En el principio era la palabra
 
SIN FORMA Y FIGURA

 

1.- El pasaje de la transfiguración (Mt 17, 1-13) es impresionante. Sin embargo, ¿se le entiende? Para unos es "leyenda de resurrección", pero los evangelios sitúan el pasaje en vida de Jesús. Para otros habla de la reencarnación de Elías en Juan Bautista, pero eso no lo dice Jesús. Para muchos es confirmación del bautismo de Jesús y de su misión realizada en medio del rechazo: sin forma y figura. Es el ungido de Dios, pero será rechazado. La transfiguración es la respuesta de Dios a la desfiguración realizada por los hombres.

2.- El pasaje se sitúa después de la confesión de Pedro (16,16). Jesús es el ungido (mesías, cristo) de Dios, pero Pedro está enredado en la tentación política y tiene una visión triunfalista de las cosas. Este "apogeo papal" supone un escándalo, una piedra de tropiezo para Jesús (16,23). Jesús anuncia la pasión (16,21) y la necesidad que tiene quien quiera seguirle de compartir su destino (16,24; ver Ez 9,4).

3.- El marco del pasaje es la fiesta de las tiendas: seis días después, en el día sexto. En la ley de Moisés es una de las fiestas de precepto: Durante siete días habitaréis en tiendas, para que sepan vuestros descendientes que yo hice habitar en tiendas a los israelitas, cuando los saqué de la tierra de Egipto (Lv 23, 34.42-43). En el evangelio de Juan dice Jesús: Yo no subo a esta fiesta, aunque después sube de incógnito (Jn 7,8.10).

4.- Pues bien, Jesús toma consigo a Pedro, a Santiago y a Juan y los lleva aparte, a un monte alto. La expresión aparece también en el pasaje de la tentación (Mt 4,8). El monte tiene su propio simbolismo. En el Horeb se le presenta Dios a Moisés en medio de una zarza ardiente (Ex 3,2), el monte queda cubierto de humo (Ex 19,18). Elías camina cuarenta días y cuarenta noches hasta el monte de Dios (1 R 19, 8), vuelve a las fuentes, lleva fuego en el corazón: Ardo en celo por la gloria de Dios, porque los israelitas han abandonado tu alianza, han derribado tus altares y han pasado a espada a tus profetas; quedo yo solo y buscan mi vida para quitármela (19, 14).  Lucas añade que Jesús sube al monte a orar (Lc 9,28). Los discípulos que le acompañan lo hacen también en la resurrección de la hija de Jairo y en la situación crítica de Getsemaní.

5.- Mientras estaban orando, su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. La gloria de Dios brilla como el sol y transfigura la persona de Jesús, hasta su manto. Jesús se manifiesta como ungido por Dios, del que se dice: Vestido de esplendor y majestad, envuelto de luz como de un manto (Sal 104). Quienes tienen la sabiduría de Dios brillan como el fulgor del firmamento y como las estrellas, por toda la eternidad (Dn 12, 3). La transfiguración es obra de Dios. Desfigurado por los adversarios, el siervo del Señor no tiene apariencia ni presencia (Is 53, 2).

6.- La gloria de Dios envuelve también a dos hombres que aparecen en gloria (Lc 9, 31). Son las dos grandes figuras del pueblo de Israel: Se les aparecieron Moisés y Elías, que conversaban con él. Pero ¿de qué? Lucas dice que hablaban de su partida (éxodo, salida), que iba a cumplir en Jerusalén (Lc 9, 31). Moisés fue incomprendido y rechazado (Ex 17, 3-7). Elías fue arrebatado en un carro de fuego (2 R 2, 11-13).

7.- Ante la presencia de Moisés, a quien no quisieron obedecer nuestros padres, sino que lo rechazaron para volver su corazón hacia Egipto (Hch 7, 39), Pedro se vuelve a la ley, se ofrece a cumplir la fiesta de las tiendas: Señor, aquí estamos bien. Si quieres, haré tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Lucas añade: No sabía lo que decía (Lc 9, 33).

8.- Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía una voz que decía: Este es mi hijo amado, en quien me complazco; escuchadle. La nube es señal de la presencia de Dios: en una densa nube se le presenta a Moisés (Ex 19,9): La gloria del Señor descansó sobre el monte Sinaí y la nube lo cubrió por seis días. Al séptimo día, llamó el Señor a Moisés de en medio de la nube (Ex 24,16). Pues bien, la nube ahora aparece sobre Jesús. En él se cumple lo que estaba anunciado: He aquí a mi siervo, a quien yo sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma. He puesto mi espíritu sobre él, dictará ley a las naciones (Is 42, 1). Hay que mirar hacia delante. A los discípulos se les da a conocer el plan de Dios, el futuro de Dios. Se cumple lo que había dicho Moisés: El Señor tu Dios suscitará, de en medio de ti, entre tus hermanos, un profeta como yo, a quien escucharéis (Dt 18, 15). Es la confirmación del bautismo de Jesús (Mt 3,17) y de su misión: Escuchadle.

9.- Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de espanto. Mas Jesús acercándose a ellos, los tocó y dijo: Levantaos, no tengáis miedo. Ellos alzaron sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo. Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: No contéis a nadie la visión hasta que el hijo del hombre resucite de entre los muertos. Jesús recomienda a los discípulos máxima discreción.

10.- Los discípulos conversan con Jesús al bajar del monte. Necesitan una explicación.  Jesús es el ungido de Dios, pero tiene que padecer. Los escribas ponen esta objeción: Jesús no puede ser el ungido (mesías), porque Elías debe venir primero. Responde Jesús: Ciertamente, Elías ha de venir a restaurarlo todo. Os digo, sin embargo, que Elías vino ya, pero no lo reconocieron, sino que hicieron con él lo que quisieron. Así también el hijo del hombre tendrá que padecer de parte de ellos. Entonces los discípulos comprendieron que se refería a Juan el Bautista.

11.- La función precursora y renovadora de Elías se ha cumplido en la persona de Juan, que anunciaba un bautismo de conversión: He aquí que yo envío a mi mensajero a allanar el camino delante de mí... Se sentará para fundir y purgar. Purificará a los hijos de Leví y los acrisolará como el oro y la plata (Mal 3, 1-3). Y también: He aquí que yo os envío al profeta Elías antes de que llegue el día del Señor, grande y terrible (3, 23). Juan vino a renovarlo todo, pero fue rechazado y asesinado.

12.- Aplicaciones actuales. El Concilio de Juan vino a renovar la Iglesia. Pero ¿qué está pasando? Juan Pablo I se lo creyó y quiso aplicarlo, pero ¿qué sucedió con el Papa Luciani? Con singular acierto, se dijo entonces: "El Papa profeta se marchó, como Elías, de una forma extraña”, “pero hubo un Eliseo que estaba a su lado atento a lo que ocurría y recogió inmediatamente el manto del insigne profeta. Algo así tendrá que suceder ahora” (Vida Nueva, 5-10-1985).

 

* Diálogo sobre la transfiguración:

- es una leyenda de resurrección

- es un pasaje de reencarnación

- es confirmación del bautismo y de la misión de Jesús

- es la respuesta de Dios a la desfiguración de los hombres

- tenía que padecer, sin forma y figura

- aplicaciones actuales