(MAGNIFICAT)
En su humildad y pobreza María se encuentra con la buena noticia y la canta: Proclama mi alma la grandeza del Señor (Lc 1,46). María es dócil a la Palabra. Su fe se mantiene firme, incluso cuando camina sin comprender todavía el plan de Dios que la desborda: En mí se cumpla, Señor. Como los primeros discípulos, contamos también con su presencia y oración (Hch 1,14) y cantamos, con ella, la buena noticia que llega a los pobres: Es Dios quien nos liberó.
PROCLAMA MI ALMA LA GRANDEZA DEL SEÑOR,
SE ALEGRA MI ESPIRITU EN MI SALVADOR,
SE ALEGRA MI ESPIRITU EN MI SALVADOR.
Con el oprobio a la espalda,
mas gozo en el corazón,
María por la montaña
cantando va una canción.
Sin comprender todavía
el cómo y cuándo de Dios,
es su Palabra la mía:
En mí se cumpla, Señor.
No temas, llena de gracia,
que está contigo el Señor,
alégrate, en tu esperanza
alumbra la luz del sol.
Le desbancó al poderoso
y al rico le despidió,
los pobres cantan dichosos:
Es Dios quien nos liberó.