En el principio era la palabra
 

EL APOCALIPSIS EN LA HISTORIA
Diversas interpretaciones.


1. Veamos diversas interpretaciones (también aplicaciones y manipulaciones) que sobre el Apocalipsis se han dado a lo largo de la historia. En primer lugar, la interpretación profética, que es la original, El Apocalipsis es una "profecía" (Ap 1,3) “sobre lo que ya es” (1,19), “sobre lo que va a suceder más tarde” (1,1). La palabra de Dios juzga la historia. El texto se entiende en su contexto. Es preciso recuperar el fondo histórico del Apocalipsis, lo que vivió Juan. Sobre esta base, nos planteamos lo que el Apocalipsis significa hoy.  En la foto, Reagan y Wojtyla, que protagonizaron “una de las más grandes alianzas secretas de todos los tiempos” (R. Allen).
2. En el siglo II, se interpreta el Apocalipsis como profecía de lo que había de suceder, sin preguntarse si había sucedido ya en la experiencia de Juan. Así lo hace Ireneo de Lyon (hacia 130-202), que recoge la interpretación literal de Papías de Hierápolis (hacia 69-150), por ejemplo, sobre la fecundidad de la nueva Jerusalén y sobre el milenio: “Cada viña tendrá diez mil cepas, cada cepa diez mil ramas, cada rama diez mil racimos, cada racimo diez mil uvas, y cada uva exprimida producirá veinticinco medidas de vino” (Contra los herejes V,33,3-4; Ap 22,2), “después de la resurrección de entre los muertos habrá un milenio”, “el reino de Cristo se establecerá corporalmente sobre la tierra”.
3. Eusebio de Cesarea (hacia 275-339) cree que “Papías supone todo esto por haber tergiversado las explicaciones de los apóstoles, no percatándose de que estos lo habían dicho figuradamente y de modo simbólico”. Papías “aparece como hombre de muy escasa  inteligencia, según puede conjeturarse por sus libros. Sin embargo, él ha sido el culpable de que tantos escritores eclesiásticos después de él hayan abrazado la misma opinión que él, apoyándose en la antigüedad de tal varón, como efectivamente lo hace Ireneo y cualquier otro escritor que manifieste profesar ideas parecidas” (HE III, 39, 12 y 13). En el siglo III surge la interpretación simbólica. La interpretación simbólica alejandrina, que aparece en Orígenes y en su discípulo Dionisio de Alejandría, reivindica el sentido moral, espiritual y alegórico del texto bíblico.
4. En el siglo IV, con la “conversión” de los emperadores, el Apocalipsis pierde interés e incluso es recibido con sospecha. Son notorias las dificultades que tiene para entrar en el canon cristiano, establecido a finales del siglo IV. Unos años antes, Eusebio de Cesarea  coloca el Apocalipsis entre los libros “espurios”: “Este libro es rechazado por algunos y considerado entre los reconocidos por otros” (HE III, 25,4). Cirilo de Jerusalén (+386) omite el Apocalipsis entre los libros de las Escrituras: “Déjese fuera, en un segundo plano” (Catequesis 4,36).
5. En Occidente el Apocalipsis tiene un gran influjo. La iglesia latina sigue la interpretación simbólica. Victorino de Pettau propone como regla de interpretación la repetición o recapitulación: con imágenes y formas diversas se narra la misma realidad. El donatista africano Ticonio influye en Agustín de Hipona. Agustín considera el Apocalipsis como el camino de la Iglesia en la historia y explica el milenio de forma alegórica: el milenio es la vida de la Iglesia sobre la tierra. Surge así la interpretación eclesial.
6. En el siglo VIII el Beato de Liébana retoma y aplica los comentarios anteriores: “Su obra, copiada y adornada en bellos manuscritos, define la conciencia de la cristiandad hispana, en lucha escatológica contra los musulmanes, que aparecen como Bestia. La victoria cristiana marcará el final del tiempo, como supone el Pórtico de la Gloria de Compostela” (X. Pikaza). El mundo, atenazado entre “guerras preventivas” y “guerras santas”, necesita cambiar.
7. Con la llegada del año 1000, el milenio, la atención se centra en el Apocalipsis, considerado como “la flor de la teología”. Entonces el abad Adso (+992), de Montier-en-Der, escribe su libro sobre el Anticristo. Retorna la interpretación literal y, con ella, el milenio, vieja aspiración de grandes imperios. Un rey cristiano, identificado con los francos, daría inicio al milenio, conquistando todos los pueblos y fundando un imperio cristiano. A él se enfrentará el Anticristo en una batalla que vencería en el Monte de los Olivos. La derrota del imperio cristiano se extendería hasta la venida de Cristo que aniquilaría al Anticristo.
8. En el siglo XI el Apocalipsis se lee en el marco de la reforma gregoriana. Es la aplicación gregoriana. En su “Dictatus Papae”, Gregorio VII (+1085) establece que el papa puede deponer al emperador y que sólo el pontífice puede usar las enseñas imperiales. Bruno de Asti, obispo de Segni (+1123), interpreta Apocalipsis en defensa del papado frente a las pretensiones imperiales. Cuando trata del Anticristo y de sus adoradores, el obispo denuncia a los emperadores que exigen ser venerados como divinidades: “hasta el punto de obligar a los hombres a postrarse, según la costumbre de algunos emperadores, incluso ante su estatua o efigie” (Libro IV, XIII, 677). Se ponen las bases del papa-rey.
9. En el siglo XII el cisterciense Joaquín de Fiore (1135-1202) escribe un famoso comentario sobre el Apocalipsis. Según el monje calabrés, la historia se divide en tres épocas: del Padre (Antiguo Testamento), del Hijo (Nuevo Testamento, principio de la Iglesia), del Espíritu Santo (Iglesia de espirituales, que destacan la pobreza y la libertad cristiana). Es la interpretación trinitaria: “Igual que la primera época tuvo un rey llamado Antíoco, más inhumano que nadie, así el fin de la segunda, que está próximo, tendrá un séptimo rey del que habla San Juan ‘ya que aún no ha venido’ (Ap 17,10). Será más terrible de todos los que le precedieron y devastará el universo más de lo que se pudiera creer”.  
10. En el siglo XIII no pocos intérpretes ven en el Apocalipsis imágenes aplicables a la Iglesia y al papado, a los que identifican con Babilonia y el Anticristo respectivamente. Es la aplicación espiritual. El franciscano Pedro de Juan Olivi (1248-1292) afirma que el Anticristo está obrando en la parte carnal de la Iglesia, el Papa, por oponerse a la regla de San Francisco. Cree que los franciscanos, los espirituales, le harán caer. Otro espiritual, el fraile francés Nicolás de Lyra (1270-1349), comenta el Apocalipsis viendo en el sucederse de los capítulos un relato lineal de la historia de la Iglesia, como si fuera una crónica anticipada. Vuelve la interpretación eclesial.
11. En 1522 Martín Lutero era reticente a aceptar el Apocalipsis, pues, decía,  “en él no se enseña a Cristo” (Prefacio al Apocalipsis de Juan). Sin embargo, ocho años después, en un nuevo prefacio al Apocalipsis, considera las dos bestias del Apocalipsis como símbolos del papa y del emperador, y la caída de Babilonia como símbolo de la destrucción del papado. Es la aplicación luterana, que recoge la posición de la Reforma contra la Iglesia de Roma.
12. En el marco de la Contrarreforma, en los siglos XVI y XVII, la interpretación romana considera que no es para ahora cuanto está escrito en el Apocalipsis. El libro revela los acontecimientos finales de la historia, no los intermedios. Con ello se produce un desplazamiento escatológico hasta el último día de la historia. No hay plazo más largo. Sin embargo, el fin es una dimensión del tiempo presente.
13. En el siglo XVIII muchos ven a América como la tierra del nuevo reino milenario. En el estado de Nueva York nace la Iglesia del Milenio (1780). Al amparo del “gran despertar” americano surgen los mormones (1830), los adventistas (1843) y los testigos de Jehová (1881). Vuelve la interpretación literal. El milenio aparece en sectas fundamentalistas y en proyectos totalitarios (comunismo, nazismo) y democráticos (revolución francesa, bomba atómica, economía liberal, guerras preventivas). “Armaguedón está cerca”, decía Reagan en los años ochenta, anunciando el fin del imperio soviético. La caída del muro de Berlín ha traído la economía liberal y la globalización del dinero, no de la justicia.  
14. En el siglo XVIII, con el estudio crítico de las fuentes históricas y literarias del libro, surge la interpretación crítica según la cual el Apocalipsis narra hechos y circunstancias que acontecieron en el tiempo del autor, que los habría recopilado por escrito. En el siglo XX, el Apocalipsis se lee en clave pascual. El Apocalipsis inspira a comunidades que, siguiendo la teología de la liberación, denuncian las estructuras que oprimen y marginan a las mayorías empobrecidas del  mundo.  Asimismo, unos destacan el aspecto mítico del Apocalipsis, que no revelaría cosas que deben suceder un día, sino que sería expresión simbólica del mito originario (lucha entre el bien y el mal). Otros destacan el aspecto astral. Con limitaciones, puede aceptarse. En los capítulos 4 y 12 aparecen algunos elementos (lenguaje de las constelaciones).

* Diálogo: ¿Qué interpretaciones se han dado sobre el Apocalipsis a lo largo de la