En el principio era la palabra
 

EL PAPA FRANCISCO EN BRASIL
Jornada Mundial de la Juventud


El 22 de julio el Papa Francisco viaja a Río de Janeiro para celebrar la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). La JMJ presenta un nuevo enfoque, que incluye a los ancianos, sin descartes. "Voy a encontrar a los jóvenes, pero en su tejido social, principalmente con los ancianos", dice el Papa a los periodistas en el avión que le lleva a Brasil.
Llama la atención el maletín negro que el Papa lleva consigo al descender del avión. En el aeropuerto se desarrolla "una sobria ceremonia de acogida sin himnos ni desfiles militares", informa Antonio Pelayo en la revista Vida Nueva.
El asesor de Juventud de la Conferencia de Religiosos de Brasil, Frei Rubens Nunes, señala en un estudio que el 14 % de los jóvenes que participan en las JMJ tienen una vivencia un tanto alejada de la Iglesia; un 37 % tiene un compromiso concreto; un 15,3 % vive intensamente su fe y un 32,8 % va a la JMJ por costumbre.
La hermana Machado, organizadora de la JMJ, informa sobre los jóvenes inscritos: "Tenemos jóvenes de 175 países. Un total de 355 mil inscritos, aunque las inscripciones continúen abiertas...En total son 220 mil brasileños. El 60% de la región sudeste, le sigue el sur y el nordeste (el Estado más representativo es Pernambuco). Tras Brasil está Argentina con un total de 23 mil argentinos, 10.800 de los Estados Unidos, 9.200 de Chile, 7706 italianos, 6153 Venezuela, e inmediatamente le siguen Francia, Perú, Paraguay, México y demás países".
Brasil tiene 195.041.000 habitantes, de los cuales 164.780.000 son católicos, el 84 % del total. Vidal Enrique Becerril, sacerdote del Instituto Español de Misiones Extranjeras, que lleva en Brasil desde 1972, denuncia las grandes diferencias sociales de Río de Janeiro. "Muchas familias viven en las 1.500 favelas de la ciudad. Sin embargo, en el centro hay 100.000 casas vacías".
Ante la presidenta de Brasil dice el Papa: "No tengo oro ni plata, pero traigo conmigo lo más valioso que se me ha dado: Jesucristo. Vengo en su nombre para alimentar la llama de amor fraterno que arde en todo corazón; y deseo que llegue a todos y a cada uno mi saludo: La paz de Cristo esté con ustedes".
24 de julio: Por la mañana, el Papa Francisco visita Aparecida, el mayor santuario de Brasil: "Hemos venido a llamar a la puerta de la casa de María. Ella nos ha abierto, nos ha hecho entrar y nos muestra a su Hijo. Ahora ella nos pide: Hagan todo lo que él les diga" (Jn 2,5). Por la tarde, el Papa visita el Hospital San Francisco de Asís, donde inaugura una sección dedicada a la atención de toxico-dependientes. El Papa pide combatir a los “mercaderes de la muerte” portando esperanza por el mundo.
25 de julio. El Papa se encuentra en la catedral de Río con jóvenes argentinos: "¿Qué es lo que espero como consecuencia de la Jornada de la Juventud? ¡Espero lío! ¿Que acá dentro va a haber lío? ¡Va a haber! ¿Que acá en Río va a haber lío? ¡Va a haber! ¡Pero quiero lío en las diócesis! ¡Quiero que se salga afuera! ¡Quiero que la Iglesia salga a la calle! ¡Quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea comodidad, de lo que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos", "que me perdonen los obispos y los curas, si alguno después les arma lío".
El Papa visita la favela de Varginha, Manginhos. Allí afirma: "Deseo alentar los esfuerzos que la sociedad brasileña está haciendo para integrar todas las partes de su cuerpo, incluidas las que más sufren o están necesitadas, a través de la lucha contra el hambre y la miseria. Ningún esfuerzo de «pacificación» será duradero, ni habrá armonía y felicidad para una sociedad que ignora, que margina y abandona en la periferia una parte de sí misma".
26 de julio. El Papa saluda a los jóvenes: "Quiero primero darle las gracias por el testimonio de fe que ustedes están dando al mundo. Siempre oí decir que a los cariocas no les gusta el frío y la lluvia. Pero ustedes están mostrando que la fe de ustedes es más fuerte que el frío y la lluvia". En el Vía Crucis dice el Papa: "Jesús se une a tantos jóvenes que han perdido su confianza en las instituciones políticas porque ven egoísmo y corrupción, o que han perdido su fe en la Iglesia, e incluso en Dios, por la incoherencia de los cristianos y de los ministros del Evangelio".
27 de julio. Vigilia de oración con los jóvenes: "Al verlos a ustedes, que están hoy aquí, me viene a la mente la historia de San Francisco de Asís. Ante el crucifijo oye la voz de Jesús, que le dice: «Ve, Francisco, y repara mi casa». Y el joven Francisco responde con prontitud y generosidad a esta llamada del Señor: reparar su casa. Pero, ¿qué casa? Poco a poco se da cuenta de que no se trataba de hacer de albañil y reparar un edificio de piedra, sino de dar su contribución a la vida de la Iglesia; se trataba de ponerse al servicio de la Iglesia, amándola y trabajando para que en ella se reflejara cada vez más el rostro de Cristo".
Ante la clase dirigente de Brasil el Papa recuerda que su objetivo es erradicar la pobreza: “El futuro nos exige una visión humanista de la economía y una política que logre cada vez más y mejor la participación de las personas, evite el elitismo y erradique la pobreza. Que a nadie le falte lo necesario y que se asegure a todos dignidad, fraternidad y solidaridad”.
Además, el Papa apoya la laicidad del Estado: "La convivencia pacífica entre las diferentes religiones se ve beneficiada por la laicidad del Estado, que, sin asumir como propia ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia de la dimensión religiosa en la sociedad, favoreciendo sus expresiones más concretas".
Al episcopado brasileño el Papa Francisco recuerda la importancia de la sencillez: "Otra lección que la Iglesia ha de recordar siempre es que no puede alejarse de la sencillez, de lo contrario olvida el lenguaje del misterio, y se queda fuera, a las puertas del misterio", "a veces perdemos a quienes no nos entienden porque hemos olvidado la sencillez, importando de fuera también una racionalidad ajena a nuestra gente".
El 28 de julio, en la Misa final de la JMJ, el Papa Francisco invita a los jóvenes a anunciar el Evangelio: "Quien evangeliza es evangelizado, quien transmite la alegría de la fe, recibe alegría. Queridos jóvenes, cuando vuelvan a sus casas, no tengan miedo de ser generosos con Cristo, de dar testimonio del Evangelio".


Jesús López Sáez