En el principio era la palabra
 

PRESENTACIÓN

La Comunidad de Ayala nace en 1973, en la parroquia del Cristo de la Salud, de la calle Ayala, de Madrid. De ahí su nombre. La insatisfacción por el cristianismo convencional se hacía sentir por todas partes. La crisis era profunda. Se palpaba. Desde entonces contemplamos la sacudida del terremoto, los “cambios profundos y acelerados” del mundo contemporáneo. Había que volver a las fuentes.

Muchos lo intentaron. Por aproximaciones sucesivas, hemos ido buscando la comunidad perdida de los Hechos de los Apóstoles. Por ahí era posible la renovación profunda de una Iglesia, que -siendo vieja y estéril como Sara- podía volver a ser fecunda. En realidad, para eso fue convocado el Concilio, “para devolver al rostro de la Iglesia de Cristo todo su esplendor, revelando los rasgos más simples y más puros de su origen” (Juan XXIII). Las dificultades eran enormes. Para muchos, “todavía no había llegado la hora”.

Desde los comienzos, superando problemas diversos, el rumbo de la comunidad se fue definiendo mediante la escucha asidua de la palabra de Dios en el fondo de los acontecimientos personales, sociales o eclesiales: En el principio era la palabra. Ha sido fundamental la propia experiencia de fe. Lo dijo Pablo VI: En el fondo ¿hay otra forma de anunciar el Evangelio que no sea el comunicar la propia experiencia de fe?

A quien está buscando, le anunciamos la experiencia de fe, la experiencia de la palabra de Dios: Dios habla de muchas maneras. Quien está buscando, lo que necesita es una señal. A quienes preguntan, Jesús les remite a lo que están viendo y oyendo, las señales del Evangelio: “los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan se anuncia a los pobres la buena nueva”.

Procuramos conocer mejor la Biblia para escuchar mejor la Palabra. Para ello desarrollamos las catequesis del Proyecto Catecumenal que hemos ido revisando y actualizando. Todo ello al servicio de la misión de Jesús que sigue diciendo: Id y haced discípulos. Queremos reconstruir el tejido comunitario de la Iglesia mediante la creación de comunidades vivas y el anuncio del mensaje liberador del Evangelio. Lo cantamos: Levantaré la tienda.

En 1987 nos constituimos en asociación reconocida eclesial y civilmente, la Asociación Comunidad de Ayala. Esto ha dado asentamiento eclesial y civil a la acción evangelizadora que estamos desarrollando. También señala el horizonte en el que desemboca el proceso de evangelización, el proceso catecumenal: asociados para evangelizar.

Jesús López Sáez

Junio de 2024