adhesión a la P2 de Licio Gelli…el cual se presentaba como hombre de iniciativas importantes como jefe de la Institución P2, y solía presentar sus iniciativas en el campo de los negocios como tomadas bajo la égida de la Gran Logia Madre de Londres”, “interrogado por la Comisión parlamentaria de investigación, Calvi admitirá ser masón, afiliado a una logia secreta que rechazará obstinadamente citar; al magistrado Guido Viola, Calvi hablará de graves consecuencias para él en caso de desobedecer a la Logia inglesa”  (Flamigni, 287). Sergio Flamigni, político y escritor italiano, parlamentario del PCI (1968-1987), ha participado en las Comisiones parlamentarias de investigación sobre el caso Moro, sobre la Logia P2 y Anti-Mafia.
Los encuentros para elegir prelados a seguir (es decir, a espiar) se tienen en el Trastévere en secretas estancias vaticanas: “Las primeras acciones pretenden debilitar la cúpula del IOR porque de allí sale la financiación querida por Juan Pablo II para Solidaridad, primer sindicato libre del mundo comunista, considerado un ariete en la guerra contra los regímenes del Este” (IG, 77-78).
En el verano de 1979, el ganglio aumenta la vigilancia sobre los recursos destinados al sindicato polaco Solidaridad. Los canales de financiación abiertos por el papa Wojtyla suscitan alarmas y preocupación en un sector creciente de eclesiásticos, un núcleo “contrario a la política anti-comunista del papa polaco”, “numerosos prelados” (IG, 110-111).
El ganglio no sólo tiene a Marcinkus en el punto de mira. Hay otros. Por ejemplo, el prelado checoslovaco Pavel Hnilica, a quien el ganglio detesta “por su actividad de recogida de fondos en función anti-soviética”, “era nuestra bestia negra” (IG, 81). Este prelado “enviaba financiación (a través de su fundación Pro fratribus, con sede en Grottaferrata) al núcleo radical polaco que se estaba formando en la Alemania federal” (IG, 84).
El ganglio vigila también a monseñor Deskur, “presidente de la Pontificia Comisión para las Comunicaciones sociales”, “íntimo amigo del pontífice, con el cual sabíamos que hablaba mucho por teléfono, sobre todo por la tarde”, “a través de Deskur nosotros informábamos al pontífice”, dice MFA.
-¿Se ha encontrado con él alguna vez?, pregunta Peronaci.
-“Pero figúrese! Nuestras acciones eran secretas. Por lo demás, estaba enfermo, iba en silla de ruedas” (IG, 90-91).   
Comentamos. El mismo día en que fue elegido Juan Pablo II, el arzobispo Deskur sufrió una embolia de la que se recuperó bastante bien, aunque desde entonces tuvo que desplazarse en  silla de ruedas. En la curia se decía de forma punzante: “Suerte que el Padre Eterno cayó en la cuenta, si no Deskur hubiese sido peor que Talleyrand, obispo, político, consejero y diplomático de reyes y zares”. Y también: “Si Deskur hubiera podido mantener la misma actividad que antes de la elección de Wojtyla, en el Vaticano no habría quedado ni Casaroli” (Domènech, 180).
En 1980 el Secretario de Estado Casaroli pidió al papa Wojtyla la oportuna remoción de monseñor Marcinkus de la presidencia del IOR, pero le respondió que, considerando la grave crisis en Polonia, “no podía ser”.
Marcinkus era intocable. Entonces, dice MFA, “pensamos implicarlo en un hecho de falso testimonio, en el que dos señoras de diversos ambientes, que no se conocieran entre ellas, pudieran acusarlo de molestias sexuales o de otra cosa. Consideramos algunas pertenecientes a la Soberana Orden de Malta”, “la elección de la Orden de Caballeros de Malta se hizo porque en esta asociación había personas inscritas con intereses contrapuestos a nosotros, como el abogado Umberto Ortolani, el doctor Macioce y el doctor Santovito”, jefe del SISMI (1978-1981) e inscrito en la P2.
Una pregunta: ¿intereses contrapuestos?, ¿en qué? El comunismo de MFA ¿es acaso creíble? También el agente del SISMI Mannucci Benincasa sostiene que Licio Gelli sería “un hombre del KGB, ligado al PCI, que comercia con los países del Este” (Flamigni, 400). Tareas de cobertura y despiste. Como dice Peronaci, “por la primera vez, son citados personajes que dirigen o están afiliados a la logia masónica P2. Su presencia en el trasfondo, debidamente ventilada, hace más convincente la acción de calumnia y descrédito”.
Sigue diciendo MFA: “Entre muchas otras señoras tomadas en consideración se nos dirigió a la baronesa Rothschild, en cuanto que su familia era frecuentemente consultada en asuntos financieros por la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica”, “no llegamos ni siquiera a contactar con la señora”, “desapareció el 29 de noviembre de 1980, mientras estaba con una amiga en las Marcas”, región del centro de Italia.
-¿Quién mató a la baronesa?, pregunta Peronaci.
-“Nosotros pensamos que era responsabilidad de la parte contraria, dice MFA. La otra parte sospechó de nosotros” (IG, 71-73).
Comentamos. Si el ganglio es un “núcleo oculto de oposición a la línea de la Santa Sede” (IG, 346), se deduce quién era la parte contraria.
Para intentar detener el flujo de dinero que se envía a Polonia, el ganglio lanza la voz de que el KGB quiere matar al papa:
“Fuimos nosotros quienes hicimos rebotar en Francia la voz de que el KGB quisiera matar al papa”, “información como siempre postiza y tendente a obtener, a través de la amenaza, el bloqueo de financiación a la célula radical polaca”, “para cerrar los grifos abiertos por Marcinkus y el doctor Macioce…el ganglio prefiere envenenar los pozos, utilizando al KGB como escudo”  (IG, 63 y 82).
Comentamos. El ganglio ve con preocupación creciente el flujo de dinero que el IOR envía al sindicato polaco Solidaridad. En realidad, lo peor se veía venir. El ministro de Economía italiano Beniamino Andreatta avisó al cardenal Casaroli, secretario de Estado, “hacia la Pascua de 1981”: “Pude expresarle mi preocupación por la conexión IOR-Ambrosiano”, “le dije al cardenal que temía que se llegase a situaciones análogas a las que se dieron en su momento entre Sindona y el IOR”. El mensaje del ministro fue este: “Libraos de Calvi lo más rápidamente posible” (Coen-Sisti, 150).
En la primavera de 1981, con ocasión de la presentación del balance anual del IOR, Casaroli se niega a aprobarlo, si no puede estudiar los documentos con antelación. Entonces Juan Pablo II cambia su posición en el asunto IOR-Ambrosiano. Según Flavio Carboni, brazo derecho de Calvi, sobre el asunto Calvi dijo el papa: “Que caiga todo. Dejemos que se encargue el cardenal Casaroli”. El 13 de mayo, el papa sufre el brutal atentado. El 20, Calvi es detenido. Ese mismo día se publican las listas de la P2. El ministro Andreatta diría después en el Parlamento el 8 de octubre de 1982: “El contencioso Ambrosiano-IOR es una de las causas fundamentales de la caída del Banco Ambrosiano” (Domènech, 190-191 y 213; DDC, 105-106 y 125).
Flavio Carboni declaró ante el juez Rosario Priore: “Hasta el momento de la detención de Calvi (20-5-1981), el Vaticano, plenamente consciente de la estrategia del Banco Ambrosiano, había apoyado la actuación del banquero, que le había aportado considerables beneficios. En la obstrucción de tal estrategia, Calvi situaba las causas del atentado contra el Papa”, “él no conseguía explicarse por qué tras su arresto  la actitud del grupo IOR, adoptando una línea común a la del cardenal Agostino Casaroli, había cambiado radicalmente en relación a él”, lo que era “contraproducente para los intereses del Vaticano” (Nicotri, 141; DDC, 253).
Pues bien, el ganglio se hace “cómplice del atentado al sumo pontífice y de manipular uno de los secretos más venerados de la cristiandad” (IG, 12), el secreto de Fátima. Eso sí, precisa MFA: “Queríamos cambiar el intento de homicidio en algo diverso, un aviso, un acto no mortal” IG, 99), “el ganglio se tomó la molestia de contactar a los idealistas turcos, es decir, a la organización paramilitar y filonazi de los Lobos grises de Agca” (IG, 94). MFA buscó pensiones y hoteles al agresor turco: “A la pensión Isa, así como al Arquímedes y al Ymca, telefoneé yo. Lo he escrito en la memoria dejada en la Fiscalía”, ”yo estoy aquí. No huyo. Si se quiere disponer una confrontación con el titular de la pensión Isa saben dónde encontrarme” (IG, 107-108).
-¿Cómo contacta el ganglio con los Lobos grises?, nos preguntamos.
-Backis, “en los años precedentes había sido nuncio en Turquía, y por tanto nosotros, en los ambientes  diplomáticos de ese país, teníamos contactos. A través de un sindicato de policía de orientación izquierdista, vinimos a saber que alguno estaba preparando el atentado. Obviamente, extremistas del lado opuesto ideológico. Entonces decidimos aprovechar la ocasión y difundir la voz de peligro para el papa en Francia”.
En el memorial no está escrito así.
-Entonces, ¿qué versión es la justa?, pregunta Peronaci.
-“Turquía, nosotros, Francia”, dice MFA.
-¿Y la secta sudamericana?  
-“No recuerdo el nombre, pero era una especie de secta de derecha. Propiedad, Tradición y Familia, algo así”, “fingimos ser seguidores y les ofrecimos nuestra disponibilidad. Ellos ponían los hombres, nosotros la logística. Insistimos en decir a los turcos que apoyábamos su proyecto, que el papa era golpeado por ser poco anticomunista”.
-Demasiado quizá….
-“No, poco! Debes tener en cuenta que el fanatismo islámico se colocaba en el área de la extrema derecha. Ellos aceptaron el contacto, fiándose, y ciertamente no han sabido nunca quiénes somos”.
Junto a la “pista búlgara”, desacreditada, está “la pista de matriz occidental”, también llamada “pista atlántica”. El juez Carlo Palermo en “Il quarto livello” (1996) y en “Il papa nel mirino” (1998) afirma que en el atentado al papa hubo “una complicidad criminal vinculada a ambientes de la masonería católica” (la Armada azul de Fátima y el grupo radicado en América Latina Propiedad, Tradición y Familia), “es la pista de matriz occidental,  con enganches en la masonería, en el terrorismo y en las mafias”, “si se quiere hacer la ecuación, Bulgaria es al KGB como Turquía es a la CIA”, “el ganglio en este caso se oculta detrás de una organización ultra y fanática, de derecha”. Un prelado de “rasgos orientales” se compromete a encontrarse con el terrorista en un apartamento en el centro de Roma, cerca de la plaza de España. El prelado “había prestado servicio diplomático en Brasil” (IG, 94-97 y 104).  
Si el atentado fue un aviso por parte del ganglio, Juan Pablo II no se dio por enterado. Dice MFA: “El 7 de junio de 1982 hubo un encuentro entre el pontífice y el presidente estadounidense Reagan, durante el cual veníamos a saber que se habían establecido nuevos acuerdos para mayores financiaciones al sindicato Solidaridad” (IG, 144).
Comentamos. Marcinkus lo niega, pero Flavio Carboni, brazo derecho de Calvi, lo confirma: “Por cuenta de monseñor Marcinkus –él lo desmiente, pero yo lo confirmo-, Calvi financió a Solidaridad. La última vez fue un pago de veinte millones de dólares que Calvi anticipó a través de una operación extranjero-extranjero (con respecto a Italia)”, “el dinero era depositado en Austria y Suiza por un sacerdote polaco vinculado a Lech Walesa; no quiero dar su nombre para que no termine como Popieluszco (sacerdote consiliario de Solidaridad asesinado por los servicios polacos). Únicamente diré que ese sacerdote está vinculado a Casimir Przydatek, uno de los polacos más influyentes en el Vaticano de Wojtyla” (Domènech, 184).
El ganglio intenta impedir el viaje de Juan Pablo II a Polonia (16-23 de junio de 1983), pero no lo consigue. Entonces, dice MFA, “se hizo un gesto a modo de códice o de aviso, con la complicidad de ciertos exponentes de la mala vida, un robo de cuadros pertenecientes a monseñor Ausiello, que creo tenía un cargo en la Secretaría de Estado”. La voz que se hizo circular fue ésta: “¿Habéis visto? Los del KGB se han vengado contra uno de los monseñores de la Secretaría de Estado”.
Comentamos. El ganglio utiliza la lógica de la pista búlgara que consiste en echar la culpa al KGB. El 31 de octubre de 1984, de acuerdo con las afirmaciones de Agca, el juez de instrucción Ilario Martella hizo público un documento en el que se inculpaba a seis personas como cómplices en el atentado contra el papa: tres turcos y tres búlgaros, entre ellos Antonov.  Sin embargo, el juez instructor Rosario Priore se ocupa del atentado (1985-1998) y las cosas cambian. El Tribunal de Primera Instancia de Roma, en noviembre del 86, dicta sentencia absolutoria a favor de los búlgaros “por insuficiencia de pruebas”. Agca había sido “dirigido” por servicios occidentales, los cuales le habían proporcionado nombres y costumbres de los funcionarios búlgaros a acusar. Agca “se equivocó en la descripción de la casa de Antonov, que sin embargo correspondía al piso de abajo, de Félix Morlion, un dominico al servicio de la CIA” (IG, 109; DDC, 196 y 200-204).
Es importante. Coincidiendo con el viaje de Juan Pablo II a Polonia, se produce algo mucho más grave que el robo de cuadros: el secuestro de dos chicas que no han vuelto a aparecer y la extraña muerte de un chico, previamente secuestrado.
El ganglio y el crimen organizado, dice Peronaci, constituyen un “vínculo decisivo en el desarrollo de los acontecimientos”, “la banda de la Magliana no es todavía una empresa económico-criminal en situación de monopolizar las actividades ilícitas de la capital, pero los jefes ya han dado prueba de saber moverse en un área gris, contigua a los poderes político, económico y eclesiástico” (IG, 65-66).


5. SECUESTRO DE DOS CHICAS Y UN CHICO


Con la muerte de la baronesa en noviembre de 1980, dice MFA, el ganglio se ve obligado a cambiar de estrategia: “Convertimos el papel de la baronesa en la elección de dos chicas y un chico” (IG, 81). La estrategia incluye la  manipulación del secreto de Fátima, con la evocación de los tres pastorcillos, Lucía, Jacinta y Francisco: “Convertimos el papel que habría correspondido a las dos señoras para presionar sobre Marcinkus en la elección de dos chicas jóvenes y un chico aún más joven, de modo que evocaran las figuras del episodio de Fátima. El uso de esta simbología extrema debía contribuir al condicionamiento de monseñor Hnilica, amenazándolo con revelar su actividad de financiación ilícita” (p. 73), “un eclesiástico nuestro había tomado el texto del tercer secreto  de Fátima de otro prelado de la Congregación de la Doctrina de la Fe” (IG, 338).   
Comentamos. El obispo Hnilica fue un fanático difusor del mensaje de Fátima. El 13 de octubre de 1990 celebró una misa “clandestina” en la basílica de la Asunción de Moscú, convertida en museo: “se ocultó detrás de un periódico y nadie se dio cuenta. En esta celebración, él pudo pronunciar la consagración del mundo y de Rusia a la Santa Virgen”, “sentí, dijo el obispo, que el comunismo es nada delante de Dios, que Dios hará el milagro de la transformación” (Lemaire,  29). Pero una cosa es la caída de la dictadura soviética y otra la conversión de Rusia.
La idea inicial de secuestrar dos chicas del Estado Ciudad del Vaticano se transformó “en una sola chica vaticana, mientras la otra debía pertenecer al Estado italiano”, “el secuestro de dos chicas (y un tercero menor, masculino) había sido propuesto por el ganglio para chantajear a Marcinkus”, “ahora, viene un ajuste. La hipótesis de secuestrar dos chicas queda en pie, pero en un escenario diferente. El móvil primario, que se va a poner por encima de la guerra sobre el IOR, viene a ser otro: calmar a Agca, hacerle saber que alguien está trabajando por liberarlo, conseguir que deje de acusar al bloque del Este” (IG, 133).   
El ganglio, comenta Peronaci,  “está concentrado en la batalla sobre el IOR, implicado en el crack del Ambrosiano. La comisión mixta Italia-Santa Sede está dividida en la perspectiva de un acuerdo con los bancos acreedores. El núcleo oculto está a favor de una transacción, que inevitablemente es muy onerosa para el Vaticano y que sanciona la derrota del presidente Marcinkus, del brazo derecho Macioce y de todo el entorno” (IG, 348).
En la comisión mixta estuvieron por parte vaticana el jurista y futuro ministro Agostino Gambino, el banquero Pellegrino Capaldo y Renato Dardozzi, el monseñor de cuyo archivo salieron las finanzas ocultas contadas por Gianluigi Nuzzi en su libro Vaticano Spa. Por parte italiana, Filippo Chiomenti, Mario Caetano y Alberto Santa María (IG, 230).
El ganglio estrecha un pacto con el  capo de la Banda de la Magliana,  Enrico De Pedis: “El interés del señor De Pedis, dice MFA, sería el de recuperar lo prestado al doctor Calvi, pero a esta operación se opondría monseñor Marcinkus”. En el secuestro de Emanuela “De Pedis fue envuelto en la acción, pero no a petición del jefe del IOR, sino de la facción opuesta, es decir, nosotros”, “el capo estaba interesado en recuperar el dinero prestado a través del Ambrosiano y el ganglio le hizo creer que el secuestro de dos chicas era un camino eficaz para convencer a los jefes del IOR a pagar” (IG, 150-152).
Comentamos. Flavio Carboni, brazo derecho de Calvi, es al propio tiempo miembro de la Banda de la Magliana, es “el ecónomo de la Banda”. Así lo declara Antonio Mancini, capo de la Banda de la Magliana, al fiscal de Roma, el 21 de abril de 1994 (Almerighi, 87).  
Como afirma un grupo de investigación suizo, “el secuestro fue confiado a De Pedis. Pero esto no explica nada. Los de la Banda nunca han trabajado gratis (y jamás para los servicios del bloque comunista, vistas sus relaciones ideológicas con la extrema derecha, con los servicios ‘desviados’ italianos y con los servicios americano-atlantistas, sin olvidar el mundo de la Iglesia reaccionaria). En el caso Orlandi, De Pedis ha realizado un contrato” (IG, 360).
Dice MFA: “Al entorno de monseñor Marcinkus se le hizo creer que el primer organizador del fingido secuestro era el empresario De Pedis, que además amenazaba asesinarlo por cuenta de entidades mafiosas. De aquí la elección del nombre Mario (Mario Aglialoro, alias Pippo Calò) y la llamada por teléfono de Pierluigi (primer telefonista) desde el restaurante de Torvajanica, frecuentado (como Marcinkus sabía) por personas del entorno del señor De Pedis” (IG, 163).
Según MFA, el 28 de junio Agca comienza su retractación sobre uno de los búlgaros a quien había implicado, “retractación parcial por conservarse ambas propuestas, la nuestra y la hecha por los servicios secretos (a finales de 1981, de liberarlo con el secuestro del hijo de un diplomático)” (IG, 246), “la idea inicial vino con la promesa a Agca de liberarlo con el secuestro de un diplomático cercano a los ambientes de la Ciudad del Vaticano” (IG, 167).
Sin embargo, el 8 de julio, el detenido Agca da una conferencia de prensa y se manifiesta contra el secuestro de Emanuela y a favor de la pista búlgara: “Yo estoy en contra de esta acción criminal”, “he cometido el atentado con la complicidad de Antonov, he estado muchas veces en Bulgaria. El atentado contra el papa fue organizado por el KGB” (Nicotri, 39-50; Fortichiari, 27-33; DDC, 236-237).
El 5 de julio, el Americano llama a la Sala de Prensa del Vaticano. Para acreditarse, explica que algunas importantes informaciones sobre Emanuela han sido dadas por otros elementos de la organización que él dirige y que define como “nuestros emisarios”: “Ulteriores elementos de prueba los conoce el ciudadano Orlandi Ercole a través de las informaciones de nuestros elementos que tienen por nombre Pierluigi y Mario” (Fortichiari, 24).
El 19 de julio, el Americano llama varias veces a la línea reservada en el Vaticano, código 158. Dice ser un “colombo” de la organización (Nicotri, 61), en alusión a Macioce, de los “Cavalieri di Colombo”, Caballeros de Colón. Finalmente, conecta con el cardenal Casaroli. Después llama a la agencia Ansa: “Dentro de una hora dictaré el último mensaje antes del vencimiento del ultimátum”.
El 20 de julio, el Americano llama por teléfono a don Ambrogio Fumagalli, prior de la comunidad benedictina de la iglesia de Santa Francesca Romana: “Llegando a la supresión del 20 de julio, no perdemos la esperanza en la voluntad de cuantos pueden adoptar un gesto último y resolutorio”. “El anónimo hablaba con un destacado acento latinoamericano”, dice el religioso. La expresión “llegando a la supresión” recuerda el ultimátum de las Brigadas Rojas en el caso Moro: “cumpliendo la sentencia” (Fortichiari, 43-44).      
El 24 de septiembre, una llamada a la agencia Ansa da a conocer un mensaje dejado en la iglesia de la calle Regina Margherita. El mensaje lleva una firma que aparece por primera vez, Phoenix: “A través de nuestros agentes hemos identificado cinco componentes entre ellos P y M. Uno de ellos ha cometido el error de jactarse de haber tomado parte en el traslado que ha sido muy simple y rápido con la ayuda de una persona amiga. El segundo acto – farsa turca – no se relaciona directamente con el primero. El traslado de la menor Emanuela Orlandi ha sido efectuado por otros fines”, “no estamos dispuestos a daros ulteriores particulares del asunto por comprensibles motivos logísticos. Los elementos deben contactar con su ‘conductor’ a fin de poder dar plena satisfacción a la petición del 6-9-83 del sr. Ercole Orlandi. En la eventualidad de una fallida o irregular obediencia de cuanto se ha pedido se cumplirá la sentencia”.
Es un aviso para P y M, esto es, para los telefonistas Pierluigi y Mario. Se ponen sólo las iniciales. En una de sus llamadas, el 25 de junio, Pierluigi dijo “tener dieciséis años y encontrarse con sus padres en el restaurante de una localidad marina”, “al fondo se oyen ruidos de vajillas, como si la llamada telefónica viniera del aparato de un local público” (Fortichiari, 19). La “farsa turca” no tiene nada que ver con el secuestro de Emanuela, que ha sido efectuado “por otros fines”.
Comentamos. Como veremos después, la voz del telefonista Mario la interpreta perfectamente  MFA con sus dotes no comunes de imitador. La voz de Pierluigi, dice MFA, era en realidad “la voz de una chica, considerada más adecuada para simular el timbre de voz de un menor” (IG, 320). En cuanto al ruido de vajillas, “fui yo personalmente a grabar el rumor de fondo en el local Pippo l’Abbruzzese” (IG, 235), el restaurante de Torvajanica frecuentado por De Pedis. En el mes de agosto aparecen también tres comunicados del “Frente de Liberación Turco Anticristiano-Turkes”, una sigla claramente postiza que pide la “liberación inmediata de Agca”. La petición de Ercole Orlandi  (6-9-83) a los secuestradores fue ésta: “Si Emanuela está aún viva, probadlo”. Si está muerta, “indicadnos el lugar donde encontrarla” (Pinotri, 74-75 y 89). Los “otros fines”, a nuestro modo de ver, son de tipo económico y tienen que ver con el asunto IOR-Ambrosiano.
El 27 de septiembre, el corresponsal en Roma de la CBS, Richard Roth, recibe una carta escrita a mano y enviada desde Boston. En ella se repiten las peticiones de liberación de Agca y de sus compañeros.
El mismo día llega otra carta enviada desde Phoenix (USA) a la redacción del telediario 2. En ella se dice que han decidido poner fin a esa “jactanciosa farsa turca” que ha durado mucho tiempo. Además dan un claro aviso de tipo mafioso:
“Pierluigi, es muy peligroso estar en ese restaurante con la espalda hacia la puerta, porque hay muchas corrientes de aire; un viejo amigo nuestro ha tenido un feo final delante de un plato de espaguetis. Queremos generosamente recordar a Mario que en el pinar hay mucho espacio para aumentar la vegetación. La persona amiga que ha traicionado puede remediar las propias culpas, porque es mejor una confesión hoy que la muerte mañana. A todos los elementos implicados les es útil recordar que en cualquier parte son localizables” (Nicotri, 95-96; Fortichiari, 92; DDC, 243-244).   
El grupo Phoenix amenaza a Pierluigi y a Mario. La referencia al restaurante hace pensar en Pippo l’Abbruzzese, el restaurante frecuentado por De Pedis en Torvaianica. La referencia al pinar remite precisamente al pinar de Castel Porziano.
-¿Quiénes están detrás del grupo Phoenix?, nos preguntamos.
-“El 27 de septiembre, dice MFA, algunos elementos del Servicio de Información de la Seguridad Democrática (SISDE) nos amenazaron de muerte con un comunicado Phoenix, citando el susodicho pinar”, “nosotros respondimos el mismo 27, pero de octubre, con una llamada telefónica al abogado Egidio, anunciando la ‘muerte’ de la Gregori”.
Dijo textualmente el Americano: “Mirella Gregori…Prepara a los padres, no existe ninguna posibilidad…Esto te lo digo…Sin embargo, de la Orlandi no te hablo y, si tú eres inteligente, puedes entender alguna cosa. Sobre la Gregori prepara a los padres, absolutamente…Entraremos en una fase próxima y devolveremos el  cuerpo, esto sí”. Este anuncio, según MFA, era un engaño (IG, 266-267).
Según MFA, la idea inicial era que en el momento oportuno Emanuela pudiera fingir una huida y volver a casa de sus padres. Pero esta huida “entraba en la hipótesis más optimista de que las presiones sobre el IOR y Agca hubieran funcionado. Desgraciadamente, quedó sobre el papel. El verano tocaba a su fin y la situación se volvía peligrosísima para las prisioneras”. Mirella seguía viviendo con su chico, Emanuela cambiaba de sitio: “Su rostro era conocido y había que tomar precauciones”, “según las fases de la investigación y los controles del territorio, pasaba de Monteverde a Torvajanica” (IG, 258). Monteverde es un barrio de Roma, junto al Gianicolo.
El 8 de octubre llega un nuevo mensaje del grupo Phoenix. Contiene otro aviso a los responsables del secuestro de Emanuela: “Es cosa nuestra poner fin a la situación Orlandi”. La expresión “cosa nuestra” es una clara referencia a la mafia (Fortichiari, 93-94).
Comentamos. En 1977, mientras Licio Gelli está reorganizando la P2, llega al boss de Cosa Nostra Stéfano Bontate – a través de su cuñado Giacomo Vitale, mafioso y masón- la propuesta de “introducir orgánicamente a la mafia en la familia masónica, mediante la constitución de una ‘sección reservada’ en la que serían inscritos los boss de mayor prestigio”, “la asociación mafia-masonería es plenamente operativa en 1979, durante la puesta en escena siciliana del secuestro de Sindona en el que participan mafiosos como Giacomo Vitale y Francesco Foderà”, “personajes en los que la dimensión masónica y la dimensión mafiosa vienen a juntarse en la maso-mafia” (Flamigni, 365-367).
Sigue la lucha sobre el asunto IOR-Ambrosiano. A la ya negrísima concatenación de hechos, se añade un “luctuoso suceso”. Dice MFA: “Servía una nueva mujer para influir sobre los trabajos de la Comisión que abordaba los hechos del IOR y que debería haber dado resultados el 30 de septiembre de 1983. Contactamos con una tal Paola Diener, por el hecho de que esta tenía un pariente que trabajaba en el Vaticano”. Su padre, de nacionalidad suiza, era guardián responsable del Archivo Secreto de la Ciudad del Vaticano.
La Diener, precisamente por la cercanía de su vivienda, debería ser “testigo” de hechos que presionaran a Marcinkus: “Para saber si la chica había informado a sus padres de la inicial y parcial propuesta que se le había hecho, pusimos un micrófono cerca de su vivienda. Y para acceder al edificio fingimos ser clientes de un estudio de acupuntura china, situado en la primera planta”, “la chica no dijo nada a su familia, pero en cualquier caso no nos pareció adecuada a nuestras expectativas”.
Sin embargo, el 5 de octubre de 1983, “sorprendentemente, nos enteramos por los periódicos de la imprevista muerte debida a una descarga eléctrica, mientras la misma estaba dentro de la bañera. Considerando el hecho absolutamente accidental, nosotros lo utilizamos para hacer creer que era obra nuestra, citándolo en uno de los comunicados”, “fotografiamos su rostro en la cámara ardiente y la mostramos a quien convenía”. El mensaje era este: “¿Veis qué cosas podemos hacer? Esa mujer la hemos matado nosotros” (IG, 258-260 y 328).   
Desde los primeros meses de 1983, dice MFA, preocupa al ganglio la proyectada visita de Juan Pablo II a Agca en la cárcel romana de Rebibbia, que tendría lugar el 27 de diciembre. Los efectos propagandistas serían nefastos, sobre todo si Agca no retiraba sus acusaciones al mundo del Este:
“En verdad, más que neutralizar tal riesgo, debe convertirse ese encuentro en valencia positiva, por lo que comenzamos a organizar lo que sería el fingido secuestro de la Orlandi y la utilización de un chico para ficticias acusaciones de pedofilia. En los meses siguientes elegiremos a Stefano, de doce años”, “hijo de un joyero de la calle Vittorio” (IG, 157 y 171), “hijo de Vittorio Coccia, el joyero de la calle Vittorio 351”. El adolescente, en noviembre de 1983, será contactado por MFA, como puede comprobarse en las actas de los carabineros que, investigando el incidente del pinar, habían indagado sobre las actividades anteriores del detenido.
En el contencioso IOR-Ambrosiano el ganglio elige el acostumbrado sistema: “chantajes privados”. A finales de noviembre MFA contacta con el hijo del joyero: “Inicialmente Stéfano servía para influir, con un testimonio ficticio y concordado, sobre la Antecámara papal, en cuanto en la misma se comentaba que podía haber dos prelados con tendencias pedófilas”.
“Buscábamos un jovencito, fue por tanto elegido en los edificios que miraban al Corso pero lo más cerca posible del puente, que evocaba el ‘suicidio’ del Presidente del Banco Ambrosiano, doctor Calvi, también cercano a la Ciudad del Vaticano”, “nos limitamos a filmarlo ocultamente” (IG, 273-275).
Interrogado en marzo de 1984, un asustadísimo Stéfano reconocerá al fotógrafo y dirá haberlo encontrado en Monteverde, año y medio antes, cerca del negocio de peluquería de la madre, sin hablar con él, y que en aquella ocasión perdió la agenda, motivo por el cual el desconocido tenía su número de teléfono. En junio de 1984, el chico rectificará: “Tuve miedo de los carabineros, supe que un niño había sido matado y me asusté. La verdad es que, en noviembre de 1983, mientras miraba un escaparate de juguetes cerca de la joyería de mi padre, se acercaron dos jóvenes, un hombre y una mujer. Eran las siete de la tarde. Me dijeron que trabajaban para una revista y me preguntaron si estaba dispuesto a dejarme fotografiar, porque era guapito”, “me pidieron el número de teléfono y lo escribí en un trozo de papel. El joven me dio el suyo. Después fui al negocio y conté lo que había sucedido. Mi padre hizo añicos el papel y me recomendó que no escuchara a los extraños. No vi más a aquella pareja. Después recibí una llamada con una voz masculina y madura, que me preguntó si era Stefano y yo respondí que sí. Él colgó el auricular” (IG, 191-192).  
Una pregunta: ¿Al ganglio le preocupa que Agca retire sus acusaciones al mundo del Este o que se resuelva el contencioso IOR-Ambrosiano? En mayo de 1984 el Vaticano decide pagar más de 240 millones de dólares a los a creedores del Ambrosiano.
Dice MFA: “En una de las cartas de Boston hicimos constar que todas las reclamaciones debían ser acogidas no más allá de mayo de 1984. Contrarios a la devolución eran Marcinkus, De Bonis y casi todos los dirigentes. A mi parte no interesaba tanto se devolvieran las deudas contraídas con el Banco Ambrosiano, cuanto que fuera derrotada la línea política dirigente contraría a nosotros”.   
El ganglio presiona también sobre monseñor Giovanni Cheli mediante un montaje filmado en Castel Porziano: “En el otoño de 1983, dice MFA, pagamos al padre de un nómada de 12 años por autorizarnos a filmar a su hijo por exigencias cinematográficas”, “al chico rumano se le puso una pistola 357 Magnum a la cabeza y tras el disparo cayó a tierra, fingiéndose muerto. En la escena aparecía un falso sacerdote. Tal montaje servía para presionar a monseñor Cheli, a quien considerábamos un obstáculo para la devolución de fondos que los empresarios de la mala vida habían prestado al Banco Ambrosiano-IOR. En 1983 estaba relacionado con la Pontificia Comisión para la Pastoral de Migrantes, que entre otras cosas se ocupaba de los derechos de los nómadas” (IG, 287).
El ganglio usó también la pedofilia como arma de presión. Dice MFA: “Recuerdo que una pieza de vestuario de la Gregori fue escondida en los locales de la Pontificia Comisión de Migrantes, donde estaba la secretaría del pro-presidente. Esta colocación remonta al 1985”, “recuerdo también que una segunda pieza de vestuario de la Gregori fue puesta en el edificio de via dell’Erba, donde tenía su sede una organización presidida en el pasado por el cardenal Sergio Pignedoli y después por monseñor Jadot. La colocación en ese despacho eclesiástico pretendía ser un aviso”.
“En vía dell’Erba, nº 1, tenía su sede el Secretariado para los no cristianos, que después se llamó Consejo para el Diálogo inter-religioso, al frente del cual trabajó hasta su muerte el cardenal Pignedoli, figura de relieve, apoyada por el ala progresista, papable en el cónclave que eligió a Luciani”. Pues bien, “en esos locales y en otros de competencia del cardenal Pignedoli se habían conservado numerosas fotografías, cerca de 15.000 diapositivas, tomadas a chicos y chicas, adolescentes y jóvenes. La edad iba de 16 a 30 años. Aquí insertamos algunas diapositivas de la Orlandi y de la Gregori”.
La cuestión es ésta, dice Peronaci. MFA “está hablando de un archivo de millares de imágenes cuya custodia y utilización configuraría la existencia de una especie de central pedopornográfica a dos pasos de San Pedro”. Entonces ¿los progresistas Pignedoli y Jadot eran cómplices de ese tráfico o las imágenes habían sido colocadas en esos despachos para enredar, para derrotar a las fuerzas favorables a la renovación de la Iglesia? En cualquier caso, “las preguntas sobre las presuntas 15.000 fotos de adolescentes amontonadas en armarios de propiedad eclesiástica suscitan ansia, levantan dudas”.
Una última duda, al respecto:
-“Los vestidos de la Gregori fueron colocados en cuatro sedes: dos religiosas, como he puesto en el interrogatorio verbal, y dos laicas”, dice MFA.
-¿Cuáles?
-“No lo recuerdo” (IG,  263-265)


6. LA MUERTE DEL NIÑO JOSE GARRAMON


20 de diciembre de 1983. Son las 19:20. En el pinar de Castel Porziano se oye un golpe seco. El cuerpo de un chico, lanzado al aire, hunde el parabrisas de un furgón Ford Transit matriculado en Roma R01011 y rueda al margen de la calle. Cargado sobre una ambulancia llamada por el chófer de un autobús, el chico entra cadáver en el hospital. Es José Garramón (en la foto), 12 años, nacionalidad uruguaya, hijo de María Laura Bulanti y Carlos Garramón, diplomático, delegado en la sede romana de la ONU y comprometido en la elaboración de planes y programas contra el hambre y la pobreza en Latinoamérica.
“A bordo del furgón, dice MFA, yo iba con una chica alemana”, “tras el incidente, la chica alemana y yo nos dividimos. Ella alcanzó corriendo, pasando por el pinar, el camper donde Emanuela estaba vigilada por otra chica nuestra, un poco mayor. Temía no encontrarlas, sin embargo no se habían enterado de nada. La alemana se puso al volante y se llevó el camper. No fue a Monteverde, sino a los establecimientos De Laurentis, un lugar que nosotros conocíamos bien, el mismo donde años después escondí la flauta” (IG, 290).
Dejando el cuerpo del niño al margen de la calle, MFA “abandonó el furgón en un lugar poco distante y escondió las máquinas fotográficas en un seto” (IG, 282), fue a Roma en autobús y en plena noche volvió de nuevo al pinar con una amiga suya, Patrizia De Benedetti. Había decidido dejarse arrestar, lo que sucedió a las 4:00.
Según informa la periodista Angela Moreno, “la autopsia establecerá que el chico ha sido golpeado por el furgón mientras corría y estaba de espaldas. ¿De quién huía?” (Il Tempo, 22-12-2014).
María Laura, la madre del niño, anuncia un recurso a la Corte europea de derechos humanos: “Desde que se abrieron las investigaciones contra desconocidos por el rapto y muerte de José, la fiscalía de Roma no ha hecho nada, la inercia es total. Me cuesta dar este paso contra Italia, pero aquí no he tenido justicia”, “ya el proceso contra MFA estuvo lleno de agujeros, desapareció la autopsia hecha a mi hijo” y sobre todo hoy, “de la Fiscalía me dicen que sería inútil presentar rogatorias, en cuanto que no tendrían buen fin. Pero a mí no me convence”, “me pregunto por qué no se hace una petición formal de colaboración al Vaticano, donde, por mi parte, me han asegurado su voluntad de hacer luz”.
Al término de la audiencia general, el papa Francisco saludó a María Laura y le preguntó cómo iban las cosas. El papa quería saber qué asistencia le estaba dando el Vaticano, a través de los órganos por él encargados de hacer luz sobre la muerte de su hijo (Corriere della Sera, 21-5-2014).
María Laura, la madre de José Garramón, pide justicia: “O se aclara la muerte de mi hijo o voy a Estrasburgo”, “nosotros, a pesar de la presencia en Italia de nuestro abogado, no hemos sabido nada del proceso de Casación, del cual se ha ocupado, tutelando al imputado, un famoso abogado que entonces era consultor del Secretario de Estado”. El papa Francisco, dice la madre, “me está muy cerca espiritualmente” (Il Tempo, 22-12-2014). Un dato a tener en cuenta: la abuela del niño vive en Montevideo cerca de la villa de Licio Gelli, que fue jefe de la logia P-2. La madre de José está convencida de que “la extraña coincidencia tiene que ver con la muerte de su hijo”
En la Fiscalía de Roma está pendiente desde noviembre de 2013 la petición de audición testimonial de monseñor Pierluigi Celata, vicecamarlengo, y del cardenal Audrey Backis.
MFA pide que se indague por qué el niño estaba en el pinar, quién le había llevado y quiénes son los autores del comunicado Phoenix: “Si yo tengo que amenazar de muerte a alguien puedo decir: te estrangulo, te acuchillo, te pego un tiro, te meto en un pilar de cemento…Pero en un pinar nunca, no pienso en ello”. MFA da a entender que el “trabajo sucio” de raptar al niño en el EUR, al salir del peluquero, fue encomendado a la “mala vida romana” (IG, 286).
Algunas preguntas: ¿por qué el chico estaba allí y no en casa, con su mamá, tras haber ido al peluquero, dos horas antes?, ¿cómo ha llegado a Castel Porziano? Son preguntas que la Fiscalía de Roma, en junio de 2013, ha considerado necesario responder, declarando reabierto el caso Garramón (IG, 274-278). Otras preguntas: ¿por qué, en aquella avenida inmersa en la oscuridad, el chico corría desesperado en el instante en que pasó el furgón?, ¿pedía ayuda, pero no fue visto?, ¿se había liberado de alguien? Ciertamente, no había llegado solo. MFA atropella a un chico previamente secuestrado ¿se puede pensar que el incidente ha sido meramente casual?, ¿de qué huía el chico?, ¿MFA no sabe por qué el chico estaba en el pinar?, ¿cómo explicar la desaparición de la autopsia?
Se da la circunstancia de que el chico estaba inscrito en el mismo colegio (misma dirección, titularidad distinta) donde MFA hizo la enseñanza elemental. Además, su padre es diplomático: “trabajaba en una entidad internacional, lo que podría remitir a la promesa, hecha a Agca a finales de 1981, de liberarlo mediante el secuestro del hijo de un diplomático” (IG, 284 y 289).
Otro caso. Caterina Skerl, llamada Katy, de 16 años, estudiante del centro artístico de vía Giulio Romano. Su cuerpo fue encontrado la mañana del domingo 22 de enero de 1984, en una viña de Grottaferrata. El fallecimiento, que se remonta a la tarde anterior, fue causado por estrangulamiento con la correa del bolso en el que Katy llevaba guantes, bufanda y jersey, para ir el día después a la nieve con una amiga. Katy es “hija de Peter, director de cine con alto contenido erótico”.
Dice MFA: “Tanto el joven Garramón como la Skerl nos parecieron dos respuestas al hecho de haber nosotros implicado adolescentes para que testimoniasen, si bien falsamente, contra miembros de la otra parte”, “a la Skerl la ha matado cualquier laico criminal vinculado al Vaticano, por intereses económicos. Estaba aún pendiente el dinero del Ambrosiano, que la nomenclatura del IOR, con Marcinkus a la cabeza, rechazaba entregar” (IG, 293-294), “tras la muerte de Garramón y de la Skerl, la contraparte aceptó nuestras reclamaciones. Nosotros obtenemos los resultados que más queríamos: Marcinkus vencido y el IOR obligado a pagar, el proceso querido por Martella arruinado y los búlgaros libres” (IG, 300).
¿Quiénes son los miembros de la otra parte? Si el ganglio es “núcleo oculto de oposición a la línea de la Santa Sede” (IG, 346), se deduce quiénes son.


7. VERIFICACION NECESARIA


La dificultad para los magistrados consiste en “la valoración de la credibilidad” de MFA. El conocimiento de tantos sucesos, no todos de dominio público, ¿deriva de una directa implicación o podría ser fruto del estudio de documentos, libros, periódicos? La verificación es necesaria, “el examen comparado de las declaraciones y de los hechos”, “la verificación de los numerosos hechos sucedidos en la santa Iglesia Romana”.
La flauta se parece, pero ¿es la de Emanuela? Tiene número de matrícula (si bien parcial, se lee un 3 y un 6). En la cavidad de la flauta se han encontrado huellas de saliva infinitesimales, que no permiten extraer el DNA para compararlo con el de los familiares (IG, 78-80).
Comentamos. La flauta, que MFA presenta a los jueces, puede ser la de Emanuela. Ahora bien, si no es por muerte, ¿por qué la chica habría de separarse de su flauta?
Sobre la prueba de la voz, los indicios son serios, pero un área de indefinición permanece: “Timbre y tono se asemejan a los del así llamado Americano (autor de 36 llamadas y mensajes en el periodo julio-septiembre de 1983), pero una pericia fónica, teniendo en cuenta los cambios de voz que pueden producirse en el arco de vida de una persona, no pueden conducir a la certeza absoluta” (IG, 80). Según MFA, “pretendía ser una parodia del abogado Macioce, hombre fuerte del IOR” (IG, 321), el telefonista encargado de efectuar esas llamadas “se inspiraba con la voz en el doctor Macioce” (IG, 249).
Un trozo de conversación se ha hecho público. Hablan el Secretario de Estado y el Americano. La confrontación entre las voces de MFA y del Americano están en un audio realizado por Corriere.it (IG, 322).
La voz del segundo telefonista, Mario, fue registrada por los Orlandi. En uno de sus encuentros, MFA le pidió a Peronaci que dejara el móvil en el suelo, para estar seguro de que no grababa, resopló varias veces, estiró el diafragma, se frotó la nariz soplando, cerró los ojos para concentrarse y comenzó a hablar velozmente:
-“Allora, signor Orlandi, me stai a sentì?...Tu fija ha detto che se chiama Barbarela, che è stuffa  de ‘sta vita piatta, che vole annarsene pe’ conto suo pe’ quarche tempo”.
-“Impresionante. El mismo timbre. El mismo intercalar del que se llamaba Mario, cuya voz registrada la he escuchado más de una vez”, dice Peronaci.
Siendo de un miembro de la mala vida, su hablar debía aparecer “sucio” y analfabeto. Mario, “en la misma llamada, cita la Orlandi, la Gregori y Stéfano” (IG, 236-237).
El 25 de julio de 1999, “buscando hacer fortuna en USA”, MFA muestra sus dotes no comunes de imitador. Hace de sosia del actor italiano Roberto Benigni y lo hace con éxito. Se le llama “The impostor”. El 24 de agosto dice el Corriere della Sera: “Vaya donde vaya, The impostor triunfa”, “su imitación de Benigni es tan impecable que nadie sospecha el truco” (IG, 311-312).
En el libro “Segreto criminale” (2010), escrito por la periodista Raffaela Notariale, Sabrina Minardi (ex amante de De Pedis) revela que, a petición del boss, fue a la explanada que está encima del Gianicolo y recogió en coche a una chica que un tal Sergio le acababa de entregar. En el trayecto  a lo largo de la “vía de las cien curvas”, antes de llegar a la gasolinera del Vaticano donde la dejó en manos de un hombre con hábitos talares, la Minardi escuchó algunas frases de la joven sentada atrás: “Dijo llamarse Emanuela. Estaba aturdida, confusa. Lloraba, reía. Le habían cortado el pelo de manera obscena. Arrastraba las palabras, nombraba a un tal Paolo y me preguntó si la estaba llevando a él”. MFA dice haber utilizado ese nombre, también utilizaba “hábitos talares” (IG, 253 y 371).
MFA ha dado a entender que fue Eleonora Cecconi, su ex mujer, no conociendo la gravedad de los hechos, quien envió desde Boston, en la segunda mitad de 1983, las famosas cuatro cartas con la petición de cambio Agca-Emanuela. Eleonora dijo a los carabineros que investigaban la muerte de José Garramón que ella no sabía nada, porque se encontraba en el extranjero:
“Me encontraba en Boston, en casa de mi hermano Alejandro, que desde hace siete años está en América por motivos de estudio”, “allí estuve del 20 de noviembre al 22 de diciembre de 1983”, “estuve también del 2 de agosto al 10 de noviembre de 1983, ininterrumpidamente”.
La pericia grafológica precisó que la carta enviada desde Boston el 27 de septiembre y la encontrada en un furgón de la RAI en Castelgandolfo el día 4 del mismo mes “habían sido escritas por la misma mano” (Nicotri, 96; DDC 242-245).
Según Peronaci, “hay simetría entre la difusión de los mensajes Phoenix-SISDE y la llegada de las cartas de Boston”. En realidad, “tras la firma Phoenix –circunstancia revelada por Pietro Orlandi, que la tomó del agente Giulio Gangi- había ambientes del SISDE, quizá en conexión con elementos de la masonería, como se puede deducir de una repetida expresión: irregular obediencia” (IG, 330).
Comentamos. El SISDE, Servicio para la Información y la Seguridad Democrática, entonces el servicio secreto civil italiano, aparece desde el principio en el asunto de la desaparición de Emanuela. El día 26, hacia las 23’45, se presentan en casa de los Orlandi dos agentes del SISDE.  Son Mario Vulpiani y Giulio Gangi. “Me dijeron que eran del SISDE  y que investigaban la trata de blancas”, comenta Ercole, el padre de Emanuela. La “trata de blancas” es una pista que aleja al secuestro del contencioso IOR-Ambrosiano y que, por tanto, despista y desvía la investigación.
Curiosamente, los agentes ya estaban antes del secuestro en la pista de Emanuela y uno de ellos no dice que la conocía: “Vulpiani dijo que era originario de Torano, el pueblecito de nuestras vacaciones de verano, y Gangi añadió que también él frecuentaba Torano. Esta coincidencia con el pueblo de nuestras vacaciones me impresionó mucho, pero no tenía ningún motivo para sospechar”, “sin embargo, Gangi no me dijo que en Torano había conocido a Emanuela ni que allí había conocido mucho a mi sobrina Mónica; noté sólo que mi cuñado Mario, cuando lo vio fuera de los escalones de casa, en la plaza de San Egidio, exclamó: ¡Ah, eres tú!, y entendí que los dos se conocían”.
Los agentes dijeron que era necesario aplicar al teléfono un aparato para registrar las llamadas y así lo hicieron. Después pidieron echar un vistazo a la habitación y a las cosas de Emanuela, incluidos sus diarios. Más que un vistazo, fue un verdadero registro, que se repitió en días sucesivos. “Si se llevaron algo, yo no lo puedo saber... Obviamente me fiaba, nadie los controlaba, nosotros estábamos desesperados y teníamos algo muy distinto en la cabeza”, afirma Ercole Orlandi (Nicotri, 31-37; Fortichiari, 7-22; DDC, 234-235).
Una atenta lectura de los comunicados del grupo Phoenix manifiesta que muchos términos usados “son claramente masónicos”. Por ejemplo, “irregular obediencia”, también la expresión final “Order NY-ADC”. Y las cuatro piedrecitas encontradas en septiembre de 1983 en el interior de un sobre amarillo tienen significado masónico (Roberto Calvi fue encontrado con piedras en el bolsillo), “si no se sigue esta pista, la única que prácticamente nadie ha seguido, el caso Gregori-Orlandi permanecerá por siempre sin solución” (IG, 362).
La extraña confesión de MFA surge al comienzo del pontificado de Francisco. La cuestión es: ¿por qué entonces? En su artículo “L’ombra di Emanuela Orlandi sui cambi di papa Francesco ai vertici del Vaticano” (apocalisselaica.net) Moreno D’Angelo comenta un hecho reciente que ha pasado desapercibido. Pierluigi Celata, nombrado vicecamarlengo por Benedicto XVI el 23 de julio de 2012, ha sido relevado el 20 de diciembre de 2014 por Francisco.
El nombre de Celata aparece muchas veces en el memorial de MFA y aparece “como cercano a los intereses del ganglio” (IG, 320). Al parecer, el nombre del primer telefonista que llamó a casa Orlandi, un tal Pierluigi, fue elegido por los secuestradores para reclamar el papel tenido en ese periodo por monseñor Celata, estrecho colaborador del cardenal Casaroli.
Un informe secreto, con fecha de 14 de noviembre de 1983, que se conocerá sólo doce años después, analiza los mensajes sobre la desaparición de Emanuela recibidos entre el 5 de julio y el 24 de octubre. El informe fue redactado en gran parte por Vincenzo Parisi, entonces director en funciones del SISDE, servicio secreto civil italiano.
Según el informe, son, en total, 34 mensajes. De ellos, 6 proceden seguramente de mitómanos, 4 son de difícil atribución, 8 comunicados (cuatro cada uno) son firmados por dos supuestos grupos (Frente Turkes y Phoenix), los 16 restantes “provienen con mucha probabilidad del grupo que ha realizado y gestionado directamente el secuestro, o bien que ha conseguido ponerse en contacto con los verdaderos responsables de la desaparición de Emanuela Orlandi”.
El análisis de las 16 comunicaciones, atribuidas a los presuntos secuestradores de Emanuela, permite pensar que “casi seguramente han sido producidas por una misma mente”. El informe traza un retrato robot del director del secuestro: “Extranjero, verosímilmente de cultura anglosajona; nivel intelectual y cultural elevadísimo; conocedor de la lengua latina y, sucesivamente, de la italiana; perteneciente (o inserto) en el mundo eclesial; formalista, irónico, preciso y ordenado en el modo de comportarse, frío, calculador, lleno de sí, seguro del propio rol y de la propia fuerza, sexualmente amorfo; ha vivido largo tiempo en Roma, conoce bien sobre todo las zonas de la ciudad que representan algo para su actividad; bien informado sobre las reglas jurídicas italianas y sobre la estructura logística del Vaticano”  (Fortichiari, 101-105; Nicotri, 178-180; DDC, 245-246).
La mayoría de los rasgos (incluyendo el de extranjero, pues el Americano finge un acento extranjero), encaja bien con la personalidad de MFA. También encajan con su personalidad los 6 mensajes que el informe atribuye a mitómanos.
Los mensajes escritos remiten a Eleonora Cecconi, ex mujer de MFA.
Encaja también con la personalidad de MFA lo que comenta Pino Nicotri en su libro “Mistero vaticano”: “fantasmales secuestradores”, “caricaturesco comunicado” (pp. 62, 65 y 66), la “puesta en escena” que hacen (pp. 84, 88, 90 y 100), el “aparato escenográfico” (p. 58), los “mensajes” que son una parodia (p. 97), el “montaje” de una supuesta tortura de Emanuela (p. 59). Concuerda con el memorial de MFA lo que el Americano dice al abogado Egidio el 26-9-1983: “Hasta ahora ha habido víctimas creadas con incidentes que parecían incidentes”, “ahora comienza una nueva fase, empezaremos devolviendo el cuerpo de la Gregori y después empezaremos a crear supresiones en las que se puede verificar nuestra clara presencia” (pp. 93-94). Asimismo, el Americano se define como “colombo” de la organización (p. 61) en alusión al hombre fuerte del IOR,  Macioce, “cavaliere di Colombo”, caballero de Colón. Según el abogado Egidio, el Americano es “un hombre hábil, un cerebro sutil, conocedor de cuestiones jurídicas y también eclesiásticas” (p. 88).  
El periodista Pino Nicotri da una nueva versión en sus libros “Emanuela Orlandi, la verità” (2010) y “Triplo inganno” (2014). Según él, Emanuela no fue secuestrada, sino que fue víctima de un abuso sexual con final trágico por parte de una persona bien conocida, de la cual se fiaba sin poder imaginar sus verdaderas intenciones. El culpable hubiera podido ser identificado si las investigaciones no se hubieran cebado primero en la pista del “secuestro político” y, 22 años después, en el “secuestro de la mala vida”. Los aparatos vaticanos e italianos lanzaron los despistes, que han servido para cubrir a alguien muy alto en el Vaticano. Nicotri centra en 18 puntos la responsabilidad del Vaticano, si no en la desaparición de Emanuela, sí en ocultar lo sucedido.
El periodista apoya su teoría del “abuso sexual” en lo que le comunicó por teléfono el abogado Egidio (+2005): “No se trató de un secuestro, sino un drama mucho más banal”. Egidio no precisó más, aunque afirmó que “los padres no saben lo que hacen las hijas de esa edad” (Blitz quotidiano, 28-2-2012). En realidad, nos sorprende la nueva versión de Nicotri. Como es sabido, el abogado fue “impuesto por el SISDE a las familias Orlandi y Gregori” (IG, 352).
El 22 de julio de 1983 la familia Orlandi anuncia que, en adelante, todas las comunicaciones relacionadas con el caso deben hacerse al abogado Gennaro Egidio. Diez años después, Ercole Orlandi dirá que el nombre del abogado se lo había sugerido el agente del SISDE, Gianfranco Gramendola, el cual lo desmentirá. Sin embargo, Ercole replica: “Para demostrar que es verdadero lo que digo, bastaría verificar que nosotros no hemos pagado ni una lira, y que la cuestión económica ya estaba arreglada antes de que me hicieran firmar el documento preparado por el SISDE para el nombramiento del abogado”.
El 25 de julio de 1983 el diario La Stampa recuerda que el abogado Egidio, experto en cuestiones financieras y en derecho internacional, ha sido consejero del IOR en la corte de Londres por la quiebra del Banco Ambrosiano. Un mes antes, ante el tribunal inglés, el abogado Egidio había asistido a Ugo Flavoni, anticuario romano que se hallaba en apuros. El 18 de junio de 1982, el día en que Calvi apareció ahorcado, el empresario sardo Flavio Carboni se encontró con el anticuario en el aeropuerto londinense de Gatwick para entregarle la cartera de Calvi, llena de documentos importantes, y un manojo de llaves (Piazzesi-Bonsanti, 187; Almerighi, 139-140; DDC, 239).
La juez instructor Adele Rando definirá “arbitrario e instrumental” el acercamiento del caso Gregori y del caso Orlandi, y expresará “el fundado convencimiento” de que el móvil político-terrorista había sido en realidad “una hábil operación de disimulación del efectivo móvil del secuestro Orlandi”, un “móvil probablemente destinado a permanecer desconocido” (Sentenza istruttoria del giudice istruttore Adele Rando, 19-12-1997; p. 90; Nicotri, 117).
Según el profesor Francesco Bruno, colaborador del SISDE y consultor del ministerio del Interior italiano, la desaparición de Emanuela sirvió para lanzar un nuevo aviso al papa. Lo mismo sucedió con el atentado: “Enseguida se vio claro que el atentado debía servir de advertencia y que venía del Occidente, no del Este”. Pero Wojtyla no se dio por enterado. Entonces “los mismos que habían armado la mano de Agca inteligentemente proyectan la única acción capaz de condicionarlo: raptar a Emanuela Orlandi”, “ha sido asesinada inmediatamente después del secuestro”, “sólo con la supresión inmediata de Emanuela tras el secuestro se explica por qué los raptores no han dado nunca alguna prueba de que estuviera viva”, “se puede imaginar que hayan intervenido elementos de la banda de la Magliana, cuyos componentes terminan después asesinados. Como Enrico de Pedis, que – mira por donde –está sepultado en una iglesia. En la iglesia adyacente a la escuela de música de Emanuela” (Nicotri, 190-191; Fortichiari, 190-193 y 270-271; DDC, 248-249).


8. NI EL PAPA NI EL MAGISTRADO


Volvemos al caso de Emanuela. El 27 de mayo de 2012 el alcalde de Roma, Gianni Alemanno, desenrolla una foto gigante de Emanuela en la plaza del Campidoglio. Entre otros, toma la palabra Walter Veltroni, primer firmante de una pregunta parlamentaria sobre el caso de la sepultura de De Pedis en San Apollinare. Cerca de mil personas se presentan en la plaza de San Pedro para pedir “verdad y justicia”. El papa Ratzinger no pronuncia el esperado saludo a los participantes. Al final del Angelus, los manifestantes gritan repetidamente: ¡Vergüenza!
A mediados de 2012, Pietro y Peronaci contactan con un obispo que ha estado cerca de Juan Pablo II. Les dice: “Yo sé quién ha secuestrado a Emanuela…Es un sistema, una trama de poderes”, “queridísimo Pietro, has hecho una obra de verdad sagrada. Ahora, gracias a ti, puede venir la renovación de la Iglesia. No te detengas”, “del caso de Emanuela puede venir el impulso para contar otros hechos de la vida vaticana. Me crea, yo conozco bien los de los últimos treinta años, y no todos son recomendables”. Peronaci le pregunta:
- Excelencia, ¿quiere contar todo eso en una larga entrevista?
- “Soy anciano, sabe, no busco publicidad….”
En el mismo periodo Pietro contacta con otra personalidad eclesiástica para pedirle el apoyo del papa Ratzinger:
- “La gente quiere verdad y justicia, excelencia. La petición a su Santidad ha sido firmada por 80.000 personas, ¿se da cuenta?”.
-“La gente, querido Pietro, ¿qué es la gente?”, responde el alto prelado (IG, 238-239).
Pasado más de un año desde la elección del papa Francisco, Pietro Orlandi, tras la viva esperanza inicial, siente una cierta desconfianza. Algunos trozos de la entrevista titulada “Bergoglio me ha decepcionado, Emanuela sigue siendo un tabú” revelan una fuerte desilusión:
“Poco después de la elección lo encontré delante de la parroquia de Santa Ana, en el Vaticano, y me dijo: ‘Ella está en el cielo’. Solo esto. Se me heló la sangre. En aquel momento pensé que quizá hubiera una apertura tras el muro de silencio de Wojtyla y Benedicto XVI. El mero hecho de que un papa nombrara a Emanuela para mí era importante”, “le he pedido encuentros y explicaciones de aquella frase pero no he tenido respuesta, ha habido una cerrazón total”, “el papa telefonea a muchas personas, es muy cercano a la gente, pero no llama a mi madre que está a cien metros de distancia” (affaritaliani.it, 19 mayo 2014). Según otra versión, el papa le dijo a Pietro: “Si estuviera en el cielo”, en vez de “Ella está en el cielo”.
El 22 de junio de 2013, en el 30 aniversario de la desaparición de Emanuela, un millar de personas recorre las calles que van desde la plaza de San Apollinare hasta San Pedro, el mismo recorrido que hubiera debido hacer Emanuela para volver a casa. En la plaza de San Pedro, vigilia de oración con antorchas y linternas: “circulan voces sobre el intento del papa Francisco de bajar a saludar, o enviar un representante. Ningún eclesiástico se presenta. Esa tarde el pontífice argentino había renunciado a presenciar el concierto por el Año de la Fe”, “según fuentes bien informadas, la deserción del evento musical se relaciona con la disensión con la Secretaría de Estado sobre su voluntad de aparecer en la velada del caso Orlandi” (IG, 380-381).
Comenta María Laura: “Fui a la marcha del 30 aniversario con mi marido y doy fe que allí en ningún momento se esperó la presencia del Papa ni de ningún delegado”.
Fuentes fidedignas atribuyen la ausencia de Francisco al concierto, donde estaban presentes todos los nuncios, al hecho de que un rato antes el nuncio Bolonek, que estuvo varios años en Uruguay, le hizo saber que monseñor Gian Battista Ricca, designado por el papa para representarlo en el IOR, era una persona involucrada en clamorosos escándalos con su pareja gay, ex guardia suizo, durante su estancia en Uruguay. El disgusto del papa había sido enorme, porque se lo habían ocultado cuando pidió informes.
Pietro critica también a los magistrados:  “Emanuela sigue siendo un tabú no sólo en el Vaticano. Tengo la triste sensación de que al procurador jefe no le importa la cuestión, menos aún llegar a la verdad. Hace dos años un magistrado dijo públicamente, y me sorprendió positivamente, ‘en el Vaticano hay personas aún vivas que saben lo que sucedió’. Esta declaración no tuvo continuación, fue frenada en seco por el procurador jefe Giuseppe Pignatone” (IG, 178-179).
En mayo del año anterior el magistrado procurador se había mostrado favorable a la apertura de la tumba del mafioso Enrico Di Pedis en la cripta de San Apollinare y los magistrados titulares procedían sin temor reverencial. Las cautelas sobre MFA, en espera de verificación, eran motivadas y no ocultaban la rápida recogida de elementos indiciarios. Los interrogatorios iban a buen ritmo: trece en tres meses. Sin embargo, coincidiendo con la pausa de verano, algo sucedió en Palacio. El reloj de la justicia, en la reanudación otoñal, comenzó a pararse: “Las pruebas (vocal, gráfica, dactiloscópica, del DNA) se encasquillaron. Audiciones testimoniales y verificaciones fueron aplazadas sine die. Las peticiones de rogatoria para escuchar a prelados reclamados en causa no se hacían” (IG, 243).
El juez Ilario Martella, entrevistado tras la inscripción de MFA en el registro de los investigados, confirmó su convencimiento de que en el secuestro de las chicas hubo “una bien ramificada organización criminal” e hizo una interpelación al papa:
“Su Santidad Francisco podría y debería decir si la hipótesis avanzada por su predecesor Juan Pablo II, de que el secuestro de Orlandi estaba inscrito en una trama internacional, es aún considerada válida por las autoridades vaticanas. Si es así, posiblemente, se aporten las motivaciones. La acogida de mi petición, o si se quiere súplica, parece más que legítima y llevaría finalmente a hacer comprender si el Vaticano está ‘cointeresado’ o del todo extraño a los dos asuntos. El Papa Francisco daría de nuevo prueba de cómo se inspira en los principios universales de verdad y justicia, además de aquel otro fundamental de caridad cristiana hacia familias duramente golpeadas” (Corriere della Sera, 11 mayo 2013).
La decepción de Pietro Orlandi es profunda: ni el papa ni el magistrado responden. Por lo que se refiere al caso del niño José Garramón, su madre tiene plena confianza en el papa Francisco. Al término de la audiencia general, el papa saludó a María Laura y le preguntó cómo iban las cosas: quería saber qué asistencia le estaba dando el Vaticano, a través de los órganos por él encargados de hacer luz sobre la muerte de su hijo (Corriere della Sera, 21-5-2014). En el pasado mes de abril se lo hemos dicho a María Laura: “Nos alegra saber que el papa Francisco se ha interesado en el caso. ¡Ojalá que no quede condicionado por el oscuro pasado vaticano!” (15-4-2015). Sin duda, éste y los demás enigmas vaticanos son una prueba para el papa Francisco.
El 5 de mayo de 2015 la Fiscalía de Roma se plantea archivar la investigación de los secuestros de Emanuela y de Mirella. MFA es descrito como un “sujeto ansioso de protagonismo”. El 30 de septiembre, en la persona del Dr. Giuseppe Pignatone, la Fiscalía pide archivar la investigación: “No hay elementos idóneos para pedir el reenvío a juicio de alguno de los investigados”.  Los investigados son: Pietro Vergari, ex rector de la basílica San Apollinare; Sabrina Minardi, ex amante del capo de la Banda de la Magliana, Enrico De Pedis; Sergio Virtú, chófer del capo; Angelo Cassano, llamado “Ciletto”; Gianfranco Cerboni, llamado “Giggetto”; y MFA, testigo considerado inatendible. La Fiscalía inscribe en el registro de los investigados a MFA sólo “por los delitos de calumnia y de autocalumnia”, cuando MFA es responsable de la muerte del niño José Garramón, previamente secuestrado. El mismo día 30, Pietro Orlandi convoca una manifestación ante la Fiscalía con el lema: Nosotros NO ARCHIVAMOS. La manifestación es apoyada por 80.000 firmas. En desacuerdo con la decisión de archivar la investigación se manifiesta el fiscal adjunto Giancarlo Capaldo. El Juez para las Investigaciones Preliminares Giovanni Giorgianni decide veinte días después archivar la investigación de los secuestros de Emanuela y de Mirella.
Pietro Orlandi anuncia nuevas iniciativas: “No nos rendimos, queremos la verdad. Valoraremos con nuestros abogados las acciones a emprender, también el recurso de Casación. Renuevo mi apelación al papa Francisco para que nos pueda ayudar a llegar a la verdad”. Antonio Mancini, miembro de la Banda de la Magliana, declaró en una entrevista realizada por Giacomo Galeazzi: “Sí, fuimos nosotros quienes secuestramos a la Orlandi”, “fue presa para chantajear al Vaticano”. El secuestro de parte de la Banda fue necesario para “obtener la restitución de una enorme suma de dinero invertida en el IOR a través del Banco Ambrosiano”, “el motivo por el cual De Pedís fue enterrado en la Basílica San Apollinare es que fue él quien hizo cesar los ataques de parte de la Banda (y no sólo) contra el Vaticano”, “De Pedis, Carboni y Nicoletti eran los que tenían mayores contactos con altas jerarquías del Vaticano” (La Stampa, 24-7-2011).


9. EL PODER OCULTO TRAS EL GANGLIO


MFA no da los nombres de sus cómplices: “Los nombres de mis compañeros no los doy”, “nombres no doy” (IG, 30, 140 y 186).  De este modo, no permite desenmascarar ese poder oculto que aparece con el nombre del ganglio y que deja una estela tremenda de violencia y terror. Nos preguntamos: ¿A quiénes benefician los secuestros, muertes y chantajes?, ¿qué es lo que realmente pretenden?, ¿hay relación entre el ganglio y la masonería?, ¿la hay con la P-2?, ¿la hay con la mafia y el crimen organizado?, ¿qué poder se oculta tras el ganglio? , ¿hay una pista que no se sigue?, ¿por qué? Veamos diversos indicios y otros datos ya conocidos.
* MFA es “hijo de un constructor”, “inscrito en una logia masónica vinculada a la P2” (IG, 11). Se opone al documento de la Congregación de la Doctrina de la Fe sobre la condena de la masonería (IG, 32). El ganglio es financiado por la “masonería inglesa”, “la Gran Logia de Londres”  (IG, 60). Las acciones del ganglio son “secretas” (IG, 91).
* El ganglio y la P2 están bajo la misma obediencia, la Gran Logia de Londres. El presidente del Banco Ambrosiano Roberto Calvi motivará así su adhesión a la logia P2: “En efecto di mi adhesión a la P2 de Licio Gelli…el cual se presentaba como hombre de iniciativas importantes como jefe de la Institución P2, y solía presentar sus iniciativas en el campo de los negocios como tomadas bajo la égida de la Gran Logia Madre de Londres” (Flamigni, 287).
* Según el diccionario, ganglio es un agregado celular que forma un órgano pequeño, la célula es el elemento de menor tamaño que puede considerarse vivo. Según la Masonería, “la Logia es la célula primaria de la Orden”.
* El comunismo de MFA no es creíble. También el agente del SISMI Mannucci Benincasa sostiene que Licio Gelli sería “un hombre del KGB, ligado al PCI, que comercia con los países del Este” (Flamigni, 400). El espionaje tiene también tareas de cobertura, desinformación y despiste.
* El ganglio combate la financiación de Solidaridad y, para ello, utiliza el supuesto de que el KGB quería matar al papa Wojtyla. El ganglio sabe que es falso, pero lo utiliza  (IG, 63 y 82).
* El ganglio se hace “cómplice del atentado al sumo pontífice” (IG, 12). Precisa MFA: “Queríamos cambiar el intento de homicidio en algo diverso, un aviso, un acto no mortal” IG, 99), “el ganglio se tomó la molestia de contactar a los idealistas turcos, es decir, a la organización paramilitar y filonazi de los Lobos grises de Agca” (IG, 94). MFA buscó pensiones y hoteles al agresor turco (IG, 107-108).
* El juez Carlo Palermo afirma que en el atentado al papa hubo “una complicidad criminal vinculada a ambientes de la masonería católica” (la Armada azul de Fátima y el grupo radicado en América Latina Propiedad, Tradición y Familia), “es la pista de matriz occidental,  con enganches en la masonería, en el terrorismo y en las mafias”, “Bulgaria es al KGB como Turquía es a la CIA” (IG, 94-97).  
* El 24 de noviembre de 1982, el juez Carlo Palermo anuncia órdenes de detención contra doscientas personas de diversas nacionalidades, que trabajan para el círculo de traficantes de armas y drogas más importante de todos los descubiertos en nuestra época. Los principales imputados “serán después implicados en los asuntos Calvi-Ambrosiano y en el atentado contra el papa Wojtyla”. La noticia aparece en todos los periódicos italianos (25-11-1982).
* Dice el juez Palermo: “En mi investigación sobre armas y drogas habían emergido los mismos nombres de hoy, en coordinación con una misteriosa sociedad, TGS. Me dijo la (Guardia de) Finanza: TGS significa Theodore G. Schackley, ex jefe de la CIA en Roma y director de todas las acciones encubiertas de la CIA en los años 70. Siguiendo esa pista, aparecieron los nombres de otros bancos y también las huellas de la P2” (De Angeli, III, 663-664; DDC, 252-253).
* El juez Palermo quiso seguir su investigación en Sicilia y, en febrero de 1985, se trasladó a Trápani, donde ocupó el despacho del colega Giacomo Ciaccio Montalto, que había sido asesinado en los primeros meses de 1983: “En Trápani estaba presente también una base militar de la OTAN, donde residí cerca de un mes. Bruscamente alejado de la base, una semana después, privado de la protección de recorrido que ella ofrecía, sufrí el atentado de Pizzolungo. Era el 2 de abril de 1985” (Palermo, 11-12; DDC, 208-211).
* Según el juez Palermo, “no se ha prestado suficiente atención al dominico belga Félix Morlion, durante muchos años “agente de la CIA” en el Vaticano, “vecino de casa del búlgaro Antonov, acusado por Ali Agca de ser uno de los mandantes del atentado al Papa” (Palermo, 108-112; DDC, 202-203). En realidad, “dirigido” por servicios occidentales, Agca se equivocó en la descripción de la casa de Antonov, que sin embargo correspondía al piso de abajo, de Félix Morlion, “un dominico al servicio de la CIA” (IG, 109).
* La CIA pretendió confirmar la pista búlgara: “Las declaraciones recogidas entonces en la prensa de personajes como Kissinger, Brzezinski, Clines, se basaron todas en el presupuesto, enteramente por demostrar, de la complicidad en el atentado de los servicios secretos de los países del bloque soviético” (Palermo, 104).
* Agca declaró que el arma del delito se le había entregado en Milán. La investigación comprobó que el agresor turco había estado dos veces en Milán, en el Hotel Aosta, bajo el falso nombre de Faruk Ozgun: del 18 al 19 de abril y del 23 al 25. En el mismo albergue se alojó el 26 de abril un vietnamita Van Hoai Philip Tran (1929-2010), provisto de pasaporte de servicio nº 347175 expedido el 6 de junio de 1971 por la Ciudad del Vaticano. El registro del albergue no se ha encontrado, pues fue destruido durante los trabajos de reconstrucción del edificio. Sin embargo, en la Digos (policía antiterrorista) de la capital lombarda, se encontró una copia del registro. En esta copia aparece tachado el lugar y fecha de nacimiento de aquel cliente con pasaporte vaticano (Nicotri, 144-145; DDC, 215).
* La investigación no logró establecer por qué razón, diecisiete días antes del atentado contra el papa, un monseñor vaticano (nombrado prelado de honor de Su Santidad, el 16-12-83) se alojó en Milán en el mismo hotel frecuentado por Agca y los demás turcos. Tampoco se pudo averiguar quién y por qué había intentado ocultar la circunstancia con una tachadura en el registro del albergue. Dicho prelado trabaja en la Congregación de Propaganda Fide (ibidem).  ¿Es uno de los dos elementos de esa Congregación que, según MFA, colaboran con el ganglio? ¿Es el prelado “de rasgos orientales” que se encuentra con Agca en un apartamento en el centro de Roma? (IG, 54 y 95).
* Parece clara la connivencia entre el ganglio y los servicios secretos italianos. Según MFA, “todo comienza a finales de 1981 con la promesa que los servicios secretos italianos hicieron a Agca de liberarlo en dos años mediante un secuestro” (IG, 32-33). Precisamente fueron los servicios secretos italianos los que “instruyeron” a Agca sobre la pista búlgara.
* El secuestro de Emanuela está relacionado con el “asunto IOR” y con la “comisión entre la Santa Sede y el Estado italiano, constituida para examinar los hechos del IOR” (IG, 40). Al final, el resultado de la comisión es una transacción. El acuerdo se firma en Ginebra el 25 de mayo de 1984. El IOR pagó más de 240 millones de dólares (DDC, 125).
* El 20 de febrero de 1987, los magistrados de Milán Antonio Prizzi y Renato Bricchetti firman órdenes de arresto contra los responsables del IOR, Paul Marcinkus, Pellegrino De Stroebel y Luigi Mennini: El IOR “es responsable de distracción, ocultación y, en cualquier caso, de destrucción” del patrimonio del Banco Ambrosiano. La orden fue anulada el 6 de junio de 1988 por el Tribunal Constitucional, que confirmó la inmunidad del Vaticano garantizada por el Tratado de Letrán (DDC, 122-123).
* El saqueo del Ambrosiano por parte de la P2 vino sobre todo a través de las sociedades  de Lima, Managua, Panamá y Nassau y mediante operaciones muy tortuosas. El Tribunal de Milán escribirá “impresionantes cifras objeto de la distracción consumada por Gelli y Ortolani con perjuicio del Banco Ambrosiano”, cuantificadas por Gelli en “82 millones y 370 mil dólares; más 2 millones y 450 mil francos suizos”, y por Ortolani en “223 millones y 903 mil dólares; más 15 millones y 154 mil francos suizos”, “enormes cantidades destinadas a financiar también la actividad oculta de la Logia secreta, en Italia y en el extranjero” (Flamigni, 320-321).
* En el juicio por la quiebra del Banco Ambrosiano (1992), las principales condenas caen sobre los jefes de la P2: 18 años y medio de cárcel para Licio Gelli y 19 para Umberto Ortolani (El País, 17-4-1992).
* El senador Attilio Bastianini dijo en la Comisión parlamentaria de investigación sobre la P2: “La P2 ha sido un hecho grave, más grave de lo que la opinión pública pueda imaginar. Todos los más inquietantes escándalos de la Italia contemporánea (la carrera y la caída de Sindona, la quiebra del Banco Ambrosiano y las relaciones con el IOR, el suicidio y el homicidio de Calvi, el asesinato de Pecorelli…) están marcados de algún modo por la presencia de hombres de la P2” (Doc. XXIII, n.2-bis/5, Roma, 1984; DDC, 289).
* La presencia del IOR servía de cobertura a la red de bancas, sociedades fiduciarias e intermediarias, de compañías-sombra, de cuentas bancarias cifradas, diseminadas por todo el mundo, desde Panamá a Hong Kong: “Un enredo, dirigido por el Banco Ambrosiano y por la banda de la P2 que había asumido la propiedad y el pleno control, concebido no sólo por razones de evasión fiscal y para escapar a los controles de la autoridad monetaria, sino  también para ocultar el flujo y el blanqueo de dinero sucio” (Flamigni, 290; DDC, 294-295).
* Lo dijo hace años el periodista Juan Arias: “El hecho de que la P2, de alguna forma, directa o indirectamente, participase en el atentado al papa ha sido siempre un tabú que todos han querido evitar” (El País, 1-8-1988).
* Lo recogí en mi libro “Se pedirá cuenta” (SPC): “Sorprende la serie de asesinatos y atentados violentos con fines intimidatorios, relacionados de un modo u otro con la logia P2”, “el año 1982 es particularmente agitado”, “es el año en que estalla la crisis del Ambrosiano, el año en que muere Calvi, su secretaria y un ejecutivo del banco; el administrador general Rosone sufre un atentado”. También en 1982 mueren los cardenales Felici y Benelli, hombres de confianza de Juan Pablo I, “cuando aún estaban cotejando pruebas de las enmarañadas finanzas y relaciones del IOR” (SPC, 75-78; Yallop, 277, 284-285, 302 y 314-315).
* El semanario italiano L’Europeo, con fecha 17-9-1976, reserva amplio espacio a la Logia secreta P2, y a las conexiones masónicas y de la P2 con el terrorismo de derechas y con los servicios secretos sobre los cuales está investigando las Fiscalías de Roma y de Florencia. Bajo el título “Massone? No, fascista”, se presenta la oscura biografía de Licio Gelli, jefe de la P2. Tras haber resumido los hechos subversivos que la magistratura está indagando, el semanario concluye con “la ecuación SID-Masonería-fascistas”, “fascistas, secuestros y servicios secretos podrían ser el arma de Gelli para combatir el comunismo” (Flamigni, 130). El SID (Servicio de Información de la Defensa) fue el servicio secreto italiano desde 1966 a 1977, año en que ese servicio se desdobla en dos, uno civil (SISDE) y otro militar (SISMI).
* El semanario italiano “Panorama”, con fecha 28-9-1976, publica un artículo titulado “Sombras sobre la Logia”, en el que aparece la palabra “ganglio” aplicada a la P2: “Lo cierto es que, entre los masones, cada vez con más frecuencia circulan informes que acusan a la P2 de ser uno de los ganglios pensantes de la estrategia subversiva de la extrema derecha” (Flamigni, 131).
* Según Flamigni, “en el periodo 1978-1980 – los años de máximo poder de la P2- todos los jefes de los servicios secretos italianos y unos treinta oficiales y funcionarios con importantes papeles en la actividad de espionaje y contraespionaje están afiliados a la Logia secreta” (Flamigni, 269).
* El ganglio pretende defender a un alto cargo de la gendarmería vaticana, acusado como sospechoso del delito de secuestro de persona: “Teníamos necesidad de convencer a la madre para que dejara en paz a una persona, olvidara ciertos discursos que tenían que ver con ambientes de la gendarmería” (IG, 42). Con fecha 19 de diciembre de 1997, la juez Adele Rando concluye en el proceso de instrucción sobre la desaparición de Emanuela que Raúl Bonarelli, superintendente mayor de la Vigilancia vaticana, es sospechoso del delito de secuestro de persona, incluso de dos personas (Nicotri, 166-168; Fortichiari, 247-248; DDC, 257-258).
* La juez Adele Rando expresa “el fundado convencimiento” de que el móvil político-terrorista ha sido en realidad “una hábil operación de disimulación del efectivo móvil del secuestro Orlandi”, un “móvil probablemente destinado a permanecer desconocido” (Nicotri, 117; DDC, 248).
* Según el profesor Francesco Bruno, colaborador del SISDE y consultor del ministerio del Interior italiano, la desaparición de Emanuela sirvió para lanzar un nuevo aviso al papa. Lo mismo sucedió con el atentado: “Enseguida se vio claro que el atentado debía servir de advertencia y que venía del Occidente, no del Este”. Pero Wojtyla no se dio por enterado. Entonces “los mismos que habían armado la mano de Agca inteligentemente proyectan la única acción capaz de condicionarlo: raptar a Emanuela Orlandi” (Nicotri, 190-191; DDC, 248-249).
* El mafioso criminal Enrico De Pedis, jefe de la Banda de la Magliana, pretende “recuperar el dinero prestado a través del Ambrosiano”, “el ganglio le hizo creer que el secuestro de dos chicas era un camino eficaz para convencer a los jefes del IOR a pagar” (IG, 152).
* Flavio Carboni, brazo derecho de Calvi, es al propio tiempo miembro de la Banda de la Magliana, es “el ecónomo de la Banda”, según declara Antonio Mancini, capo de la Banda de la Magliana, al fiscal de Roma el 21 de abril de 1994 (Almerighi, 87).  
* La alianza masonería-mafia es un hecho a tener cuenta. La propuesta de “incluir orgánicamente a la mafia en la familia masónica, mediante la constitución de una ‘sección reservada’ en la que serían inscritos los boss de mayor prestigio” es plenamente operativa en 1979, “la dimensión masónica y la dimensión mafiosa vienen a juntarse en la maso-mafia” (Flamigni, 365-367).
* El 5 de octubre de 1983, Paola Diener, hija del guardián responsable del Archivo Secreto del Vaticano, que había sido contactada por el ganglio para presionar a Marcinkus, muere en su bañera por una “descarga eléctrica”, ¿un hecho  accidental?
* El 20 de diciembre el niño José Garramón es atropellado por MFA en el pinar de  Castel Porziano ¿puede considerarse un accidente?, ¿por qué el chico estaba allí y no en casa, con su mamá, tras haber ido al peluquero?, ¿cómo ha llegado al pinar?, ¿por qué el chico corría desesperado en el instante en que pasó el furgón?, ¿pedía ayuda, pero no fue visto?, ¿se había liberado de alguien?, ¿de qué huía? Ciertamente, no había llegado solo. MFA atropella a un chico previamente secuestrado ¿se puede pensar que el atropello ha sido meramente casual?, ¿MFA no sabe por qué el chico estaba en el pinar?, ¿cómo explicar la desaparición de la autopsia?
* La abuela del niño vive en Montevideo cerca de la villa de Licio Gelli, que fue jefe de la logia P2. La madre del niño, María Laura, está convencida de que “la extraña coincidencia tiene que ver con la muerte de su hijo”, “nosotros, a pesar de la presencia en Italia de nuestro abogado, no hemos sabido nada del proceso de Casación, del cual se ha ocupado, tutelando al imputado un famoso abogado que entonces era consultor del Secretario de Estado” (Il Tempo, 22-12-2014). Llama la atención. Se da la circunstancia de que el niño estaba inscrito en el mismo colegio (misma dirección, titularidad distinta) donde MFA hizo la enseñanza elemental. Además, el padre del niño, Carlos, es diplomático y entre los planes del ganglio estaba “el secuestro del hijo de un diplomático” (IG, 289 y 284).
* “Montevideo fue el centro operativo de Ortolani y de Gelli, además de su residencia, por la ‘flexibilidad’ de ser banca off-shore”, comenta María Laura. Umberto Ortolani es el brazo derecho de Gelli. Ambos se sienten bien en Sudamérica. En el período 1946-1948, Gelli se dedica a facilitar el traslado a Sudamérica de capitales y obras de arte por cuenta de jerarcas fascistas. Ortolani está asociado a Gelli desde entonces: “Su pendulismo entre ambas costas del Atlántico le granjea en América, en la década de los años sesenta, los favores del dictador Perón, y en Italia los de Massimo Spada (hombre de confianza del Vaticano para asuntos financieros) y de Amintore Fanfani, de la DC”, Ortolani “se ocupa de las finanzas y de los asuntos oficiales; el jefe masón se reserva el cuidado de los contactos con los generales argentinos y uruguayos de derechas y, a través de ellos, la atención al comercio exterior de ambos países” (Sisti-Modolo 194-195; DDC, 151).
* Fuera de Italia, el mayor contingente de amigos de Gelli se encontraba en América Latina. Sin embargo, sus contactos más poderosos radicaban en Argentina. La penetración de Gelli en la estructura de poder argentina provenía de su amistad con Juan Domingo Perón. Perón nombró a Gelli asesor económico de la embajada argentina en Roma. Gelli agregó a su lista de la P2 a personajes como Jose López Rega, ministro de Bienestar Social y organizador de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), escuadrón de la muerte al que se atribuyen centenares de desaparecidos. Agregó también al almirante Emilio Massera, jefe de la Armada. Perón murió el 1 de julio de 1974 y le sucedió su esposa, Isabel. En marzo de 1976, una junta militar la derrocó. Gelli salió indemne del golpe, porque uno de los tres miembros de la junta era su viejo amigo el almirante Massera, culpable de crímenes de lesa humanidad. El jefe de la P2 no sólo sobrevivió al golpe de Estado, sino que prosperó con él: “los nuevos gobernantes del país decidieron muy pronto invertir millones de dólares en la importación de armas, y uno de los grandes proveedores era Italia” (Sisti-Modolo, 85; DDC, 96-97). Según los organismos de derechos humanos, durante la dictadura argentina (1976-1983) hubo unos 30.000 desaparecidos.
* Llama la atención que tutele al imputado MFA “un famoso abogado que entonces era consultor del Secretario de Estado” (ver Nuzzi, 89). El abogado es Giuseppe De Luca, según consta en los documentos del juicio de José Garramón. Como hemos visto, un agente del SISDE sugirió el abogado Egidio  a la familia Orlandi y la familia no pagó ni una lira. El abogado Egidio, experto en cuestiones financieras y en derecho internacional, fue consejero del IOR en la corte de Londres por la quiebra del Banco Ambrosiano. Y un mes antes, ante el tribunal inglés, el abogado Egidio asistió a Ugo Flavoni, anticuario romano. El día en que Calvi apareció ahorcado, el anticuario recibió de Flavio Carboni en el aeropuerto londinense de Gatwick la cartera de Calvi, llena de documentos importantes, y un manojo de llaves (Piazzesi-Bonsanti, 187; Almerighi, 139-140; DDC, 239).
* El 21 de enero de 1984, Caterina Skerl, de 16 años, que había sido contactada por MFA para presionar a Marcinkus, muere por estrangulamiento. Dice MFA:  “Tanto el joven Garramón como la Kerl nos parecieron dos respuestas al hecho de haber nosotros implicado adolescentes para que testimoniasen, si bien falsamente, contra miembros de la otra parte” (IG, 293). Ahora bien, ¿la muerte de José fue un “accidente” y la de Caterina un “estrangulamiento”?, ¿ambos casos fueron dos respuestas? La muerte de Paola Diener ¿fue otro accidente?, ¿provocado por quién? ¿por la parte opuesta?
* A  las 8 horas del 20 de marzo de 1986, el que fuera banquero del Papa, de la P2 y de la mafia, Michele Sindona, recibe el desayuno en la cárcel de máxima seguridad de Voghera (Pavía). El agente Gianfranco Boi vigila al detenido: “Sindona se fue al baño con el vaso de café en la mano”, “mientras pasaba delante de las rejas de la celda, vi que Sindona salía ya del baño y ya comenzaba a lamentarse dirigiéndose hacia el lecho”, “con voz bastante fuerte dijo:  Me han envenenado”. A las 8:15 interviene el médico de guardia y a las 8:45, en coma irreversible, es ingresado en el hospital de Voghera. Los exámenes toxicológicos muestran huellas de cianuro de potasio en dosis letal. Muere el 22 de marzo. En noviembre, al final de la investigación judicial, la muerte del banquero es atribuida oficialmente a suicidio (Flamigni, 193-194).  
* Del interés de los servicios secretos en el “silencio” de Sindona hablará el agente Francesco Pazienza, revelando una operación (en código, O.S.S.A.)  desarrollada por él en el otoño de 1980 bajo encargo del servicio secreto militar (SISMI): “Fue una operación super-secreta que me encargó Santovito (el general Giuseppe Santovito, de la P2)”, “O.S.S.A. quería decir: Onorata Societá Sindona Andreotti”, “existía el temor de que Sindona comenzase a hablar de sus relaciones con Andreotti, porque ahora se sentía abandonado por él”. Ante la Comisión parlamentaria de investigación sobre la P2, el honorable Giulio Andreotti “incluso negará  conocer a Pazienza” (Flamigni, 194-195).
* El agente Pazienza escribe en un memorándum con fecha 22 de septiembre de 1984 (pocos días antes de la extradición de Sindona, desde EEUU a Italia): “Si es detenido en una cárcel de máxima seguridad, y aislado, se le dará una solución “como a Pisciotta” (mafioso  asesinado con un café envenenado), las investigaciones no llegarán a nada o, al menos, se hablará de suicidio”, “los ejecutores, en mi opinión, serán buscados entre aquellos de los servicios secretos, SISMI o SISDE”, “en el caso en que Sindona muera en una situación ‘limpia’ e imprevista quiere decir que han intervenido los americanos. Sólo estos pueden suministrar venenos sofisticados que podrán demostrar en la autopsia situaciones anormales, pero naturales. Los italianos no conocen o no tienen la posibilidad de usar más que arsénico o cianuro. Los interesados: Andreotti…Vaticano…Americanos” (Flamigni, 196).
* El 2 de febrero de 1990, fue asesinado Enrico De Pedis, jefe de la Banda de la Magliana. Sepultado en el cementerio de Verano, un mes después fue trasladado a la cripta de la basílica de San Apollinare. La basílica forma parte de un complejo de cuatro plantas donde tiene su sede el Pontificio Ateneo de la Santa Cruz. Desde el 1 de septiembre de 1991, la basílica fue alquilada por la diócesis de Roma al Opus Dei. “Esta sepultura, dice Pietro Orlandi, es la síntesis más eficaz de la trama entre Estado, Iglesia, masonería y criminalidad” (IG, 379 y 392).
* Piero Vergari, que fue rector de la basílica hasta 1991, solicitó al cardenal vicario de Roma, Ugo Poletti, la sepultura del jefe de la Banda: “El trabajo será hecho por artesanos y obreros especializados en este sector, que han trabajado ya en los sepulcros de los últimos Sumos Pontífices. El difunto ha sido generoso ayudando a  pobres, sacerdotes y seminaristas y en su sufragio la familia continuará haciendo obras de bien” (6-3-1990). Piero Vergari figura como afiliado a la Gran Logia Vaticana en la lista de Pecorelli (14-12-1970, código Pive, matrícula 3.241/6). Fue Capellán de la cárcel Regina Coeli, pero “fue nombrado sólo por mantener contacto con dirigentes de la mala vida en el ambiente carcelario” (IG, 356). El 18 de junio de 2012, a petición de la viuda, el cadáver del capo fue trasladado al cementerio de Prima Porta, donde fue incinerado. Las cenizas fueron echadas al mar.  
* El 8 de febrero de 1994 el periodista Andrea Purgatori escribe en el Corriere della Sera: “Poco antes de que a través de los canales diplomáticos el Vaticano consiguiera obtener un stop a las investigaciones, la policía había llegado a descubrir algo importante e inquietante. Que el misterioso interlocutor en contacto telefónico con los Orlandi llamaba desde una cabina de la estación Términi”. La cabina fue puesta bajo control, pero en la cabina no había nadie. Al final, los especialistas de la policía se dieron cuenta de que el misterioso interlocutor se servía de “un aparato para la triangulación de las llamadas”, “capaz de hacer rebotar sobre otro número la llamada inicial protegiendo el número de partida”, un aparato que no estaba al alcance de secuestradores comunes (Fortichiari, 198-199).
* Según Peronaci, “hay simetría entre la difusión de los mensajes Phoenix-SISDE y la llegada de las cartas de Boston”. En realidad, “tras la firma Phoenix –circunstancia revelada por Pietro Orlandi, que la tomó del agente Giulio Gangi- había ambientes del SISDE, quizá en conexión con elementos de la masonería, como se puede deducir de una repetida expresión: irregular obediencia” (IG, 330).
* Elementos del SISDE, entonces el servicio secreto civil italiano, aparecen desde el principio en el asunto de la desaparición de Emanuela. El día 26 de junio, hacia las 23’45, se presentan en casa de los Orlandi los agentes Mario Vulpiani y Giulio Gangi. “Me dijeron que eran del SISDE y que investigaban la trata de blancas”, comenta Ercole, el padre de Emanuela. La “trata de blancas” es una pista que aleja al secuestro del contencioso IOR-Ambrosiano y que, por tanto, desvía  la investigación.
* Llama la atención. Los agentes del SISDE ya estaban antes del secuestro en la pista de Emanuela y uno de ellos oculta que la conocía: “Vulpiani dijo que era originario de Torano, el pueblecito de nuestras vacaciones de verano, y Gangi añadió que también él frecuentaba Torano. Esta coincidencia con el pueblo de nuestras vacaciones me impresionó mucho, pero no tenía ningún motivo para sospechar”, “sin embargo, Gangi no me dijo que en Torano había conocido a Emanuela ni que allí había conocido mucho a mi sobrina Mónica; noté sólo que mi cuñado Mario, cuando lo vio fuera de los escalones de casa, en la plaza de San Egidio, exclamó: ¡Ah, eres tú!, y entendí que los dos se conocían”.
* Los agentes dijeron que era necesario aplicar al teléfono un aparato para registrar las llamadas y así lo hicieron. Después pidieron echar un vistazo a la habitación y a las cosas de Emanuela, incluidos sus diarios. Más que un vistazo, fue un verdadero registro, que se repitió en días sucesivos. “Si se llevaron algo, yo no lo puedo saber”, “obviamente me fiaba, nadie los controlaba, nosotros estábamos desesperados y teníamos algo muy distinto en la cabeza”, afirma Ercole Orlandi (Nicotri, 31-37; Fortichiari, 7-22; DDC, 234-235).
* Los comunicados del Grupo Phoenix manifiestan expresiones y simbolismos masónicos. Por ejemplo: “irregular obediencia”, la expresión final “Order NY-ADC”, las cuatro piedrecitas encontradas en septiembre de 1983 en el interior de un sobre amarillo (Roberto Calvi fue encontrado con piedras en el bolsillo), “si no se sigue esta pista, la única que prácticamente nadie ha seguido, el caso Gregori-Orlandi permanecerá por siempre sin solución” (IG, 362).
* La voz de MFA y la del Americano coinciden. La confrontación de ambas voces está en un audio realizado por Corriere.it (IG, 322). La voz de MFA y la del segundo telefonista, Mario, registrada por los Orlandi, también coinciden. En uno de sus encuentros, MFA  hizo una demostración: “Impresionante. El mismo timbre. El mismo intercalar del que se llamaba Mario, cuya voz registrada la he escuchado más de una vez”, dice Peronaci (IG, 237).
* El 27 de octubre de 1987, un anónimo de acento “americano” llamó al programa de TV “Telefono giallo”, dedicado a la desaparición de las dos chicas. El anónimo pidió poder hablar con el abogado Egidio presente en el estudio, presentando como credenciales dos palabras decisivas: “Código 158”. Antes de ser puesto en contacto con el estudio, la llamada se cortó. Sin embargo, “la pericia fónica estableció que el Americano de las llamadas de 1983 y el hombre que había llamado a “Telefono giallo” citando el código secreto eran la misma persona” (Nicotri, 157-158).  
* El 25 de julio de 1999, “buscando hacer fortuna en USA”, MFA muestra sus dotes poco comunes de imitador. Hace de sosia del actor italiano Roberto Benigni y lo hace con éxito: “su imitación de Benigni es tan impecable que nadie sospecha el truco” (IG, 311-312).
* La flauta, que MFA presenta a los jueces, puede ser la de Emanuela. Ahora bien, si no es por muerte, ¿por qué la chica habría de separarse de su flauta?
* El ganglio usa también la pedofilia como arma de presión. Según MFA, “una pieza de vestuario de la Gregori fue escondida en los locales de la Pontificia Comisión de Migrantes”, una segunda pieza fue puesta “donde tenía su sede el Secretariado para los no cristianos, que después se llamó Consejo para el Diálogo inter-religioso, al frente del cual trabajó hasta su muerte el cardenal Pignedoli, figura de relieve, apoyada por el ala progresista”, en esos locales y en otros de competencia del cardenal Pignedoli se encontraron “cerca de 15.000 diapositivas, tomadas a chicos y chicas, adolescentes y jóvenes. La edad iba de 16 a 30 años. Aquí insertamos algunas diapositivas de la Orlandi y de la Gregori”.
La cuestión es ésta, dice Peronaci. MFA “está hablando de un archivo de millares de imágenes cuya custodia y utilización configuraría la existencia de una especie de central pedopornográfica a dos pasos de San Pedro”. Entonces ¿los progresistas Pignedoli y Jadot eran cómplices de ese tráfico o las imágenes habían sido colocadas en esos despachos para enredar, para derrotar a las fuerzas favorables a la renovación de la Iglesia? En cualquier caso, “las preguntas sobre las presuntas 15.000 fotos de adolescentes amontonadas en armarios de propiedad eclesiástica suscitan ansia, levantan dudas”. Los vestidos de la Gregori fueron colocados en cuatro sedes: dos religiosas y dos laicas. Llama la atención que MFA no recuerde las dos últimas (IG, 263-265).  
En el programa Chi l’ha visto? (RAI TV, 23-9-2015) se habla del niño Bruno Romano, de 12 años, desaparecido el 26 de diciembre de 1995,  que vivía en Roma en el barrio Africano, donde vivía y vive MFA. Según un informe de la Jefatura de Policía de Roma (1997), “una fuente confidencial cualificada” atribuye la desaparición del niño a MFA, que se dedica a la realización de films pedo-porno rodados “en el curso de sus relaciones perversas” y vendidos luego en Internet. En el film “Interregnum” se simula un comienzo de felación a un joven “soldadito”. En la investigación la policía le encontró a MFA “una foto de una niña en bragas”. Es, dice MFA, “de una niña en traje de baño tomada en presencia de sus padres y por mi entregada al Estudio Ofelia”.
En  conversación telefónica interceptada por la policía (en 1997) la que fuera amante de MFA le amenaza con decir “lo que has  hecho con Emanuela Orlandi” y “lo que vas a hacer con ella”. ¿Esta mujer no ha sido interrogada por los magistrados?, ¿no se ha incluido el informe en el legajo de Emanuela?, ¿se considera que MFA no tiene nada que ver con la desaparición de Bruno ni con actividades pedopornográficas? Según el informe, el niño José Garramón primero sufrió violencia sexual y luego fue muerto. Sin embargo, la autopsia no confirma la violencia sexual. El informe ¿es falso?, ¿intenta desviar la investigación de los secuestros a la pedofilia?, ¿es, como  dice MFA en el programa, “una carta anónima”, “enviada por nosotros”?
* El 17 de agosto de 2013, muere el periodista Dino Marafioti, que había preparado un programa de TV para el 30 aniversario de la desaparición de Emanuela, había sido el primero en grabar las declaraciones de MFA y estaba orgulloso por lo que su trabajo podía aportar a la solución de uno de los misterios de Italia. Según la policía, fue un suicidio. Sin embargo, el mensaje que repetidamente recibió de peinar una muñeca (en lenguaje popular romano, un comportamiento inútil), ¿no suena a provocación? , ¿no evoca precisamente los misterios de Italia? (IG, 49-50).
* 30 de septiembre de 2015. La Fiscalía de Roma decide archivar la investigación de los secuestros de Emanuela y Mirella: “No hay elementos idóneos para pedir el reenvío a juicio de alguno de los investigados”. Entre éstos se encuentran Pietro Vergari, ex rector de la basílica de San Apollinare, y diversos exponentes de la Banda de la Magliana. La Fiscalía inscribe en el registro de los investigados a MFA sólo “por los delitos de calumnia y de autocalumnia”, cuando es responsable de la muerte del niño José Garramón, previamente secuestrado. En desacuerdo con la decisión de archivar la investigación se  manifiesta el fiscal adjunto Giancarlo Capaldo. El Juez para las Investigaciones Preliminares Giovanni Giorgianni decide veinte días después archivar la investigación de los secuestros de Emanuela y de Mirella.
En los diversos enigmas que marcan el pontificado de Juan Pablo II se constata  la misma actitud, el intento por parte del Vaticano de cerrar toda investigación sobre el delito y de poner una losa sobre la búsqueda de la verdad: la extraña muerte de Juan Pablo I, que había decidido hacer frente (con valentía, delante de todos) a la masonería y a la mafia; el escándalo IOR-Ambrosiano; el atentado que sufrió el propio Juan Pablo II; el asesinato de Calvi; la desaparición de Emanuela; el triple crimen de la Guardia Suiza; el tráfico internacional de armas y de drogas cuyos principales imputados, según el juez Palermo, están implicados en los asuntos Calvi-Ambrosiano y en el atentado contra el papa Wojtyla (DDC, 259).


10. EL SILENCIO DEL PAPA FRANCISCO


En la Fiscalía de Roma está pendiente desde noviembre de 2013 la petición de audición testimonial de monseñor Pierluigi Celata, vicecamarlengo, y del cardenal Audrey Backis. Nos preguntamos: a pesar de las esperanzas de cambio suscitadas por Bergoglio ¿se sigue enrocando el papa en el Estado Vaticano?, ¿hay un poder por encima del papa y del magistrado?, ¿los enigmas que marcan el pontificado de Juan Pablo II son una prueba crucial para el papa Francisco?, ¿siguen los enigmas? Veamos.
* Coincidiendo con el periodista Eric Frattini en un programa de Cuarto Milenio, le hablé del caso Giovanni Da Nicola, que recoge en su libro sobre espionaje vaticano “La Santa Alianza”. Le pregunté por las fuentes en las que se apoyaba. Me contestó que se lo dijo la policía. No dijo más. Giovanni Da Nicola, sacerdote y licenciado en Ciencias Económicas, informó al  cardenal Benelli y a Juan Pablo I sobre la crisis de las finanzas vaticanas. El informe, que llevaba por título "IOR-Banca Vaticana. Situación y proceso", estaba considerado de "Alto secreto" y "Bajo secreto pontificio".
"El último día de la vida de Juan Pablo I fue para él una jornada normal de trabajo", "la escolta de agentes de la Santa Alianza que siguen al Papa había sido retirada por orden de un superior no identificado”, informa Da Nicola la mañana siguiente al cardenal Benelli. Da Nicola sabía que "sus días estaban contados", "pidió protección al cardenal Benelli, pero por un motivo o por otro su protección no fue efectiva. Benelli había conseguido que la Santa Sede, a través de la Secretaría de Estado, trasladase a Da Nicola a la nunciatura en Canadá, pero
la confirmación del cambio de destino del espía papal nunca llegó". "Cuatro días después de la muerte de Juan Pablo I”, Da Nicola “apareció ahorcado en un solitario parque de Roma muy concurrido por travestis y prostitutas en busca de clientes", "la policía italiana cerró el caso tras considerarlo suicidio", "nadie quiso investigar las extrañas marcas que Da Nicola tenía
en los brazos y en el cuerpo, como si hubiera luchado contra alguien", "la autopsia demostraba que Da Nicola tenía el cuello roto, provocado al parecer por un fuerte golpe en la nuca y no por efecto del peso del cuerpo al caer en seco con una soga amarrada al cuello", "nadie hizo preguntas" (Frattini, 410-416).
* El propio atentado contra Juan Pablo II es un secreto de Estado no sólo italiano y francés, sino también vaticano. En declaraciones hechas al diario La Stampa, en junio de 1991, el juez Ilario Martella reconoce que en el juicio del atentado no fue posible llegar a la verdad: “Martella da a entender que no sólo las autoridades italianas, y concretamente el actual presidente del Gobierno, Giulio Andreotti, pusieron obstáculos para llegar a fondo a la verdad del atentado, sino también las francesas; y explica que él tuvo noticia, durante el proceso, de que los servicios secretos franceses habían sido alertados acerca de un posible atentado al papa y que habían avisado al Vaticano. Agrega que cuando fue a interrogar al jefe de esos servicios le impusieron el secreto de Estado” (El País, 7-6-1991; DDC, 207-208).
El juez instructor Rosario Priore buscó en vano la colaboración de las autoridades vaticanas: “Muchos interrogantes de esta investigación se hubieran resuelto si hubiera habido colaboración por parte de la Ciudad del Vaticano. Pero nos hemos encontrado delante de una actitud que aparece como intento, y no se comprende con qué fines, de cerrar toda investigación sobre el delito y de poner una losa sobre la búsqueda de la verdad” (Discepoli di veritá, 94; DDC, 215). La cuestión es: ¿Qué es lo que oculta el atentado contra Juan Pablo II?
* El periodista italiano Corrado Augias se pregunta en un artículo titulado “Quelli enigmi da risolvere” (La Repubblica, 28-7-2015) si el papa Francisco podría resolver enigmas de tal gravedad. Ha preguntado su parecer al abogado parisino Luc Brossolet que representa a la madre del cabo de la Guardia Suiza, Cédric Tornay, asesinado en el Vaticano (mayo 1998), junto a su comandante y a la mujer de éste: “Hace años, dice el abogado, hemos intentado obtener la verdad sobre esos homicidios sin tener jamás respuesta. Sin embargo, el papa Bergoglio insiste en decir que la reevangelización del mundo pasa por una más grande justicia. Estupendo principio, que no afecta evidentemente a la justicia vaticana. La señora Muguette Baudat, madre de Cédric Tornay, ha pedido muchas veces poder examinar las actas de la investigación vaticana sobre la muerte de su hijo. No ha tenido nunca respuesta. Es su intención hacer abrir una investigación médico-legal confiada  a un colegio médico internacional que valore los resultados de las dos autopsias existentes”.
* Lo recordamos. El juez Martella, entrevistado tras la inscripción de MFA en el registro de los investigados, confirmó su convencimiento de que en el secuestro de Emanuela y de Mirella hubo “una bien ramificada organización criminal” e hizo una interpelación al papa:
“Su Santidad Francisco podría y debería decir si la hipótesis avanzada por su predecesor Juan Pablo II, de que el secuestro de Orlandi estaba inscrito en una trama internacional, es aún considerada válida por las autoridades vaticanas. Si es así, posiblemente, se aporten las motivaciones. La acogida de mi petición, o si se quiere súplica, parece más que legítima y llevaría finalmente a hacer comprender si el Vaticano está ‘cointeresado’ o del todo extraño a los dos asuntos. El Papa Francisco daría de nuevo prueba de cómo se inspira en los principios universales de verdad y justicia, además de aquel otro fundamental de caridad cristiana hacia familias duramente golpeadas” (Corriere della Sera, 11 mayo 2013).
* Como ya está dicho, pasado más de un año de la elección del papa Francisco, Pietro Orlandi está decepcionado: “Poco después de la elección lo encontré delante de la parroquia de Santa Ana, en el Vaticano, y me dijo: ‘Ella está en el cielo’. Solo esto. Se me heló la sangre. En aquel momento pensé que quizá hubiera una apertura tras el muro de silencio de Wojtyla y Benedicto XVI. El mero hecho de que un papa nombrara a Emanuela para mí era importante”, “le he pedido encuentros y explicaciones de aquella frase pero no he tenido respuesta, ha habido una cerrazón total”, “el papa telefonea a muchas personas, es muy cercano a la gente, pero no llama a mi madre que está a cien metros de distancia” (affaritaliani.it, 19 mayo 2014).
* Por lo que se refiere al caso del niño José Garramón, su madre tiene plena confianza en el papa Francisco. Al término de la audiencia general, el papa saludó a María Laura y le preguntó cómo iban las cosas: quería saber qué asistencia le estaba dando el Vaticano, a través de los órganos por él encargados de hacer luz sobre la muerte de su hijo (Corriere della Sera, 21-5-2014). En el pasado mes de abril se lo hemos dicho a María Laura: “Nos alegra saber que el papa Francisco se ha interesado en el caso. ¡Ojalá que no quede condicionado por el oscuro pasado vaticano!” (15-4-2015).
* El periodista Stéfano Lorenzetto le hace una amplia entrevista en “Il giornale” (26-4-2015). Giuseppe Pedullá no quiere llevarse el secreto a la tumba: “Habría podido salvarle la vida al Papa Juan Pablo I. No lo hice. Y hoy no consigo perdonármelo. A alguien debo decirlo”. Es un peso enorme que le oprime, que le aplasta, que no le deja dormir desde aquel martes 26 de septiembre de 1978, cuando no quiso tomar una carta que el arzobispo emérito Pacifico Perantoni quería hacer llegar directamente a las manos del Papa Luciani para avisarle de que estaba en peligro.
“Ignoro, dice Giuseppe, cómo Perantoni había llegado al convencimiento de que alguien intentaba matar al Papa. Sé solamente que en el momento en que le dije que no me sentía con fuerzas para hacerme portador de un mensaje tan espantoso, él me lo reprochó enfadado: Te arrepentirás. ¡Vaya que si me he arrepentido! Tres días después el Santo Padre estaba muerto”. La voz se le queda en la garganta hasta convertirse en llanto contenido.
El arzobispo Perantoni le confió a Giuseppe que el patriarca de Venecia le había contado su visita a sor Lucía. Luciani salió turbado del coloquio, que tuvo lugar el 11 de julio de 1977 en el Carmelo de Coimbra. La vidente de Fátima le dijo: “Usted será papa después de Pablo VI, pero por muy poco tiempo”.
-¿Conocía secretos Perantoni?
-El día 30 del pontificado de Juan Pablo I, me telefoneó: “Pepe, ven enseguida aquí”. Me encontraba en Trecenta, en la región del Véneto. Cogí el coche y fui a Peschiera. Paseamos dos horas en la plaza del santuario. Al final, me puso en las manos una carta: “Esta la debes llevar tú en persona a Albino Luciani, al Vaticano. El Papa está en grave peligro”. Había escrito a mano en el sobre el nombre de Su Santidad. No quise asumir el encargo.
-¿Por qué?
-Pensé que Perantoni exageraba y yo estaba aterrorizado.
-Se habrá hecho al menos una idea sobre quién habría tenido interés en eliminar a Juan Pablo I.
-¿Jesucristo no fue crucificado por 30 denarios?
-Sea más explícito.
-Con el tiempo, he recordado una frase que el cardenal Luciani dijo a Perantoni: “Los dineros que tenemos pertenecen a los pobres, porque son los pobres, y no los ricos, quienes mantienen la Iglesia. Y nosotros ¿qué hacemos?” ¡Se los damos a Calvi!. No olvidaba que la Banca Católica del Véneto había terminado bajo el control del Banco Ambrosiano de Roberto Calvi.
-¿No intentó informar a alguna autoridad religiosa de las sospechas del arzobispo Perantoni?
-Escuche. Un día, cenando en casa de los hermanos Fantinati, el telediario 1 anunció que el papa Wojtyla quería beatificar al padre Pino Puglisi, asesinado por la mafia en Palermo, en 1993. Espontáneamente di un golpe en la mesa: ¿Y Juan Pablo I no ha sido también víctima de un complot mafioso? Entonces decido hacer una recogida de firmas para que Luciani sea beatificado. Voy a Roma. Entro en la basílica de San Pedro. Veo 30 birretas rojas que, terminada una celebración, se dirigen a una nave lateral. Los alcanzo en la sacristía y en el fondo a la izquierda paro a uno, de color. Según descubriré después, era el cardenal Bernardin Gantin, originario de Benim, a quien el Papa Luciani había nombrado presidente del Pontificio Consejo Cor Unum. Intento hablarle. Me acaricia la mejilla y responde: “Espere”. Se quita los ornamentos litúrgicos, despide a los presentes y me dice: “Estoy aquí, ¿qué quiere?”.  Le hablo de mi plan de pedir la beatificación de Juan Pablo I. El replica: “Ya es santo”. Entonces me viene espontáneo decir el nombre del arzobispo Perantoni. Al oírlo, el purpurado se sobresalta y deja de mirarme a la cara. Le suplico, incluso le tiro del vestido: “Eminencia, ¿por qué aparta la mirada? Me diga cómo debo comportarme”. Poco después, en su despacho vaticano, hablando de nuevo sobre Juan Pablo I, el cardenal Gantin me dice: “Usted es listo, usted sabe cómo actuar”. Y con aire cómplice, termina la frase con un gesto muy italiano: me da ligeramente con el codo. Comentamos: Aquí, por prudencia Giuseppe no dice más. Se lo recomendó vivamente su madre.
-Me cuesta descifrar la escena, comenta el periodista.
-Pero, doctor, ¡está claro! En el Vaticano las cosas se saben. Entre ellos las comentan. Giuseppe muestra una tarjeta autógrafa de felicitación para el 2002 escrita por el cardenal Gantin: “con gran cordialidad”, y enviada a su anterior dirección: Badia Polesine, Riviera Matteotti, 177.
* Agradecemos a Giuseppe Pedullá su testimonio, su confesión y su pesar: “Habría podido salvarle la vida al papa Juan Pablo I. No lo hice”. Quizá mejor, habría podido avisarle, aunque no le hubiera descubierto nada nuevo. Su muerte había sido anunciada por el periodista Mino Pecorelli en su revista OP los días 12 y 26 de septiembre de 1978. Llama la atención su lucha interior en el momento decisivo: “Pensé que Perantoni exageraba”, pero reconoce también su miedo: “Estaba aterrorizado”. Más o menos lo sabíamos por otras fuentes, pero es muy valiosa la confidencia del arzobispo Perantoni sobre lo que dijo sor Lucía al cardenal Luciani: “Usted será papa después de Pablo VI, pero por muy poco tiempo”. Es muy valiosa también la confidencia sobre lo que el cardenal Luciani dijo de los dineros de la Iglesia: “Los dineros que tenemos pertenecen a los pobres…Y nosotros ¿qué hacemos?” ¡Se los damos a Calvi!.
Es un escándalo el estado de cosas en la Iglesia, tal y como aparece en la actitud evasiva, aunque luego fuera cordial, del cardenal Gantin (+2008), durante muchos años prefecto de la Congregación para los Obispos (1984-1998). ¿Y el papa Francisco? No puede participar de la comedia general, no puede callar, debe hacer justicia. Lo decimos de nuevo: “Se pedirá cuenta” (Lc 11, 51). Con muchos creyentes, grupos y comunidades nos remitimos a ese tribunal donde se juzga el verdadero sentido de la historia. Acogemos el salmo 78 que dice: “Abriré mi boca a las sentencias, para que broten los enigmas del pasado”. Puede verse mi artículo “Pudo avisar a Juan Pablo I” (www.comayala.es).
Lo recordamos. Juan Pablo I había tomado decisiones importantes y arriesgadas. Por ejemplo, había decidido destituir al presidente del IOR y reformar íntegramente el banco vaticano, para que no se repitan experiencias dolorosas del pasado, que el papa Luciani sufrió ya de obispo y que de ningún modo quiere que se repitan siendo papa. Había decidido también tomar abierta posición, incluso delante de todos, frente a la masonería y a la mafia (Bassotto, 237-239; DDC, 55-58).
No me pareció casual. El 26 de septiembre, aniversario de su gran experiencia, pude hablar por teléfono con Giuseppe. Le agradecí su valioso testimonio. Según me dijo, fue amigo del cardenal Gantin y ha podido saludar al Papa en una audiencia general: “Llevaré adelante las reformas. Rezad por mí”, dijo Francisco. Pero ¿hará justicia a Juan Pablo I?, ¿afrontará los demás enigmas vaticanos?

* Giuseppe no sabe cómo el arzobispo Perantoni llegó al convencimiento de que alguien intentaba matar a Juan Pablo I. De hecho, fue una “muerte anunciada”. Con fecha 12 de septiembre, el periodista Mino Pecorelli publica en su revista OP un artículo titulado “La gran logia vaticana”:  ”El papa Luciani, dice, tiene ante sí una difícil tarea y una gran misión. Entre tantas, la de poner orden en las alturas del Vaticano”. A continuación se añade la lista de 121 presuntos masones vaticanos: cardenales, obispos y altos prelados indicados por un número de matrícula y nombre codificado. En otro apartado, Pecorelli propone a sus lectores la extraña historia de un papa laico, Petrus Secundus, que muere asesinado tras un breve y tempestuoso pontificado. El papa “es periodista en un diario”. El arzobispo Luciani había confesado en una entrevista: “Si no hubiera sido obispo, hubiera querido ser periodista” (Infiesta, 22-23; Kummer, 164-197). Por lo demás, se hicieron famosos sus artículos en la revista “Messaggero” de Padua y en “Il Gazzettino” de Venecia.
El nuevo papa “toma el nombre de Pedro Segundo sólo porque rechaza cambiar de nombre, así como rechaza también aspectos importantes de la Iglesia que, forzado por las circunstancias, ha aceptado dirigir. Breve y tempestuoso es el pontificado de este papa que terminará asesinado por obra de fuerzas políticas adversas, alarmadas por sus denuncias e interesadas en anular los esfuerzos del papa Pedro por la renovación de la sociedad humana”. Su elección se produce “por aclamación y por mayoría casi unánime”. El papa decidió comenzar un trabajo en el que había pensado a menudo desde los primeros días: “Se trataba de un trabajo ímprobo y lleno de peligros: hacer el censo de las riquezas de la Iglesia. No se trataba sólo de saber lo rica que era, sino de dividir lo que era fácilmente enajenable de lo que no lo era. La idea de Pedro era usar el beneficio para ciertos fines, a su parecer esenciales” (OP, 12-9-1978, 2-3, 41 y 43-46; DDC, 142-144).
Suena ¿verdad? Lo publica el periodista Mino Pecorelli, quince días antes de la extraña muerte de Juan Pablo I. Pecorelli, siempre bien informado, tuvo estrechos contactos con los servicios secretos italianos. Con su lenguaje críptico, anunció de diversas maneras el trágico destino de Aldo Moro, presidente de la DC, promotor de la apertura a la izquierda y artífice del nuevo gobierno en el que por primera vez el PCI llegaba al poder. Ese mismo día, el 16 de maro de 1978, Moro fue secuestrado y, 55 días después, ejecutado (DDC, 405-407).
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El periodistapublicó también un enigmático artículo titulado “Santità, come sta?” sobre la salud de Juan Pablo I y sobre los cambios que pensaba hacer: “En Venecia muchos recuerdan que, apenas tomó posesión de la sede patriarcal, hizo una limpia de monseñores y sacerdotes curiales, mandándoles a hacer de párrocos en la provincia. Con tal precedente, hoy en el Vaticano muchos tiemblan, y no solamente monseñores y sacerdotes, sino también obispos y cardenales” (OP, 26-9-1978). Pecorelli, miembro arrepentido de la logia P2, murió asesinado el 21 de marzo de 1979.
* 20 de agosto de 2015. Escandaloso funeral en Roma por el mafioso Vittorio Casamonica, capo del crimen organizado y también vinculado a la Banda de la Magliana. Según la justicia italiana, no está condenado.  Según el Código de Derecho Canónico, no está excomulgado. Hay que revisar el Código a la luz del Evangelio. Y la Iglesia de cristiandad, que está detrás. Si la sal se vuelve sosa, dice Jesús, de nada sirve: “no sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente”  (Mt 5,13). El párroco de la iglesia de Don Bosco, donde se celebró el funeral, dijo que “solo hizo de cura” y que no le correspondía plantear el debate sobre la excomunión de los mafiosos. Dos grandes carteles colgaban de la fachada del templo. Uno presentaba una foto del mafioso, vestido con un atuendo similar al del Papa y un crucifijo en el pecho a modo de pectoral, por encima del Vaticano y el Coliseo. El cartel decía: “Rey de Roma”. El otro cartel completaba el mensaje: “Has conquistado Roma. Ahora conquistarás el paraíso”. O sea, una “beatificación mafiosa”. Para que no hubiera dudas, una banda tocó la música de El Padrino. Hay cosas que siguen igual.
* 28 de agosto de 2015. El polaco Jozef Wesolowski, 67 años, ordenado sacerdote por Wojtyla (1972), consagrado arzobispo también por Wojtyla (2000), nuncio de la República Dominicana (2008-2013), que afrontaba en el Vaticano un juicio por abuso sexual de menores y posesión de pornografía infantil, apareció muerto “en su habitación”, “sentado frente al televisor”. El 11 de julio no se había presentado en el juicio que debía afrontar. Había sido ingresado la noche anterior en un hospital romano por “una enfermedad repentina”. Según el comunicado vaticano, las primeras verificaciones indican que la muerte se debió a causas naturales. No obstante, el promotor de Justicia (fiscal) del Vaticano ordenó la autopsia: “las primeras conclusiones del examen macroscópico confirman la causa natural del deceso, por un evento cardíaco”, informa el Vaticano.
La fiscal de la República Dominicana, Yeni Berenice Reynoso, afirma que la muerte es “injusta” para las víctimas, y añade: “Siempre me pregunté por qué el juicio fue dejado sin fecha el día de la suspensión y después de salir del hospital”.
Datos previos. El procurador general adjunto, Bolivar Sánchez, informa que Francisco Javier Occi Reyes, diácono, 28 años, se dedica a reclutar los menores que supuestamente son abusados por el nuncio. El diácono, que reconoce fue amante del nuncio durante siete u ocho meses, es detenido el 26 de junio de 2013 en el litoral de Santo Domingo cuando acarició a un jovencito de 15 años. Con el tiempo, el nuncio se dedica a contactar a jovencitos de las calles a los que paga por sus favores sexuales. Socio y cómplice del nuncio es el cura de Juncalito (distriato dominicano), el también polaco Alberto Gil, condenado por un tribunal polaco a siete años de prisión por abusar de dos menores en Polonia y de seis en la República Dominicana (25-3-2015).
El 21 de agosto de 2013 el nuncio Wesolowski es destituido. El 2 de septiembre de 2013 la periodista dominicana Nuria Piera denuncia que estaba envuelto en casos de abuso sexual a menores. El 4 de septiembre, las autoridades judiciales dominicanas inician una investigación. En enero de 2014 se informa que el Vaticano ha rehusado extraditar al nuncio a su Polonia natal. El Vaticano respondió a la Oficina del Fiscal de Distrito de Varsovia: “El arzobispo Wesolowski es un ciudadano del Vaticano y la ley vaticana no permite su extradición”.
El nuncio escapa de la justicia civil (dominicana o polaca) debido a su “inmunidad diplomática”, según el artículo 31 de la Convención de Viena (1964). Ahora bien, según el artículo 32 “el Estado acreditante puede renunciar a la inmunidad de jurisdicción de sus agentes diplomáticos”, “la renuncia ha de ser siempre expresa”. Por tanto, el Vaticano pudo renunciar a la inmunidad diplomática de su nuncio y no lo hizo.
En un artículo titulado “La conveniente muerte del nuncio pederasta” el periodista mexicano Rodrigo Vera recoge las sospechas que despierta la extraña historia del nuncio en el semanario Proceso (22-9-2015): “El fallecimiento ha despertado sospechas entre agrupaciones civiles que apoyan a víctimas de la pederastia sacerdotal, pues el caso Wesolowski ha sido repetidamente mencionado como una prueba de que el papa Francisco encubre a clérigos abusadores y un recordatorio de que el pontífice ha desacatado las recomendaciones de la ONU que le piden poner fin al ‘encubrimiento institucional’ de ese delito”.
El papa Francisco “ayudó a que el nuncio acusado de pederastia se fugara de República Dominicana cuando estaba a punto de ser aprehendido”, “justo cuando la policía dominicana estaba a punto de arrestar al diplomático, en agosto de 2013, Bergoglio ordenó que se le sacara de incógnito de la isla para llevarlo al Vaticano. Y ya con el indiciado en la Santa Sede, anunció que le había degradado  al estado laical y que allí lo sometería a juicio. De esta manera, el Papa lo sustrajo del país donde delinquió”. Su juicio había despertado expectación internacional, pero precisamente cuando comenzaba el proceso sobrevino su “muerte natural”.
Añade el periodista: “La justicia dominicana le había descubierto 87.000 fotografías y decenas de vídeos de niños desnudos a quienes obligaban a tener entre sí actos sexuales, mientras él tomaba las imágenes que al parecer compartía con el llamado Lobby Gay de la curia romana. Según testimonios de las víctimas, el nuncio llevó a algunos menores a su natal Polonia para obligarlos a participar en orgías con otros jerarcas católicos”.
La dominicana Sergia Galván, directora de Colectiva Mujer y Salud, hace una fuerte denuncia: “La muerte de Wesolowski resulta muy sospechosa porque ocurrió cuando iba ser enjuiciado. La autopsia de su cadáver debió practicarla una entidad imparcial e independiente, dada la gravedad del caso. Sin embargo, la realizó el propio Vaticano que determinó ‘muerte natural’. Con ese fallecimiento, entre comillas, la Santa Sede intenta evadir la responsabilidad por los crímenes de su nuncio”, “es una burla para las víctimas”.
Las organizaciones que apoyan a víctimas de la pederastia pedirán que Obama suprima el “acuerdo  de inmunidad” que la administración del presidente Bush le dio a la Santa Sede y al Papado con objeto de protegerlos de las denuncias que algunos abogados estadounidenses empezaban a gestionar ante tribunales internacionales. El exsacerdote mexicano Alberto Athié, que representa a las víctimas de México, comenta: “La experiencia diplomática de la Santa Sede logró convencer al presidente Bush de instaurar medidas para frenar esas denuncias, bajo el argumento de la inmunidad del Papa como un jefe de Estado”.
La Red de Sobrevivientes de Abusados por Sacerdotes (SNAP, por sus siglas en inglés), cuya presidenta en EEUU es Bárbara Blaine, “ha logrado una extraordinaria capacidad de organización. Tan solo en ese país tiene registrados 65.000 casos de abuso contra menores”, dice Athié.
Rodrigo Vera afirma que algunos abogados de EEUU, principalmente Jeff Anderson, “abrieron procesos contra la Santa Sede y los pontífices bajo la acusación de que su modus operandi para encubrir pederastas es el mismo que usan las organizaciones internacionales del crimen organizado”. En una entrevista con el semanario, Anderson aseguró: “La jerarquía se comporta como una mafia, como una organización criminal” (Proceso 1581).
Si todo esto es así, se entiende mejor la extraña muerte del nuncio polaco: ¿suicidio?, ¿homicidio?, ¿otro enigma vaticano?, ¿cómo queda el papa Francisco?, ¿quería “encubrir” el escándalo?, ¿quería “proteger” a la Iglesia?, ¿se sigue enrocando en el Estado Vaticano?, ¿dónde queda la tolerancia cero frente a la pederastia?, ¿dónde la renovación eclesial?, ¿dónde el Evangelio?
No hay que engañarse. La contradicción es profunda. No se puede ser “jefe de Estado” y llamarse Francisco: “Nadie puede servir a dos señores” (Mt 6,24). La Iglesia es Comunidad, no Estado (Hch 2, 42-47). El Estado Vaticano (SCV, por sus siglas en italiano) es un regalo diabólico del dictador Mussolini (1939), “una cueva de bandidos” (Mc 11, 17) como el viejo templo denunciado por Jesús. Los enigmas vaticanos lo manifiestan. Hay que profetizar de nuevo (Ap 10,11): “Han entregado el cadáver de tus siervos por comida a los pájaros del cielo, la carne de tus amigos a las bestias de la tierra… ¡Que se conozca entre las gentes!” (Sal 79).


Jesús López Sáez                  














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