En el principio era la palabra
 

LA TORRE DE BABEL
El poder endiosado   

zigurat1. Ante el relato de la torre de Babel se plantean diversas cuestiones. Por ejemplo, ¿es un relato legendario?, ¿tiene limitaciones de época?, ¿explica el origen de las lenguas?, ¿indica el origen de la humanidad?, ¿por qué recela Dios de la torre y de la ciudad que construyen los humanos?, ¿no le gustan las torres?, ¿no le gusta la civilización urbana?, ¿qué simboliza la torre? Torres más altas cayeron, dice el refrán. La presente catequesis pretende descubrir el sentido profundo del relato y, por encima de todo, su mensaje actual.
2. En primer lugar, situamos el texto en su contexto, es decir, vemos lo que hay antes y lo que hay después. Antes encontramos una lista de pueblos (Gn 10), un mapa del mundo propio de la época en que se escribe el relato (entre el siglo X y el V a.C.); luego viene el relato de la ciudad y de la torre de Babel (Gn 11); después viene la vocación de Abraham; de ese ambiente sale Abraham, acogiendo la palabra que dice: "Sal de tu tierra"; "por ti se bendecirán todas las familias de la tierra" (Gn 12,1-3).
3. Veamos la lista de pueblos. Según el texto bíblico, la humanidad ha llenado la tierra (Gn 9,1); de Noé y de sus tres hijos, Sem, Cam y Jafet (9,18-19), proceden tres grandes familias de pueblos (10,1-12). Entre los pueblos semitas están los elamitas, asirios, caldeos, arameos. Entre los hijos de Cam están los pueblos de Canaán, Egipto, Etiopía, Arabia. Los hijos de Jafet pueblan Asia Menor, las islas del Mediterráneo y las costas remotas, como Tarsis.
4. El historiador griego Herodoto (484-425 a.C.) nos deja un mapa del mundo que se extiende desde Sudán a la Europa central y desde la India, en su límite oriental, hasta Iberia en el límite occidental. En el salmo 72 contemplamos un mapa semejante. Del rey prometido se dice que "dominará de mar a mar, desde el Gran Río hasta los confines de la tierra", "los reyes de Tarsis y de las islas traerán tributo", "los reyes de Saba y de Arabia pagarán impuestos". Es la visión antigua del mundo. La visión moderna es evolutiva.
5. Según Teilhard de Chardin (1881-1955), el hombre aparece en el mundo "sin ruido", tan suavemente que, cuando empezamos a percibirlo en los primeros cuarzos tallados, cubre ya el viejo mundo: "desde el Cabo de Buena Esperanza hasta Pekín", "sobre un área bien definida, aunque inmensa, que desde el Africa meridional se extiende hacia la China del Sur y a Malasia". Desde el punto de vista de la ciencia, que desde lejos no puede aprehender más que los conjuntos, "el primer hombre es ya y no puede ser otra cosa que multitud". He aquí por qué parece escapar a la ciencia como tal el problema del monogenismo, es decir, la doctrina según la cual toda la humanidad procede de una sola pareja: "Es indudable que la presencia y los movimientos de una pareja única son absolutamente inaprensibles a nuestra directa mirada y en cualquier aumento" (El fenómeno humano, 222-225).
6. Cada civilización se considera el ombligo del mundo. "Esencialmente lo que registra la Historia, a través de la multiplicación dinámica de las instituciones, de los pueblos y de los imperios, es la expansión normal del Homo sapiens en el seno de la atmósfera social creada por la transformación neolítica" (hacia 7000-4000 a.C.). Más o menos destacados sobre el pasado, descubrimos cinco focos de civilización que se despliegan sobre la capa neolítica: "América central, con la civilización maya; los mares del sur, con la civilización polinesia; la cuenca del Río Amarillo, con la civilización china; los valles del Ganges y del Indo, con la civilización india; el Nilo y Mesopotamia, finalmente, con Egipto y Sumer. Focos, todos ellos, aparecidos probablemente (salvo los dos primeros, mucho más tardíos) casi en  la misma época. Sin embargo, focos ampliamente independientes entre sí; cada uno de los cuales trabajó de manera ciega para extenderse e irradiar, como si debiera él solo absorber y transformar a la Tierra entera" (ib., 249 y 252). La vida avanza por tanteo. El tanteo no es sólo el azar, sino el Azar dirigido (ib. 135). El mínimo credo común de todos los evolucionismos es éste: existe una ligazón física (un parentesco) entre todos los vivientes y, por extensión, entre todo lo real (La visión del pasado, 39 y 181).
7. Veamos el fondo histórico del relato. En el segundo milenio antes de Cristo, en el ámbito de la "creciente luna fértil" que se despliega en torno al desierto de Arabia, aparecen varios imperios. A un lado está Egipto. Le sucede el imperio hitita, que nace en el corazón de la actual Turquía y se desmorona hacia 1.200 ante la presión de los pueblos del mar, filisteos y cretenses. Al otro lado está Babilonia. Su rey Hammurabi (1728-1786 a.C.) establece el famoso código que incluye la ley del talión: "Si un hombre ha dañado el ojo de un notable, se debe dañar su ojo. Si hubiera roto un hueso de otro hombre, se debería romper su hueso". Así figura en una estela, que se conserva en el museo del Louvre (París).
8. La torre de Babel se conoce ya en el segundo milenio antes de Cristo. Con unos 90 metros de alta, fue varias veces destruida y reconstruida. En el año 689 a.C. el rey asirio Senaquerib destruye la torre juntamente con la ciudad. Una inscripción de Nabucodonosor (604-562) afirma: "La elevada vivienda de Marduk, mi señor, reconstruí artísticamente en la cúspide". El dios Marduk le ordenó "asegurar sus cimientos en el seno del mundo subterráneo y nivelar su cúspide en el cielo". La torre es destruida definitivamente por el persa Jerjes el año 469 a.C. Arriba, en la foto, vemos la reconstrucción de un zigurat, torre del templo, de Babilonia, realizada en el Museo de Berlín (Atlas de la Biblia).
9. Herodoto visitó Babilonia. He aquí la descripción que hace de la torre: "En el centro del templo ha sido construida una torre que tiene la longitud y la anchura de un estadio (185 metros); sobre esta torre se levanta otra y así sucesivamente hasta un total de ocho de ellas. La escalera de subida de las torres asciende dando vueltas por fuera de todas las torres", "había en el templo alto una cama grande, ricamente adornada, y junto a la cama una mesa de oro", "allí pasaba la noche una mujer del país elegida por el dios mismo, según afirman los caldeos", "también afirman, cosa que no me hacen creer, que el propio dios visita el templo y duerme en la cama, cosa que ocurre también en Tebas de Egipto, según afirman los egipcios" (I, 181ss).
10. Babilonia está llena de templos dedicados a los ídolos, dioses y diosas. Tienen sus cultos propios y en ellos se ejerce la "prostitución sagrada". Afirma Herodoto: "La costumbre más fea de los babilonios es esta: toda mujer del país tiene que ir al templo de Afrodita (Venus, en latín) y unirse por una vez en su vida con un desconocido...y sólo después que se ha unido con él y ha prestado su servicio a la diosa puede volver a su casa; y desde entonces no hay presente tan grande con que se pueda seducirla; las que son bellas y agraciadas salen pronto de allí; pero las que no tienen atractivo permanecen en el templo durante largo tiempo sin poder cumplir la ley; las hay que tienen que esperar incluso tres o cuatro años" (I,199). La "prostitución sagrada" aparece también en los cultos cananeos (Dt 23,18). En este contexto, la tentación es: "Seréis como dioses" (Gn 3,5).
11. El pueblo judío percibe como víctima el simbolismo de la torre. Padece la fuerza opresora de Babilonia en la época del destierro, tras la conquista de Jerusalén por Nabucodonosor (586 a.C.). Lo dice el profeta Jeremías: "Me comió, me arrebató el rey de Babilonia, me dejó como cacharro vacío, me tragó como un dragón, llenó su vientre con mis buenos trozos. Me vomitó" (Jr 51,34). Se recuerda en el salmo 137: "Junto a los canales de Babilonia nos sentamos y lloramos con nostalgia de Sión", "allí los que nos deportaron nos invitaban a cantar, nuestros opresores a divertirlos", "¡Capital de Babilonia, criminal!". En el Apocalipsis se proclama el juicio de la gran ciudad, con la que fornican los reyes de la tierra: "La Gran Babilonia, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra" (Ap 17,1-5).
12. Babel es el nombre hebreo de Babilonia. Es una ciudad símbolo. Como Jerusalén, pero al revés. En cierto modo, son las dos ciudades entre las que se reparten los hombres, la ciudad de Dios y la ciudad del mal. El relato del Génesis presenta de forma sencilla el enigma de Babel. Era un pueblo unido: "Todo el mundo era de un mismo lenguaje e idénticas palabras" (Gn 11,1). Se habla de una emigración que se asienta en Babilonia: "Al desplazarse la humanidad desde Oriente, hallaron una vega en el país de Senaar y allí se establecieron". Babel está en tierra de Senaar (10,10). Entonces se dijeron: "Vamos a fabricar ladrillos y a cocerlos al fuego" (11,3). La técnica es buena. Lo malo es el poder endiosado. La pretensión resulta idolátrica: "Vamos a edificar una ciudad y una torre con la cúspide en los cielos" (11,4).
13. "Bajo el Señor a ver la ciudad y la torre que habían construido los humanos" (11,5). A pesar de ser muy alta la torre, Dios tiene que bajar y pone un límite a la soberbia humana. El poder endiosado engendra incomprensión, incomunicación, confusión: "Bajemos y una vez allí confundamos su lenguaje, de modo que no entienda cada cual el de su prójimo" (11,7). Babel, que significa "puerta de Dios", viene a ser "ciudad de confusión", la ciudad del embrollo: "Por eso se la llamó Babel, porque allí embrolló el Señor el lenguaje de todo el mundo" (11,9).
14. La dispersión es el punto final del proceso de Babel: "Desde allí los dispersó el Señor por toda la superficie de la tierra" (11,9). Es el juicio, la sentencia contra la ciudad del mal. Babilonia viene a ser ciudad desierta, abandonada, evitada. Por su infidelidad, también Jerusalén participa del inhumano destino de Babel. Por olvidar su misión, Jerusalén escucha de parte de Dios la comunicación de su relevo: "Llamaré pueblo mío al que no es mi pueblo" (Rm 9,25).
15. Pentecostés es el contrapunto de Babel. Si la experiencia de Babel radica en la idolatría, la de Pentecostés radica en la fe: se perciben "las maravillas de Dios" (Hch 2,11). Si la experiencia de Babel conduce a la incomunicación (gentes de un mismo pueblo no se entienden), la experiencia de Pentecostés conduce a la comunicación (gentes venidas de muchas partes se entienden): "Todos les oímos hablar en nuestra lengua las maravillas de Dios" (2,11). Si la experiencia de Babel conduce a la dispersión, la experiencia de Pentecostés conduce a la comunión y a la comunidad: "El Señor agregaba cada día a la comunidad a los que se habían de salvar" (2,47).
16. Cuando Abraham sale de Ur de Caldea (11,31), comienza una historia nueva. Estamos en el pórtico de la experiencia bíblica. En medio de un ambiente marcado por la idolatría, Abraham acoge la palabra que Dios le dirige: "Sal de tu tierra y de tu parentela y vete a la tierra que yo te mostraré", "por ti se bendecirán todos los linajes de la tierra" (Gn 12,1-3). Abraham rompe lazos, lo deja todo, deja su tierra, escapa del estilo pagano de vida, se pone en manos de Dios. Por su fe, como respuesta a la palabra de Dios, se bendicen las naciones de la tierra.
torres-gemelas1017. El 11 de septiembre de 2001 se produjo el brutal ataque contra las Torres Gemelas y el Pentágono, símbolo del poder económico y militar de EE UU. En su momento, las Torres Gemelas fueron los edificios más altos del mundo. Se decía que no se podían derrumbar ni se podían quemar. Se vinieron abajo. Se recordaron los impresionantes versos de Rafael Alberti, escritos en 1980, cuando las torres acababan de construirse. Entonces el poeta visitó Nueva York y escribió su poema titulado N.Y.: "Aquí no baja el viento,/ se queda allí en las torres,/ en las largas alturas,/ que un día caerán, / batidas, arrasadas de su propia ufanía. / Desplómate, ciudad, de hombros terribles, / cae desde ti misma. Qué balumba / de ventanas cerradas, / de cristales, de plásticos, / de vencidas, dobladas estructuras / Entonces entrará, / podrá bajar el viento / hasta el nivel del fondo / y desde entonces no existirá / más arriba ni abajo" (ABC, 24-9-2001). Si bien se mira, este poema tiene inspiración bíblica. Ahí está el simbolismo de las torres, la ciudad, la arrogancia, la bajada del viento, el juicio del imperio. La poesía es profecía.

* Diálogo: ¿Qué problemas presenta el relato? ¿Cuál es su sentido profundo? ¿Es actual su mensaje?