En el principio era la palabra
 

LAS TORRES GEMELAS Y EL PENTAGONO

TORRES GEMELAS     
  1. El 11 de septiembre fue tremendo. Cuando el presidente de Estados Unidos pretendía vender a Occidente el sofisticado y caro escudo antimisiles, el mundo entero contemplaba en directo el brutal ataque de aviones comerciales, secuestrados y convertidos en infernal bomba contra las Torres Gemelas y el Pentágono, símbolos del poder económico y militar de EE UU.
  2. Las Torres Gemelas, se decía, no se podían derrumbar ni se podían quemar. En cierto sentido, recuerdan la torre de Babel, símbolo colectivo de poder, cuyo lenguaje no se entiende (Gn 11). Pues bien, 110 plantas de vidrio y de metal se vinieron abajo, envueltas en fuego y humo. El espectáculo era apocalíptico: "una carnicería inimaginable, devastadora", dice uno de los testigos. El número total de víctimas está todavía sin cerrar, pero supera los 6.000 muertos (el primer día se habló de 10.000) y los 6.000 heridos.
  3. Las reacciones son diversas: el espanto, la venganza, la cruzada, la guerra, la represalia, la justa condena, la morbosa satisfacción, la petición de una acción coordinada de la ONU y de una justicia llevada a cabo en tribunales internacionales.
  4. El día 19, el presidente Bush inicia la Operación Justicia Infinita, enviando un centenar de aviones militares y varios buques de guerra al Golfo Pérsico y al Indico. El objetivo probable, aunque aún no ha sido especificado, es Afganistán, donde (al parecer) se encuentra el principal sospechoso, Osama Bin Laden. Un 90 % de los norteamericanos apoya la guerra y un 67% acepta que mueran inocentes.
  5. Sin embargo, el presidente francés, Jacques Chirac (de acuerdo con el secretario general de la ONU, Kofi Annan) insiste en crear una amplia coalición internacional para luchar contra el terrorismo: "La acción militar no puede ser la única solución, hay que montar una acción coordinada internacional a medio plazo contra el terrorismo. Esto es algo que sólo la ONU es capaz de hacer".
  6. La iniciativa Justicia sí, guerra no ( http://peace.moveon.org) pide a quienes están en el poder recurran, donde sea posible, a las instituciones judiciales internacionales para juzgar a los responsables de los ataques, en vez de recurrir a los instrumentos de la guerra, la violencia o la destrucción.
  7. La horrible tragedia no debe impedir que se formulen algunas preguntas : ¿Por qué Estados Unidos provoca tanto odio? ¿Se pueden lanzar bombas en medio mundo (Vietnam, Chile, Panamá, Somalia, Irak, Nicaragua, El Salvador, Afganistán, Sudán, Yugoslavia...) sin temer que se produzcan reacciones violentas? Además, ¿hacia dónde conduce la espiral de la violencia ? En los terribles atentados contra las embajadas americanas en Dar es Salam (Tanzania) y Nairobi (Kenia) el 7 de agosto de 1998 hubo 257 muertos y más de 4.000 heridos. Después vinieron los bombardeos americanos de supuestas bases terroristas con sus errores y efectos colaterales. Lo de ahora es mucho peor. Pero ¿qué sucedería, por ejemplo, si el ataque se dirige contra centrales nucleares? ¿Qué sucedería si un día se emplean armas atómicas, químicas, bacteriológicas? Es preciso recordar el aviso del Evangelio: El que a hierro mata a hierro muere (Mt 26, 52). Ciertamente, el futuro es inquietante. Pero no lo hagamos más aún.
  8. El papa Juan Pablo II ha pedido al pueblo estadounidense que no ceda "a la tentación del odio y de la violencia". Por su parte, la Conferencia Episcopal de Estados Unidos ha enviado al presidente Bush una carta, en la que se apoya la decisión de responder al terrorismo con las armas: "Nuestra nación, en colaboración con las demás, tiene el derecho moral y la obligación sacrosanta de defender el bien común contra los ataques terroristas". Se precisa, no obstante, que "cualquier acción militar debe respetar los sanos principios morales". El presidente de la Conferencia explica que "la respuesta debe tener cuidado de proteger a la población civil inocente". En una línea semejante, el portavoz vaticano, Navarro Valls, ha asegurado que la Santa Sede "entendería el uso de la fuerza".
  9. Un afgano-americano, Tamim Ansary, dice lo siguiente: "Hace algunos años la ONU estimó que hay 500.000 huérfanos discapacitados en Afganistán, un país sin economía, sin alimentos. Hay millones de viudas", "nuevas bombas sólo removerían las ruinas dejadas por las viejas bombas... Quizá las bombas alcanzarían a algunos de esos huérfanos incapacitados, que no se pueden mover y ni siquiera tienen sillas de ruedas", "estamos flirteando con una guerra mundial entre el Islam y Occidente ¿Y saben qué? Este es el plan de Bin Laden...Probablemente está equivocado, al final Occidente ganaría, sea cual sea su significado, pero la guerra duraría años y millones de personas morirían, no sólo los suyos, también los nuestros". Por supuesto, hablarían de "guerra justa" los unos y de "guerra santa" los otros.
  10. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) informa sobre la catástrofe humanitaria de Afganistán, después de 3 años de sequía y más de 20 de conflicto continuado, con violación de derechos humanos: "Antes de que ocurrieran los acontecimientos de la semana pasada, ya había cerca de un millón de desplazados internos en territorio afgano" (17-9-2001). El personal humanitario ha sido evacuado. La situación puede empeorar rápidamente, provocando éxodos masivos y miles de muertes.
  11. El domingo día 16 se leía en todas las iglesias el pasaje del toro de metal, todo un símbolo, el falso dios del becerro de oro ante el que se postra el pueblo (Ex 32, 7-14). Pues bien, el domingo día 23, la denuncia del profeta Amós sacude el embotamiento general (Am 8, 4-7; ver Hch 28, 27): robar a los pobres clama al cielo. Dios hace suya la causa del desvalido: "El que la vilipendia y la sofoca, se dice en la introducción a la lectura, tiene enfrente de sí la justicia infinita". Es toda una réplica a la Operación que ahora cambia de nombre: Libertad Perdurable.
  12. El Evangelio es el pasaje del dinero injusto. Plantea una opción radical: No podéis servir a Dios y al dinero (Lc 16,13). El dinero es un dios falso e injusto, que embota el corazón y abre abismos sociales entre ricos y pobres (Lc 16,19-31). Los pobres plantean cuestiones tan vivas y universales como el pan, la salud, el trabajo, la vivienda, la educación, la justicia, la libertad. Como dice el Concilio Vaticano II, para satisfacer las exigencias de la justicia se han de eliminar las grandes diferencias sociales (GS 66). Las diferencias escandalosas entre ricos y pobres son una injusticia y, además, un peligro social: generan violencia. El fanatismo no lo explica todo.
  13. La segunda lectura (1 Tm 2, 1-8) es muy oportuna. San Pablo pide oraciones por los que tienen grandes responsabilidades para que podamos llevar una vida tranquila y apacible. Nos invita a rezar alzando las manos limpias de ira y de divisiones. En un pequeño grupo, el tremendo día 11, nos encontramos un salmo impresionante. Hablaba de superar el miedo y de confiar en Dios, a pesar de todo: No temerás... el azote que devasta a mediodía (Sal 91).
  14. Estados Unidos debe aprender de su propia historia. No es sólo un imperio dominador de pueblos. Esto es lo que ahora se ataca, como un día hicieron con el imperio romano los galileos violentos (Lc 13, 1-5; Jn 10, 1-21). Estados Unidos es también un país nacido de la emigración, convertido en tierra prometida para masas inmensas de inmigrantes y refugiados. Se han recordado estos días las palabras grabadas en la base de la Estatua de la Libertad, un símbolo tan distinto de los otros, los símbolos machacados: "Dadme a vuestras masas apiñadas, cansadas y pobres, que anhelan respirar en libertad, el triste deshecho de vuestra rebosante orilla. Enviádmelos, a los sin hogar, a los que hacia mí arrojó la tempestad. ¡Alzo mi antorcha junto a la puerta dorada!". Esto sí es perdurable.
    • Diálogo: ¿Qué posiciones nos parecen cristianas? ¿Cuáles no?
        • condenar la locura de los ataques terroristas.
        • apoyar la guerra, aunque mueran inocentes.
        • la guerra es un derecho y un deber, teniendo en cuenta los sanos principios morales.
        • pensar en las repercusiones de la guerra.
        • promover una acción coordinada internacional contra el terrorismo.
        • juzgar a los responsables en tribunales internacionales.
        • reflexionar sobre las causas de la violencia.
        • denunciar la espiral de la violencia.
        • Jesús de Nazaret no está con los galileos violentos, pero tampoco con el imperio.
        • el Evangelio denuncia las situaciones de injusticia que generan violencia.
        • el Evangelio es buena noticia para los pobres.