En el principio era la palabra
 
LA GLORIA DEL OLIVO

 

 

1.- Cada sociedad tiene sus mitos. Los discípulos de Jesús se encuentran con uno, la enseñanza de los escribas sobre la venida de Elías. Jesús cuestiona esa enseñanza y, a partir de ahí, hace una catequesis, una profecía aplicada al presente: Ciertamente, Elías ha de venir a restaurarlo todo. Os digo, sin embargo, Elías vino ya, pero no le reconocieron sino que hicieron con él cuanto quisieron (Mt 17,12;Mal 3,23). Los discípulos comprendieron que se refería a Juan, el mensajero, que eso significa malaquías, el que prepara el camino delante de Dios (Mal 3,1). Nosotros nos encontramos con la llamada profecía de San Malaquías, que es una lista de lemas papales. A partir de este mito y de su historia, hacemos una catequesis sobre la gloria del olivo, lema atribuido al papa actual.

clairvaux

2.- En primer lugar, nos acercamos a la figura de Bernardo de Claraval. Con sus luces y sombras, ejerce un fuerte influjo en su tiempo y también después. Nace en 1090 en el castillo de Fontaine-lès-Dijon (Borgoña, Francia). A los 21 años, ingresa en la orden del Cister. Cuatro años después, funda el monasterio de Claraval, del que sería abad hasta su muerte. En 1119 colabora en la Carta caritatis, estatutos del Cister. Su posición a favor de Inocencio II (frente a Anacleto II) resuelve el cisma de los dos papas (1130-1138).

3.- Con la curia romana está en frecuente relación. Sus cartas a Honorio II, Inocencio II y Eugenio III muestran su vinculación a la reforma promovida por estos papas. Sin embargo, no faltan tensiones. Bernardo denuncia los negocios de la curia romana: “La curia está a punto de convertirse en un gran centro de negocios profanos. Los mercaderes invaden el templo, un ejército de abogados y leguleyos con todos los pleitos y trabacuentas de la cristiandad” (La consideración I, 4).

4.- Tras la caída de Edesa (1144), Eugenio III le encarga la predicación de la segunda cruzada en Francia. La cruzada, la “guerra santa”, es un desastre. Bernardo tiene que escuchar palabras amargas. En la dieta de Francfort aprueba la cruzada contra los vendos (entre el Elba y el Oder). Se aplica la misión por la espada: “aniquilamiento o conversión de los paganos”. Sin embargo, una cosa es dar la vida por Cristo y otra quitársela a los demás en nombre de Cristo.

5.- Bernardo, llamado el "doctor melifluo", escribe sobre los grados de humildad y de soberbia, la vida cisterciense, el amor de Dios, el mandato y la dispensa, la gracia y el libre albedrío, el Cantar de los Cantares, La consideración (para Eugenio III, papa cisterciense) y Vida de San Malaquías. Con sus aciertos y errores, sólo busca una cosa: anunciar al mundo la doctrina de la Sagrada Escritura a ejemplo de los santos padres. Habiendo fundado numerosos monasterios, muere el 20 de agosto de 1153.

6.- Durante el siglo XII, triunfa el humanismo monástico de Cluny, del Cister y de los canónigos regulares. Se valora la teología bíblica. Lo que importa es la historia de la salvación, no la abstracción dogmática. Anselmo de Havelberg (+1158) quiere comprender dentro de la historia de la salvación los acontecimientos del pasado y del presente que mueven al mundo. Al lado del humanismo monástico se difunde una nueva teología dentro de las escuelas catedralicias y capitulares. Es la escolástica, que pretende elaborar una visión general de los dogmas por medio de una reflexión racional.

7.- Bernardo es amigo de Malaquías, benedictino y arzobispo de Armagh (Irlanda), autor del famoso documento llamado profecía de San Malaquías. Con tal nombre lo da a conocer Arnold de Wion en su obra Lignum vitae, ornamentum et decus Ecclesiae (Venecia, 1595, 307-311). Monje benedictino también, Wion recuerda a quienes fueron gloria de la orden y de la Iglesia. Malaquías murió en Claraval (en 1148), donde se hallaba de paso para visitar a Eugenio III, que viajaba a Francia.

8.- El documento es una lista de 113 lemas, cada uno de ellos referido a un papa, siguiendo el orden en que debían sucederse. Después de 111 lemas (tras el Gloria olivae), la lista termina con dos más: In persecutione y Petrus Romanus. Con ambigüedades y vaguedades, se observan coincidencias entre determinados lemas y algún dato relativo al papa correspondiente: nombre personal, apellido, lugar de nacimiento, escudo, título, dignidad eclesiástica, etc. En una segunda columna Wion añade a los lemas los nombres de los papas: lo hace según su parecer y el del dominico Alfonso Chacón, experto en historia eclesiástica del siglo XVI (+1601). En una tercera columna aparece la interpretación del lema, que pertenece a Chacón. Los nombres de los papas comienzan en Celestino II (1143-1144), el primer papa elegido sólo por cardenales (sin clero ni pueblo) y se detienen en Clemente VIII (1592-1605), pues la obra de Wion fue publicada en 1595. Sin embargo, la interpretación de los lemas llega a Urbano VII (+1590).

9.- Los interrogantes son diversos: ¿Cómo se explican esas coincidencias? ¿Tiene la lista un valor profético? ¿Es una falsificación? ¿Se acaban los papas? ¿Se acerca el fin del mundo?  ¿No dijo Jesús que no conocemos el día ni la hora? (Mt 24,36) ¿Son los lemas imprecisos y vagos, aplicables a diversas situaciones y, por tanto, manipulables? Los lemas 1-77 (hasta Clemente VIII) se ajustan a sus respectivos papas, incluso a los antipapas, pero ¿qué sucede después? ¿se ajustan, más o menos, lo mismo?

10.- Obviamente, para muchos los lemas “son divisas ridículas, juglarescas, necias, oscuras, imprecisas y vagas” (J. Planella, J. Corral, 1972). El jesuita del siglo XVII, Claude-François Menestrier, supone que el autor de la lista es un falsificador que hacia 1590 redactó su documento, atribuyéndolo a San Malaquías, para lograr que los cardenales eligiesen en el cónclave a un candidato, para el que se redactó un lema, Ex antiquitate Urbis, es decir, De la antigüedad de la Ciudad. Resultó elegido Gregorio XIV y el candidato, que era de Orvieto (urbs vetus, ciudad antigua), se quedó en cardenal.

11.- Joseph Maitre dice en su libro La profecía de los papas que la lista anuncia el fin del mundo: “La profecía de San Malaquías es la historia anticipada de las últimas edades del mundo por medio de la historia de los últimos papas” (Beaune,1901,280). Cornelio A Lapide, comentando el Apocalipsis (Ap 20,5) en 1620, recoge una vieja tradición común a judíos y cristianos, según la cual “el mundo durará seis mil años y será destruido; dos mil años fueron vacíos, dos mil de ley mosaica, y dos mil será el tiempo del Mesías”. Padres de la Iglesia, como Justino, Ireneo, Jerónimo, Agustín, Cirilo y Crisóstomo,  asumen esa tradición.

12.- El jesuita Juan Manuel Igartua afirma en El enigma de la profecía de S. Malaquías sobre los papas (Ed. Acervo,1981,76): “La finalidad de la lista no es señalar el fin del mundo sino un acontecimiento de tan gran importancia como sería la unión de las Iglesias cristianas”. El lema  73, que corresponde al papa Sixto V, dice así: Axis in medietate signi, que significa: Eje en la mitad del signo. El escudo tiene un eje en la mitad (banda diagonal). Pues bien, situando en el punto medio de ese pontificado el eje de la lista (año 1587), hay 444 años antes y 444 después. Así se alcanzan los 888, término que viene a coincidir con el año 2031, año dos mil de la redención de Cristo. En el simbolismo numérico antiguo esa cifra refleja la absoluta perfección y es el número del nombre de Jesús. Las letras griegas de su nombre (Iesous) suman 888.

olivo

13.- Sea lo que sea de la lista en cuestión, los últimos lemas tienen inspiración bíblica y sugieren una vuelta a las fuentes, como quiso el concilio Vaticano II. Del mito pasamos a la profecía. El olivo (típico de Palestina) simboliza al justo (Sal 52), a la sabiduría (Eclo 24, 14) y al pueblo judío (Rm 11,16-24), en el que se inserta el cristianismo naciente. Algunas ramas fueron desgajadas. Su reinserción será una resurrección. Aunque quede sólo un resto, las primeras comunidades cristianas son ramas de olivo. Las comunidades gentiles son ramas injertadas (Rm 11,5.15-17).  Ciertamente, la gloria del olivo resplandece en Cristo. Y la unidad de las Iglesias, objetivo del concilio, sólo puede cumplirse por una vuelta (conversión) al Evangelio. Ello implica una revisión de la propia tradición a la luz de la palabra de Dios. Implica también una revisión de lo que significa ser papa. A comienzos del tercer milenio, al papa se le pide una forma de ejercer su función, realmente evangélica y ecuménica: proclamar la palabra de Dios, toda la palabra y nada más que la palabra, sin imponerla por la fuerza (El día de la cuenta, 27;ver 142-144). Si así lo hace, sería en medio de la persecución, al fin y al cabo, gajes del oficio (Mc 10,30). Sin embargo, se haría posible un sueño: la llegada de Pedro Romano, Pedro Segundo, que (este sí) se parecería al primero y sería testigo del Evangelio galileo.

 

* Diálogo: ¿Qué lecciones aporta y qué perspectivas abre La gloria del olivo?