En el principio era la palabra
 

   PRIMERA CARTA A TIMOTEO
El combate de la fe


1.    Cuando Pablo deja Éfeso, cierra una etapa y abre otra. Va a Roma, pero pasa por Jerusalén. Va a Jerusalén, pero pasa por Macedonia y Grecia. Ciertamente, no va por el camino más corto. Tiene su propio plan de viaje: “Salió camino de Macedonia. Recorrió aquellas regiones”, “después marchó a Grecia. Pasó allí tres meses. Los judíos tramaron una conspiración contra él cuando estaba a punto de embarcarse para Siria; entonces él tomó la determinación de volver por Macedonia” (Hch 20,1-3). Desde Macedonia, en el otoño del año 57, Pablo escribe la primera carta a Timoteo, que se ha quedado en Éfeso. ¿Tiene la carta aspectos útiles para hoy? ¿Qué problemas afronta? ¿Puede ser considerada como auténtica carta de Pablo?

2.    Algunos datos. Timoteo es de Derbe: “Había allí un discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía y de padre griego. Los hermanos de Listra e Iconio daban de él buen testimonio. Pablo quiso que se viniera con él. Le tomó y le circuncidó a causa de los judíos que había por aquellos lugares” (Hch 16,1-3). Pablo recuerda a Timoteo lo que tuvo que pasar en Antioquía, en Iconio y en Listra (2 Tm 3,11). En Listra fue apedreado (2 Co 12,7-10). En Éfeso recibe Timoteo la “imposición de manos” por parte de Pablo y del grupo de presbíteros, dirigentes de la comunidad (1 Tm 4, 14; 2 Tm 1,6). Es el reconocimiento de su misión.

3.    El saludo inicial es semejante al de las cartas paulinas: “Pablo, apóstol de Cristo Jesús, por mandato de Dios nuestro Salvador y de Cristo Jesús nuestra esperanza, a Timoteo,  verdadero hijo mío en la fe. Gracia, misericordia y paz de parte de Dios nuestro padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro” (1 Tm 1,1-2). Con relación a la carta a Tito, se añade la palabra “misericordia” (ver Tt 1,4).

4.    El problema aflora en seguida: “Al partir yo para Macedonia te rogué que permanecieras en Éfeso para que mandaras a algunos que no enseñaran doctrinas extrañas, ni dedicaran su atención a mitos y genealogías interminables, que son más a propósito para promover disputas que para realizar el plan de Dios, fundado en la fe” (1 Tm 1,3-4). Los mitos y genealogías son “especulaciones sobre la Creación” (J. Jeremías, 35). Algunos “han venido a caer en una vana palabrería, pretenden ser doctores de la ley sin entender lo que dicen”, “sí, ya sabemos que la ley es buena, con tal de que se la tome como ley, teniendo en cuenta que la ley no ha sido instituida para el justo, sino para los criminales y rebeldes, para los impíos y pecadores, sacrílegos y profanadores, para los parricidas, matricidas y asesinos; para los libertinos, invertidos y traficantes de esclavos; para los estafadores, perjuros y para todo lo demás que se opone a la sana doctrina, según el evangelio de la gloria de Dios bienaventurado, que se me ha confiado” (1 Tm 1,6-11).

5.    Acción de gracias: “Doy gracias a aquel que me revistió de fortaleza, a Cristo Jesús, Señor nuestro, que me consideró digno al colocarme en el ministerio, a mí, que antes fui un blasfemo, un perseguidor y un insolente. Pero encontré misericordia porque obré por ignorancia en mi infidelidad. Y la gracia de nuestro Señor sobreabundó en mí, juntamente con la fe y la caridad en Cristo Jesús”, “y si encontré misericordia fue para que en mí primeramente manifestase Jesucristo toda su paciencia y sirviera de ejemplo a los que habían de creer en él para obtener vida eterna” (1, 13-16).  

6.    Recomendación a Timoteo: “Esta es la recomendación que yo te hago, de acuerdo con las profecías pronunciadas sobre ti anteriormente. Combate, penetrado de ellas, el buen combate, conservando la fe y la conciencia recta; algunos, por haberla rechazado, naufragaron en la fe; entre estos están Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que aprendiesen a no blasfemar” (1,18-20). Tabla de deberes (2, 1-15).

7.    El misterio de la piedad: “Te escribo estas cosas, dice Pablo, con la esperanza de ir pronto donde ti; pero si tardo, para que sepas cómo hay que portarse en la casa de Dios, que es la Iglesia de Dios vivo, columna y fundamento de la verdad. Y sin duda alguna grande es el misterio de la piedad: Él ha sido manifestado en la carne, justificado en el espíritu, visto de los ángeles, proclamado a los gentiles, creído en el mundo, levantado a la gloria” (3,14-16; ver Flp 2,9-11). Pablo espera pasar pronto por Éfeso. Al final, no pasó, convocó a los dirigentes  en Mileto para despedirse de ellos (Hch 20, 17). Sin embargo, Timoteo forma parte del grupo que acompaña a Pablo en el viaje a Jerusalén (Hch 20, 4). El misterio de la piedad revela la acción de Dios en Cristo Jesús. Se evoca la entronización de un rey: el nuevo rey recibe cualidad divina (exaltación), es presentado al círculo de los dioses (en este caso, ángeles), recibe la soberanía (entronización). En el salmo 2 se dice: “Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy”.

8.    Los falsos doctores: “Estos prohíben el matrimonio y el uso de alimentos que Dios creó para que fuesen comidos con acción de gracias y por los que han conocido la verdad. Porque todo lo que Dios ha creado es bueno y no se ha de rechazar ningún alimento que se coma con acción de gracias, pues queda santificado por la palabra de Dios y por la oración. Si tú enseñas estas cosas a los hermanos, serás un buen ministro de Cristo Jesús” (1 Tm 4, 3-6). Como enseña Jesús, el matrimonio pertenece al proyecto original de Dios (Mt 19,6) y lo que contamina al hombre no es lo que entra por la boca, sino lo que sale del corazón (Mc 7,14-23). Añade Pablo: “Rechaza las fábulas profanas”, “ejercítate en la piedad”, “si nos fatigamos y luchamos es porque tenemos puesta la esperanza en Dios vivo, que es el salvador de todos los hombres, principalmente de todos los creyentes. Predica y enseña estas cosas” (1 Tm 4,7-11).

9.    Recomendaciones de Pablo: “Que nadie menosprecie tu juventud. Procura, en cambio, ser para los creyentes modelo en la palabra, en el comportamiento, en la caridad, en la fe, en la pureza. Hasta que yo llegue, dedícate a la lectura, a la exhortación, a la enseñanza. No descuides el carisma que hay en ti, que se te comunicó por intervención profética mediante la imposición de las manos del colegio de presbíteros. Ocúpate en estas cosas, vive entregado a ellas para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. Vela por ti mismo y por la enseñanza; persevera en estas disposiciones, pues obrando así te salvarás a ti mismo y a los que te escuchan” (4,12-16). Pablo dice de nuevo que piensa volver  por Éfeso. En Tróade deja el abrigo, los libros y los pergaminos (2 Tm 4,13). Quizá, al volver de Jerusalén, piensa pasar por allí, pero no pudo ser. Tabla de deberes (5,1-16 y 6,1-2)

10.    Los dirigentes de la comunidad: “Los presbíteros que ejercen bien su cargo merecen doble remuneración principalmente los que se afanan en la predicación y en la enseñanza. La Escritura, en efecto, dice: No pongas bozal al buey que trilla (Dt 25,4). Y también: El obrero merece su salario (Lc 10,7). No admitas ninguna acusación contra un presbítero si no viene con el testimonio de dos o tres (Dt 19,15). A los culpables repréndeles delante de todos”, “yo te conjuro en presencia de Dios, de Cristo Jesús y de los ángeles escogidos que observes estas recomendaciones sin dejarte llevar de prejuicios ni favoritismos. No te precipites a imponer a nadie las manos, no te hagas partícipe de los pecados ajenos. Consérvate puro. No bebas ya agua sola. Toma un poco de vino” (1 Tm 5,17-23).

11.    En Éfeso los dirigentes se llaman “presbíteros” (Hch 20, 17). Son equivalentes de “obispos” y “diáconos” (ver Tt 1,5-9), no existe todavía la estructura jerárquica posterior. Deben reunir ciertas cualidades: “Es necesario que el obispo sea irreprensible, casado una sola vez, sobrio, sensato, educado, hospitalario, apto para enseñar, ni bebedor ni violento, sino moderado, enemigo de pendencias, desprendido del dinero, que gobierne bien su propia casa”, “también los diáconos deben ser digno, sin doblez, no dados a beber mucho vino ni a negocios sucios; que guarden el misterio de la fe con una conciencia pura. Primero se les someterá a prueba y después, si fueren irreprensibles, serán diáconos. Las mujeres igualmente deben ser dignas, no calumniadoras, sobrias, fieles en todo” (1 Tm 3, 1-13). El texto parece desplazado.

12.    Las palabras de Cristo Jesús: “Esto debes enseñar y recomendar. Si alguno enseña otra cosa y no se atiene a las sanas palabras de nuestro Señor Cristo Jesús y a la doctrina que es conforme a la piedad, está cegado por el orgullo y no sabe nada, sino que padece la enfermedad de las disputas y contiendas de palabras, de donde proceden las envidias, discordias, maledicencias, sospechas malignas, discusiones sin fin propias de gentes que tienen la inteligencia corrompida, que están privados de la verdad y que piensan que la piedad es un negocio”, “la raíz de todos los males es el afán de dinero” (1 Tm 6,2-10), a los ricos “recomiéndales que no sean altaneros ni pongan su confianza en lo inseguro de las riquezas sino en Dios” (6, 17-19). Este último texto parece desplazado.

13.    El combate de la fe: “Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de estas cosas; corre al alcance de la justicia, de la piedad, de la fe, de la caridad, de la paciencia en el sufrimiento, de la dulzura. Combate el buen combate de la fe, conquista la vida eterna a la que fuiste llamado y de la que hiciste profesión delante de muchos testigos. Te recomiendo en la presencia de Dios que da vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, que ante Poncio Pilato rindió tan solemne testimonio, que conserves el mandato sin tacha ni culpa hasta la manifestación de nuestro Señor Cristo Jesús, que a su debido tiempo mostrará el bienaventurado y único soberano, el rey de los reyes y el Señor de los señores, el único que posee inmortalidad, que habita en una luz inaccesible, a quien no ha visto ningún ser humano ni le puede ver. A él el honor y el poder por siempre. Amén” (6,11-16).

14.    Saludo final: “Timoteo, guarda el depósito. Evita las palabrerías profanas y también las objeciones de la falsa ciencia; algunos que la profesaban se han apartado de la fe. La gracia sea con vosotros” (6, 20-21). La palabra “depósito” (2 Tm 1, 12-14) subraya el deber de conservar y transmitir el Evangelio que a Timoteo se le ha confiado. La palabra “ciencia” (en griego, gnosis) remite aquí a la filosofía dominante.

15.    Llama la atención. Entre dos tablas de deberes aparece un “intermedio epistolar” (3,14-4,16): “Atribuimos carácter epistolar a la sección relativamente homogénea, comprendida entre dos anuncios de una próxima visita del apóstol (3,14-15 y 4,13). La llamamos ‘intermedio’ por encontrarse entre dos tablas de deberes: pero es lógico pensar que, junto con el exordio (o comienzo, 1,3-20) y el final epistolar (6,3-21), contienen el mensaje específico de la carta” (J. Sánchez Bosch, 443-445).

16.    En realidad, las tablas de deberes no encajan con la carta de Pablo. La primera tabla empieza diciendo: “Ante todo recomiendo que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad” (2,1-2). Esto parece interferir con la recomendación de Pablo, inmediatamente anterior: “Esta es la recomendación que yo te hago, de acuerdo con las profecías pronunciadas sobre ti anteriormente. Combate, penetrado de ellas, el buen combate, conservando la fe y la conciencia recta” (1,18-20).

17.    En la primera tabla se dispone también que las mujeres han de permanecer en silencio: “La mujer oiga la instrucción en silencio con toda sumisión. No permito que la mujer enseñe ni que domine al hombre. Que se mantengan en silencio. Porque Adán fue formado primero y Eva en segundo lugar. Y el engañado no fue Adán, sino la mujer que, seducida, incurrió en la transgresión. Con todo, se salvará por su maternidad, mientras persevere con modestia en la fe, en la caridad y en la santidad” (1 Tm 2,11-15).  La imposición del silencio a las mujeres (ver 1 Co 14,34) parece una interpolación, un añadido posterior, algo que no pertenece a Pablo (ver Trilling, 36-37; Dautzenberg, 257-273; catequesis Comunidades gálatas y Comunidad de Corinto).

18.    En la segunda tabla se afirma: “Honra a las viudas, a las que son verdaderamente viudas. Si una viuda tiene hijos o nietos, que aprendan estos primero a practicar los deberes de piedad para con los de su propia familia y a corresponder a sus progenitores, porque esto es agradable a Dios”. Sobre esto, nada que objetar. Pero después se dice: “Descarta a las viudas jóvenes, porque cuando les asaltan los placeres contrarios a Cristo quieren casarse e incurren así en condenación por haber faltado a su compromiso anterior. Y, además, estando ociosas, aprenden a ir de casa en casa; y no sólo están ociosas, sino que se vuelven charlatanas y entrometidas, hablando de lo que no deben. Quiero, pues, que las jóvenes se casen, que tengan hijos y que gobiernen la propia casa y no den al adversario ningún motivo de hablar mal”  (1 Tm 5, 3-16), “todos los que estén como esclavos bajo el yugo de la servidumbre consideren a sus dueños como dignos de todo respeto, para que no se blasfeme del nombre de Dios y de la doctrina” (6,1-2). De forma más o menos camuflada, aparecen aquí exhortaciones a la sumisión: la mujer, casada y en casa; los esclavos, sometidos en todo a sus dueños. Estas exhortaciones interrumpen las recomendaciones de Pablo (4,12-16 y 5,17-23)

19.    Lenguaje y contenido. En cuanto al vocabulario, las tres cartas pastorales, por una parte, presentan “36 vocablos que no tienen paralelo en las otras cartas de Pablo”; por otra, “hay 35 vocablos que están presentes”, también “algunas partículas griegas típicas de la prosa paulina”. En cuanto al contenido, por un lado, “hay afinidades con temas y expresiones presentes en las cartas históricas de Pablo, sobre todo en la Carta a los romanos, la primera Carta a los Corintios y la Carta a los filipenses”. Por otro, “los mismos temas y expresiones, y hasta el mismo modelo literario, se insertan dentro de otra perspectiva y adquieren una tonalidad diversa” (Fabris, 548-549). Ahora bien, si -como muchos dicen- las cartas son “de todo punto irreconciliables con el pensamiento del apóstol“, “se excluye al mismo tiempo que hayan podido ser escritas por un redactor con la aprobación del apóstol, e incluso por un buen discípulo” (Sanchez Bosch, 455). Para ambos autores, las tres cartas no son de Pablo.

20.    Conclusión. Como sucede en la carta a Tito, el conjunto de datos encaja en el tiempo y  lugar adecuados. Los falsos doctores pretenden ser “doctores de la ley”  (1 Tm 1,6). Las exhortaciones a la sumisión forman parte de la cultura dominante y chocan con el mensaje de Pablo: “Ya no hay judío ni griego, ni esclavo ni libre ni hombre ni mujer” (Ga 3,28). Estas exhortaciones parecen una interpolación posterior, además, hecha no por un discípulo, sino por un adversario de Pablo. En la primera carta a Timoteo, si se descartan las tablas de deberes con las exhortaciones a la sumisión, todo lo demás puede considerarse de Pablo.

•    Diálogo: ¿Tiene la carta aspectos útiles para hoy? ¿Qué problemas afronta? ¿Puede ser considerada como auténtica carta de Pablo?