En el principio era la palabra
 

- LA REENCARNACION
No es lo mismo


1.   La reencarnación es una vieja creencia que, de diversas formas, circula entre nosotros. Incluso es aceptada por personas que se dicen cristianas, como si fuera compatible con el cristianismo. En realidad, no da igual: no es lo mismo reencarnación y resurrección. La reencarnación aparece en religiones orientales, como el hinduismo y el budismo. Es asumida por filósofos griegos como Pitágoras y Platón. En la actualidad sectas esotéricas y espiritistas siguen esta creencia: el alma sobrevive a la muerte y posteriormente vuelve a entrar en otro cuerpo vivo, humano o no, tantas veces como haga falta.
2.    El hinduismo se formó a la llegada de los arios a la India (hacia 1500 a.C.) con elementos tomados tanto de los vencedores como de los vencidos. La realidad terrena es apariencia engañosa y fuente de dolor. Sólo se puede escapar al dolor por la negación de sí mismo y la meditación. El yo debe volver al todo (brahman). El que no sube tan alto, tiene que renacer después de su muerte, según la ley de causa y efecto (karma). La división de la sociedad en castas es una consecuencia.  
3.    El budismo fue fundado en la India hacia el siglo V a. C. por Sidharta Gautama, llamado Buda (iluminado). La reencarnación y el paso a una forma de no-existir (nirvana) son elementos comunes de hinduismo y budismo. En el sujeto no hay nada estable y permanente, no hay más que una serie de energías que se entrecruzan y combinan según las leyes cósmicas. No hay lugar para Dios. Algunos budistas dicen que “se acuerdan de una o dos vidas anteriores".
4.    Según el historiador Diodoro de Sicilia (s. I a.C.), el filósofo griego Pitágoras (hacia 569-475 a.C.) creía en la reencarnación: “consideraba el consumo de carne como algo abominable, diciendo que las almas de todos los seres vivos pasaba después de la muerte a otros seres vivos. Y en cuanto a sí mismo, solía manifestar que recordaba haber estado en Troya en los tiempos de Euforbo, hijo de Panthus, que fue asesinado por Menelao”, legendario rey de Esparta y héroe de la guerra de Troya (Biblioteca Histórica 10.6.1).
5.    El filósofo griego Platón (hacia 447-344 a.C.) también cree en la reencarnación. El alma se halla encarcelada en el cuerpo y debe reencarnarse hasta llegar a purificarse totalmente. En su obra Fedro escribe que el alma, según el descubrimiento de la verdad que haya alcanzado, nacerá en un tipo de cuerpo o en otro: “Toda alma que, habiendo entrado en el séquito de la divinidad, haya vislumbrado alguna de las verdades, quedará libre de sufrimiento hasta la próxima revolución”, “dicha alma no será plantada en ninguna naturaleza animal en la primera generación, sino que aquella que haya visto más lo será en el feto de un varón que haya de ser amante de la sabiduría, o de la belleza, o un cultivador de las musas”, “en todas estas encarnaciones, el que haya llevado una vida justa alcanza un destino mejor; el que haya vivido en la injusticia, uno peor” (C. Fernández, Los filósofos antiguos, BAC, Madrid, 1974, 220).
6.    Allan Kardec (1804-1869) está considerado como el fundador de la rama francesa del espiritismo moderno (El libro de los espíritus, 1857). Su verdadero nombre es Hipólito León Denizard Rivail. El pseudónimo viene del hecho de que se consideraba reencarnación del druida Kardec, sacerdote de los antiguos galos y britanos. El espiritismo, dice Kardec, "cumple todas las promesas de Cristo, considerándolo como el Consolador anunciado", "la primera revelación fue personificada en Moisés, la segunda en Cristo, la tercera no lo está en ningún individuo", ha sido hecha (en el siglo  XIX) "simultáneamente sobre toda la tierra, a millones de personas, de todas las edades, de todos los tiempos y de todas las condiciones", "no suprime nada del Evangelio, lo completa" (El Génesis, Teorema, Barcelona, 1983, pp. 26-38 y 386).
7.    La reencarnación es "una de las leyes más importantes" del espiritismo: "Por esta ley el hombre se explica todas las aparentes anomalías que presenta la vida humana; las diferencias de posición social; las muertes prematuras que, sin la reencarnación, harían inútiles para el alma las vidas de corta duración; la desigualdad de aptitudes intelectuales y morales", "con la preexistencia y la reencarnación, el hombre, al renacer, trae el germen de las pasadas imperfecciones y de los defectos que aún no ha corregido", "cada existencia le ofrece los medios para redimirse por la reparación, y de progresar, ya sea adquiriendo nuevos conocimientos, y esto hasta que estando suficientemente purificado, no tenga ya necesidad de la vida corporal" (pp. 32-35).
8.    La venida de Elías, que los escribas indicaban como la señal precursora del reino de Dios, para Jesús se ha realizado ya en la persona de Juan el Bautista: “Elías vino ya, pero no le reconocieron sino que hicieron con él cuanto quisieron”, “los discípulos comprendieron que se refería a Juan el Bautista” (Mt 17, 12-13; Ml 3,23-24). El espiritismo interpreta este pasaje en clave de reencarnación: "Como no podía volver sino con un cuerpo nuevo, es la consagración formal del principio de la pluralidad de las existencias". Otro texto mal interpretado es aquel en el que Jesús promete a sus discípulos el don del Espíritu. "Os guiará a la verdad completa" (Jn 16, 13). De este modo, dice Kardec, Jesús proclamaba implícitamente la necesidad de la reencarnación: "¿Cómo aquellos hombres podrían aprovecharse de la enseñanza más completa que ulteriormente había de darse, …si no habían de revivir?" (pp. 383-387).
9.    Otros aspectos del espiritismo los encontramos en el libro de Ted Andrews que lleva por título “Guías espirituales” (Edaf, Madrid, 1997). Los guías espirituales o espíritus guía son muy diversos: humanos, vivos o difuntos, y no humanos, ángeles, devas, espíritus de la naturaleza y animales totémicos (pp. 24-26). Se aconseja lo siguiente: "pregúntele a los guías su nombre ya que ayuda a personalizar la relación. Confíe en el primer nombre que capte”, “no es inusual que el nombre que le den no sea el verdadero", "algunos se presentarán a usted a través de colores o fragancias", también de sonidos, susurros y voces, "se han registrado muchos casos de posesión", aunque, dice el autor, “personalmente no he encontrado ninguno” (pp. 35-37), para lograr "una mayor energía y percepción espiritual" no se requiere "una impecable moralidad". Se practica la acupresión, que incluye masaje y presión sobre los puntos tradicionales de la acupuntura china. Las fragancias (hierbas, aceites, incienso) "son uno de los medios más efectivos de alterar la conciencia, de propiciar el contacto con los espíritus y de ayudar en la meditación" (pp. 51-57). Se usan diversas herramientas: péndulos, numerología, astrología, cartas del tarot, etc (p. 62).
10.    El 29 de diciembre de 1993, en el programa "Todo es posible" de la primera cadena de la TV francesa, el presentador J.M. Morandini se recostó en un diván y siguió las indicaciones que se le hacían por medio de una voz tranquila similar a la que usan los hipnotizadores. Primero adoptó una posición fetal, encogiéndose sobre sí mismo y después se estiró. Una vez que hubo recuperado la conciencia, declaró haber tenido la sensación de encontrarse en el campo, encarnando el papel de un campesino. Los estudios actuales sobre hipnosis ponen de relieve que todo lo que se ha vivido en estado de hipnosis adquiere un alto grado de realidad, incluso cuando solamente haya sido sugerido.
11.    La Biblia prohíbe las prácticas mágicas y espiritistas: “No ha de haber en ti nadie... que practique adivinación, astrología, hechicería o magia, ningún encantador ni consultor de espectros o adivinos, ni evocador de muertos” (Dt 18,11; ver Eclo 34,5-7). Sobre la reencarnación dice San Ireneo (hacia 115-203): "El Señor ha enseñado con claridad que las almas no pasan a cuerpos diferentes" (Contra herejes II, 34,1). A su vez, Orígenes (185-252) afirma lo siguiente: "Es una doctrina extraña a la Iglesia de Dios, que no ha sido transmitida por los apóstoles y que no aparece en ninguna parte en las Escrituras" (Comentario a S. Mateo XIII, 1).
12.    Cuando Jesús pregunta a sus discípulos: ¿Quién dice la gente que soy yo?, ellos responden: “Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que un profeta de los antiguos había resucitado” (Lc 9, 19; 9,7-8). La gente confunde resurrección y reencarnación. Sin embargo, Jesús anuncia la resurrección, no la reencarnación: “los muertos resucitan”, “son como ángeles”, “son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección”, Dios “no es un Dios de muertos sino de vivos, porque para él todos viven" (Lc 20,35-38). Pablo es tajante: Cristo resucitó y los muertos resucitan, “se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual” (1 Co 15,44). Somos los mismos y en plenitud. Está en juego lo fundamental del Evangelio: “Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es vuestra fe” (15,16-17).
•    Diálogo: ¿Se confunde reencarnación y resurrección?, ¿en qué se diferencian?