En el principio era la palabra
 

EL MAPA DE LA VIDA


 1.- El 27 de junio de 2000 los medios de comunicación daban la noticia a toda plana: "El mundo cambia de era al hallar el mapa de la vida" (La Vanguardia), "La lectura del genoma humano abre una nueva era en la lucha contra las enfermedades" (El País), "Descifrado el libro de la vida. Nace la biomedicina del siglo XXI para curar miles de enfermedades" (ABC), "El mapa de la vida ya está completo" (Diario 16). Era patente el optimismo por el descubrimiento de este secreto tan bien guardado hasta ahora en la historia de la humanidad, que lleva 100.000 años sobre la tierra.
2.- En realidad, el libro de la vida se ha ido descubriendo poco a poco. Las leyes de la herencia fueron descubiertas en 1865 por el agustino austríaco Gregorio Mendel. Sus experimentos con guisantes condujeron, en una serie de descubrimientos, al hallazgo del ADN. Los seres vivos están compuestos por miles de proteínas que les permiten moverse, respirar, obtener energía e intercambiar materiales con el entorno. La información necesaria para construir todo eso se guarda en una base de datos independiente, aislada, estable a lo largo de las generaciones y transmitida de padres a hijos. Este fue el descubrimiento de Mendel. Los elementos de esa base de datos hoy se llaman genes. Y la base de datos en su conjunto se llama genoma.
3.- El genoma humano tiene 23 pares de cromosomas distintos. 22 pares están numerados aproximadamente por orden de tamaño, desde el más grande al más pequeño. El par restante corresponde a los cromosomas sexuales: dos grandes cromosomas X en las mujeres, un X y un Y pequeño en los hombres. Los cromosomas están llenos de unas enormes moléculas llamadas ADN (ácido desoxirribonucleico), que tienen forma de doble hélice. El cuerpo humano contiene aproximadamente 100 billones de células, la mayoría de las cuales tiene menos de una décima de milímetro de diámetro. Cada célula tiene un núcleo. Dentro del núcleo se encuentran dos series completas del genoma humano (excepto en los óvulos y en los espermatozoides, que tienen una copia cada uno, y los hematíes que no tienen ninguna). Una serie del genoma procede de la madre y otra del padre.
4.- El ADN está compuesto por miles de millones de compuestos pequeños llamados bases. Las bases son sólo de cuatro tipos: A (adenina), C (citosina), G (guanina) y T (timina). El ADN es una larguísima doble hilera de bases (la doble hélice). Entre una hilera y otra, las bases se aparean siempre siguiendo las reglas del austríaco Erwin Chargaff: A siempre con T; G siempre con C. Esta complementariedad es el secreto de la vida, pues si las dos hileras se separan, cada una puede reconstruir a la otra: por eso los genes pueden sacar copias de sí mismos, las células pueden replicarse y los seres humanos pueden reproducirse.
5.- "Ninguno de los privilegiados que vimos por primera vez la doble hélice en la primavera de 1953 nos planteamos jamás que llegaríamos a verla completamente descodificada", dice James Watson. "Mi deseo de ayudar a acelerar la genética humana fue lo que me animó en 1986 a convertirme en uno de los primeros partidarios del Proyecto Genoma Humano, cuyo objetivo último era hallar la secuencia de los aproximadamente 3.000 millones de letras que forman nuestro código genético. Aunque muchos jóvenes brillantes alegaron que todavía no había llegado la hora del proyecto, los que pertenecíamos a la generación anterior estábamos viendo demasiado cerca a nuestros padres y cónyuges víctimas de enfermedades de predisposición genética. Y prácticamente todos conocíamos a parejas con hijos cuyo futuro estaba empañado por una mala tirada de los dados genéticos" (El País, 28-6-2000).
6.- Craig Venter es el presidente de Celera Genomics, la empresa privada de Rockville (en las afueras de Washington) que ha logrado descifrar el código genético humano en colaboración con la investigación pública Human Genome Project, lo que se considera el mayor hito de la historia médica y biológica. 800 ordenadores aceleraron la recta final. Al completar la secuencia del genoma humano, los científicos pueden empezar el trabajo de localización de los genes para analizar su función en el organismo. En una fase posterior, el estudio de los genes permitirá la creación de nuevos fármacos y técnicas médicas destinadas a la curación de enfermedades.
7.- "Estamos aprendiendo el lenguage con el que Dios creó la vida", dijo Clinton en la presentación del descubrimiento. Sus consecuencias prácticas son enormes: "cambiarán la medicina para siempre", otorgarán "un nuevo poder para curar", especialmente en el diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades como alzheimer, párkinson, diabetes y cáncer. Francis Collins, director de Proyecto Genoma Humano, añadió a esa lista los problemas cardíacos, la esquizofrenia, la alta presión sanguínea y todas las complicaciones que tienen un origen o una contribución genética. Dice el Dr. Dexter en Londres: "La información sobre la secuencia de los genes nos permitirá identificar de modo preciso qué gen es el que falla cuando contraemos una enfermedad y, una vez que lo sepamos, se abrirá un número enorme de posibles tratamientos".
8.- "En los cinco genomas que hemos descifrado no hay modo de diferenciar una etnia de otra", dijo Craig Venter. En ese quinteto hay un hispano, un asiático, un afroamericano y un caucasiano (blanco europeo). Por tanto, ni blancos ni negros ni amarillos. Los mapas genéticos humanos pueden reflejar la gran variedad de rasgos y características del ser humano, pero nadie puede considerar a otra persona como inferior a causa de su código genético.
9.- En medio del optimismo por el nuevo descubrimiento se advierten algunos riesgos. Los empresarios podrían usar los datos para seleccionar a sus empleados y, por tanto, se produciría una discriminación. Las compañías de seguros podrían subir las primas a las personas con más predisposición a las enfermedades. Cualquier muestra de sangre entregada para un propósito podría usarse para otro y se podría violar la privacidad. Es necesario observar el respeto de las normas sobre protección de datos: "Estamos obligados a señalar los peligros que podrían suponer el manejo inhumano de la información sobre la personalidad genética de los ciudadanos" (ABC, 28-6-2000).
10.- Asimismo, los beneficios del nuevo descubrimiento podrían ser sólo accesibles a los más ricos y producirse una desigualdad en algo tan elemental y necesario como el aire, el pan o la salud. Los políticos han de velar porque la revolución genética que supone este descubrimiento se ponga, efectivamente, al servicio del bien común. Es necesario hacer un llamamiento a la responsabilidad de los investigadores y de los Gobiernos "con el fin de garantizar que el libro de la vida sea patrimonio de la Humanidad y no beneficie sólo a unos pocos" (ABC, 27-6-2000). Unos días después, el domingo siguiente, se leía en todas las iglesias: "No se trata de aliviar a otros pasando vosotros estrecheces; se trata de nivelar" (2 Co 8, 13).
11.- Se leía también un pasaje del libro de la Sabiduría, en el que se presenta a Dios como autor de la vida y no de la muerte. Dios hizo al hombre "imagen de su misma naturaleza" (Sab 2,23). El hombre refleja una grandeza que no viene de él, es imagen de una plenitud que le trasciende. Para los creyentes, el descubrimiento del mapa de la vida nos pone delante de la Sabiduría de Dios: "Todo lo dispusiste con medida, número y peso" (Sab 11,20). Se dice en el salmo 8: "Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra...¿qué es el hombre para que de él te acuerdes? Se dice también: "Le coronaste de gloria y dignidad, le diste el mando sobre las obras de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies".
12.- Como dijo el concilio Vaticano II, estamos ante una nueva situación de la cultura. Se puede hablar incluso de una "nueva época de la historia humana". Tal situación ha sido preparada "por el enorme progreso de las ciencias naturales y de las humanas, incluidas las sociales; por el desarrollo de la técnica, y también por los avances en el uso y recta organización de los medios que ponen al hombre en comunicación con los demás" (GS 54). En el diálogo de la fe con la ciencia es preciso mantener el siguiente principio: no buscar en la ciencia lo que sólo la fe nos puede dar y, a su vez, no buscar en la fe lo que la ciencia nos puede ofrecer.
* Diálogo: ¿Qué significa el nuevo descubrimiento? ¿Qué perspectivas se abren en la lucha contra la enfermedad? ¿Qué riesgos acechan? ¿Cómo lo vivimos desde la fe?