En el principio era la palabra
 

- CARTAS A LAS IGLESIAS
Lo que está sucediendo


Las cartas a las iglesias reflejan la situación de las comunidades, "lo que está sucediendo" (Ap 1,19). Cada carta va dirigida al "ángel" (obispo, dirigente) de la iglesia o comunidad. Dos comunidades van bien, dos van mal, tres tienen problemas. Hay que revisar: "El que tenga oídos, oiga lo que el espíritu dice a las iglesias".
1. Primera carta: "Al ángel de la iglesia de Efeso escribe: Esto dice el que tiene las siete estrellas en su mano derecha (1,20;12,4;Dn 12,3), el que camina entre los siete candeleros de oro (Ex 25,31-40; Za 4,2;Mt 5,15). Conozco tus obras, tu trabajo y tu resistencia, y que no puedes soportar a los malos y que pusiste a prueba a quienes se llaman apóstoles sin serlo, y descubriste su engaño. Tienes resistencia y aguantaste por mi nombre sin desfallecer. Pero tengo contra ti que has abandonado tu amor primero. Recuerda, pues, de dónde has caído, conviértete y haz las obras primeras. Si no, iré donde ti y cambiaré de su lugar tu candelero... Tienes en cambio a tu favor que detestas el proceder de los nicolaítas....Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida" (Ap 2,1-7;Gn 3,24). Efeso es la capital de la provincia romana de Asia. Hay culto imperial y otros cultos paganos, entre ellos el "de la gran Artemisa y de su estatua caída del cielo" (Hch 19,35). El Señor reconoce a la iglesia su resistencia en medio de la cultura dominante, pero le reprocha que ha abandonado su "amor primero", "las obras primeras", obras son amores. Los nicolaítas, que se jactan de apelar al diácono Nicolás, "se prostituyen sin la menor reserva" (Eusebio, HE III, 29, 1-2). No todo vale.
2. Segunda carta: "Al ángel de la iglesia de Esmirna escribe: Esto dice el primero y el último, el que estuvo muerto y revivió. Conozco tu tribulación y tu pobreza -aunque eres rico- y las calumnias de los que se llaman judíos sin serlo y son en realidad una sinagoga de Satanás. No temas por lo que vas a sufrir: el diablo va a meter a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis tentados, y sufriréis una tribulación de diez días. Mantente fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida" (Ap 2,8-11; 12,10;1 Co 9,24-25). La ciudad se alza desde la orilla del mar hasta la cima del monte, coronado de templos y casas. Los romanos la llaman "Esmirna la fiel" (Cicerón, Fil.11,5). La iglesia es pobre y perseguida por quienes se dicen judíos sin serlo, son "sinagoga de Satanás", el adversario. El Señor resucitado la exhorta a mantenerse fiel. Es “el primero y el último”, pero como hijo, “el principio de la creación de Dios”, se dirá después..
3. Tercera carta: "Al ángel de la iglesia de Pérgamo escribe: Esto dice el que tiene la espada aguda de dos filos (Hb 4,12). Sé dónde vives, donde está el trono de Satanás. Eres fiel a mi nombre y no has renegado de mi fe, ni siquiera en los días de Antipas, mi testigo fiel, que fue muerto entre vosotros... Pero tengo alguna cosa contra ti: mantienes ahí algunos que sostienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balaq a poner tropiezos a los hijos de Israel para que comieran carnes inmoladas a los ídolos y fornicaran (Nm 31,16; 25,1-3). Así tú también mantienes algunos que sostienen la doctrina de los nicolaítas. Conviértete, pues; si no, iré pronto donde ti y lucharé contra esos con la espada de mi boca...Al vencedor le daré maná escondido; y le daré también una piedrecita blanca y, grabado en la piedrecita, un nombre nuevo que nadie conoce, sino el que lo recibe" (Ap 2,12-17). El Señor, que juzga la historia, reconoce a la iglesia de Pérgamo la dificultad de vivir donde está "el trono de Satanás", el templo del emperador. Un relato del martirio de Antipas se sitúa en tiempo de Nerón. Algunos caen en la vieja tentación (Gn 3), la prostitución sagrada.
4. Cuarta carta: "Al ángel de la iglesia de Tiatira escribe: Esto dice el hijo de Dios, el que tiene sus ojos como llama de fuego y sus pies semejantes al bronce (Dn 12,6). Conozco tus obras, tu amor, tu fe, tu servicio, tu resistencia; tus obras últimas superan a las primeras. Pero tengo contra ti que toleras a Jezabel, esa mujer que se llama profetisa y enseña y seduce a mis siervos a fornicar y a comer carne inmolada a los ídolos. Le he dado tiempo para que se convierta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación. Mira, a ella voy a arrojarla al lecho del dolor, y a los que adulteran con ella, a una gran tribulación, si no se arrepienten de sus obras. Y a sus hijos los voy a herir de muerte: así sabrán todas las iglesias que soy yo el que sondea los corazones...Al vencedor, al que se mantenga fiel a mis obras hasta el fin, le daré poder sobre las naciones...Yo también lo he recibido de mi padre" (Ap 2,18-29; Sal 2). La ciudad carece de templo imperial.  El hijo de Dios, que sondea los corazones, reconoce a la iglesia sus obras, su amor, su fe, su servicio, su resistencia, pero le reprocha que tolere a esa mujer que hace la obra de Jezabel (1 Re 16,30-31;1 Co 10,7-8) y enseña la prostitución sagrada: "las profundidades de Satanás" (Ap 2,24;Gn 3,5). El castigo anunciado, muy duro, ha de ser escuchado en el espíritu del Evangelio. A finales del siglo II no hay comunidad cristiana en Tiatira (Epifanio, +403, Adv. Haereses 51,33). En el siglo III la ciudad es baluarte de la iglesia montanista: se jactan de "tener al Paráclito en Montano y en las mujeres de su acompañamiento, Priscila y Maximila", "también ellas se pusieron a hablar delirando" (Eusebio, HE, 5,14.16). Hay que discernir. No todo vale.
5. Quinta carta: "Al ángel de la iglesia de Sardes escribe: Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas. Conozco tus obras: tienes nombre como de quien vive, pero estás muerto. Ponte en vela, reanima lo que te queda y está a punto de morir. Pues no he encontrado tus obras llenas a los ojos de mi Dios. Acuérdate, por tanto, de cómo recibiste y oíste mi palabra: guárdala y arrepiéntete. Porque, si no estás en vela, vendré a ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Tienes no obstante en Sardes unos pocos que no han manchado sus vestidos. Ellos andarán conmigo vestidos de blanco, porque lo merecen. El vencedor será así revestido de blancas vestiduras y no borraré su nombre del libro de la vida, sino que me declararé por él delante de mi padre y de sus ángeles" (Ap 3,1-6;Lc 9,26). La iglesia está muerta. El Señor, que tiene la plenitud del espíritu (Is 11,2-4), la invita a guardar la palabra, a convertirse, a estar en vela. Unos pocos no han manchado sus vestidos.
6. Sexta carta: "Al ángel de la iglesia de Filadelfia escribe: Esto dice el santo, el verdadero, el que tiene la llave de David... Conozco tus obras: mira, he abierto ante ti una puerta que nadie puede cerrar, porque, aunque tienes poco poder, has guardado mi palabra y no has renegado de mi nombre. Mira, te voy a entregar algunos de la sinagoga de Satanás, de los que se proclaman judíos y no lo son, sino que mienten: yo haré que vayan a postrarse delante de ti, para que sepan que yo te he amado. Ya que has guardado mi recomendación de ser resistente, también yo te guardaré de la hora de la prueba que va a venir sobre el mundo...Vengo pronto, mantén con firmeza lo que tienes, para que nadie te arrebate tu corona. Al vencedor lo pondré de columna en el templo de mi Dios...y grabaré en él el nombre de mi Dios (Nm 6,27), y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén... y mi nombre nuevo" (Ap 3,7-13). El Señor, que tiene la llave de David (Is 22,22), ha abierto a la iglesia una puerta que nadie puede cerrar. Se postrarán ante ella algunos que se dicen judíos y no lo son, pactan con el imperio. La iglesia ha de resistir. En Antioquía los discípulos comienzan a llamarse cristianos (Hch 11,26). La ley de Nerón (institutum neronianum) prohibía "el nombre cristiano": "No os es lícito existir" (Tertuliano, 160-220; Apologeticus II,3; Ad nationes I,7).
7. Séptima carta: "Al ángel de la iglesia de Laodicea escribe: Esto dice el amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios. Conozco tus obras: no eres ni frío ni caliente....voy a vomitarte de mi boca. Tú dices: Soy rico, me he enriquecido (Za 11,5)...Te aconsejo que me compres oro acrisolado al fuego para que te enriquezcas, vestidos blancos para que te cubras,...y un colirio para que te des en los ojos y recobres la vista...Mira, estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él...Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté con mi padre en su trono" (Ap 3,14-22). Laodicea es conocida por su industria textil y su escuela de medicina. La iglesia es tibia, pobre, ciega y desnuda. Cristo es ”el principio de la creación de Dios”, es decir, "primogénito de toda la creación", "todo fue creado por él y para él", "todo tiene en él su consistencia", "él es el principio, el primogénito de entre los muertos", "Dios tuvo a bien hacer residir en él toda la plenitud, y recapitular en él todas las cosas" (Col 1,15-20).
8. Los primeros cristianos tienen delante el testimonio de Jesús, que sigue siendo actual. En medio de la cultura dominante y de una tradición que es preciso revisar, está en juego la renovación eclesial: "No son los que vendidos / al orden de Pilatos / frecuentan muy beatos / el templo de Caifás. / Son los que perseguidos / comparten por las casas / con el Señor que pasa / la mesa, el vino, el pan", "no es, no, la iglesia inerte / que ve con desaliento / en desmoronamiento / la vieja cristiandad. / Es la que se convierte / y vuelve hacia las fuentes / de la Iglesia naciente, / siendo comunidad".

* Diálogo: ¿Cómo están las iglesias? ¿Cómo están las comunidades? ¿Qué está sucediendo?