- UN GENTIL SE HACE DISCIPULO
El evangelio de Lucas
1. Volviendo a las fuentes, nos acercamos al evangelio de Lucas. Algunos interrogantes: ¿Qué significa el evangelio de Lucas? ¿Qué añade al evangelio de Marcos? ¿Quién es Lucas? ¿Dónde y cuándo escribe su evangelio? ¿Para quiénes escribe? ¿Es el evangelio de Pablo? ¿Se puede ser discípulo de Cristo sin asumir el acervo legal judío (613 leyes)? El teólogo alemán F.C. Baur y su escuela de Tubinga afirman en 1845 que un seguidor de Pablo escribió el libro de los Hechos, pero no el evangelio: las diferencias entre ambos escritos indican que son obras de autores diferentes. ¿Es esto así?
2. Algunos datos. Lucas es gentil (Col 4,11). Colabora con Pablo, que le llama “el médico querido” (Col 4,14),“oriundo de Antioquía de Siria por su linaje y médico de profesión fue la mayor parte del tiempo compañero de Pablo” (HE III, 4,6).
Hacia el año 57, desde la cárcel de Éfeso, Pablo escribe la carta a Filemón; en ella Lucas y Marcos aparecen como colaboradores suyos (Flm 24). El uso de la primera persona del plural (nosotros)en los Hechos (Hch 16,10-17; 20,5-15; 21,1-18; 27,1-44; 28,1-16) supone que el autor (Lucas) acompaña a Pablo. De una forma especial, las comunidades paulinas reciben el evangelio de Lucas, que es el evangelio predicado por Pablo: “mi evangelio” (Rm 16,25), “el evangelio que proclamo entre los gentiles”(Ga 2,2). Cuando Pablo escribe la segunda carta a Timoteo, en la primavera del 63, el único que está con él es Lucas(2 Tm 4,11). Siendo Pablo “el apóstol de los gentiles”(Ga 2,9), el evangelio de Lucas puede llamarse el evangelio de los gentiles.
3. La tradición cristiana atribuye a Lucas el evangelio que lleva su nombre. Ireneo (hacia 140-202) escribe que “Lucas, seguidor de Pablo, puso también en un libro el evangelio que había sido predicado por este” (Contra las herejíasIII, 1,1). El Canon de Muratori (hacia el 180) cita “el tercer libro del evangelio según Lucas”. Clemente de Alejandría (hacia 150-215) elogia a aquellos “hombres, que conservaban la verdadera tradición de la enseñanza bendita proveniente en línea recta de los santos apóstoles, de Pedro y de Santiago, de Juan y de Pablo” (Eusebio, HE, V, 11,5), “por lo que hace a Lucas, también él, al comenzar su escrito, expone de antemano el motivo por el cual lo ha compuesto. Debido a que muchos otros se ocuparon con demasiada precipitación a hacerse una narración de los hechos de los que él mismo estaba bien enterado, él se sintió obligado a apartarnos de las dudosas suposiciones de los otros y nos ha transmitido por medio de su evangelio el relato seguro de todo aquello cuya verdad ha captado suficientemente aprovechando la convivencia y el trato con Pablo, así como la conversación con los demás apóstoles” (HE III, 24, 7.15). Detrás de cada evangelio (Marcos, Mateo, Lucas, Juan) hay un apóstol y hay una comunidad o red de comunidades, las comunidades de Pedro, Santiago, Pablo, Juan.
4. Lugar, fecha, destinatarios. Según el Prólogo Antimarcionita (hacia el 150), Lucas escribió el evangelio en Acaya (Grecia). Pudo ser hacia los años 50-52. Los dos primeros capítulos (Lc 1 y 2) pudieron añadirse después, durante la prisión de Pablo en Cesarea (años 58-60). Los destinatarios del evangelio son de mentalidad griega o gentil, especialmente miembros de las comunidades paulinas. Lucas explica costumbres judías (22,1.7) y evita la identificación entre gentiles y pecadores que aparece en otras partes (Lc 6,32-35; Mt 5,47; 18,17). Lucas recoge la experiencia de un gentil que se hace discípulo.
5. En el prólogo, Lucas da algunas indicaciones sobre la composición de su evangelio: “Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra, he decidido yo también, después de haber investigado todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden, ilustre Teófilo, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido” (Lc 1,1-4)
6. Lucasrecoge las sentencias o palabras de Jesús que “Mateo recopiló en lengua hebrea” (Papías) y asume gran parte del evangelio de Marcos. Tras el evangelio de la infancia, Lucas recoge la actividad de Jesús en Galilea y en Jerusalén, destacando la subida a Jerusalén, que ocupa casi la mitad del evangelio (desde 9,51). De una fuente propia proceden diversos pasajes: el episodio de la sinagoga de Nazaret (4,16-30), las parábolas del samaritano (10,29-37), de la herencia (12,13-21), del hijo pródigo (15,11-32), del dinero injusto (16,1-13), de Lázaro y el rico (16,19-31), el llanto sobre Jerusalén (19,41-44), la experiencia de los caminantes de Emaús (24,13-35), de los once (24,36-39), la resurrección y la ascensión “el primer día de la semana” (24,1 y 50-53).
7. En el evangelio de la infancia (Lc 1 y 2)Lucas recoge lo que María llevaba en el corazón (Lc 2,51), lo que manifiesta “un nuevo florecimiento de la profecía al alba de la era mesiánica“ (Ellis). Recoge las señales que acompañan el nacimiento de Juan Bautista y el nacimiento de Jesús. Dios pone los acontecimientos de la historia al servicio de la manifestación de Jesús. El emperador Augusto ordenó que se hiciera un censo, el primero que se hacía entre los judíos. José por ser de la casa y de la familia de David fue de Nazaret a Belén, la ciudad de David, para empadronarse con María, su esposa (Lc 2,4-5). Por este motivo, nació Jesús en Belén, donde -como estaba anunciado- nacería el Mesías (Miq 5,1). Según el Monumentum Ancyranum, Augusto ordenó hacer 3 veces el censo de ciudadanos. Mientras estaban en Belén, María "dio a luz a su hijo primogénito y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la casa" (Lc 2,7).Desde el principio, la luz de Jesús irradia en el mundo y los creyentes (atentos, vigilantes) la ven: María (1,38), Isabel (Lc 1,41), los pastores (2,9), Simeón (2,30), Ana (2,38). Jesús es Mesías, Hijo de David, Salvador y Señor desde su nacimiento.Sus raíces alcanzan a toda la humanidad (3,23-38).
8. Predicación de Juan Bautista, un profeta y, dice Jesús, más que profeta. Este es de quien está escrito: he aquí que yo envío mi mensajero delante de ti, que preparará por delante tu camino” (7,26-27).El momento es solemne: “En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea, …en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías en el desierto. Y se fue por toda la región del Jordán, proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados”, “yo os bautizo con agua, pero viene el que es más fuerte que yo…él os bautizará con viento y con fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga” (3,1-2 y 16-17).
9. Bautismo y tentaciones de Jesús (3,21-4,13). “Cuando todo el pueblo estaba bautizándose, bautizado también Jesús y puesto en oración, se abrió el cielo y bajó sobre él el espíritu santo en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo: Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado" (Lc 3,21-22). Se evoca, superándola, la figura del siervo: "Mirad a mi siervo..., mi elegido, a quien prefiero" (Is 42,1). Se cumple el salmo mesiánico: “Ya tengo consagrado a mi rey en mi monte santo”, “tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy” (Sal 2). En la tercera tentación, según Lucas, el diablo “le llevó a Jerusalén y le puso sobre el alero del templo, y le dijo: Si eres hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: A sus ángeles te encomendará” (Sal 91), “Está dicho, respondió Jesús, no tentarás al Señor, tu Dios”.
10. Tras la predicación de Juan Bautista, Lucas recoge la actividad de Jesús en Galilea (4,14-9,50). En la sinagoga de Nazaret Jesús manifiesta lo esencial de su misión. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y, desenrollándolo, halló el pasaje donde estaba escrito: “El espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la buena nueva.Me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos”(Lc 4,18-19). En la misión de Jesús está la acción del espíritu, el don de los tiempos mesiánicos. Jesús aparece como profeta (7,16), poderoso en obras y en palabras (24,19), ungido por el espíritu de Dios, “el dedo de Dios”(11,20). Donde hay opresión, hay palabra de liberación.Los pobres, la muchedumbre sometida por los poderosos, acogen como buena noticia el anuncio de Jesús.
11. La salvación de Dios es para hoy. No hay que esperar más: “Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy” (Lc 4,21), dice Jesús en la sinagoga de Nazaret. El hoy de la salvación es una característica del evangelio de Lucas: “os ha nacido hoy un salvador”(2,11), “tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy”(3,22), “hoy hemos visto cosas increíbles” (5,26), “realizo curaciones hoy y mañana”(13,32), “hoy ha llegado la salvación a esta casa”(19,9), “hoy estarás conmigo en el paraíso”(23,43). Como dice Pablo, se hace posible lo que parece increíble: “En vuestros días voy a realizar una obra que no creeréis aunque os la cuenten” (Hch 13,41).
12. Jesús es “señal de contradicción” (Lc 2,34). En la sinagoga de Nazaret es expulsado y casi apedreado (4,28-30). En realidad, “ningún profeta es bien recibido en su tierra” (4,24). Los profetas Elías y Eliseo fueron bien recibidos por extranjeros, la viuda de Sarepta de Sidón y Naamán el sirio (4,25-27). Lucas recuerda el martirio de Esteban: “Le arrastraron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo” (ver Hch 7,48 y Lc 4,29). Lucas destaca el alcance universal de la buena nueva. Cristo es de todos y para todos. La salvación de Dios que llega también a los gentiles. Se supera el muro religioso entre judíos y gentiles.
13. Jesús “bajo a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad” (4,31. Diversas curaciones (4,32-44). Llamada de los primeros discípulos (5,1-11). Curación de un leproso, curación de un paralítico (5,12-26). Llamada de Leví. Comida con publicanos y pecadores: “No necesitan médico los que están sanos, sino los que están mal” (5,31).Discusión sobre el ayuno: “El vino nuevo debe echarse en pellejos nuevos” (5, 27-39). Las espigas arrancadas en sábado, curación del hombre de la mano seca (6,1-11).Elección de los doce: “Eligió doce de entre ellos a los que llamó también apóstoles” (6,12-16).
14. Bienaventuranzas: “Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y una gran muchedumbre”, “y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados. Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis. Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas” (6,17-23). En cambio, “¡Ay de vosotros, los ricos, porque ya recibisteis vuestro consuelo! ¡Ay de vosotros los que ahora estáis hartos, porque tendréis hambre! ¡Ay de los que reis ahora, porque tendréis aflicción y llanto! ¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, pues de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas” (6,24-26),“amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada a cambio… y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos” (6,35), “sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso. No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados. Perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará” (6,36-38). El amor fraterno no impide juzgar una situación grave dentro de la comunidad (1 Co 5,3-5). No basta con oír la palabra, hay que ponerla en práctica (6,46-49).
15. Curación del siervo del centurión: “Os digo que en Israel no he encontrado una fe tan grande” (Lc 7,1-10). Resurrección del hijo de la viuda de Naín: “Él se lo dio a su madre” (7,11-17). Los discípulos de Juan preguntan a Jesús: ¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro? Jesús anuncia las señales que liberan: “Id y contad a Juan lo que estáis viendo y oyendo. Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la buena nueva. Y dichoso aquel que no se escandalice de mí”(7,18-23).
16. Jesús juzga a su generación (7, 31-35). La pecadora perdonada (7, 36-50). La enseñanza en parábolas: el sembrador (8,4-15), la lámpara (8,16-18), el grano de mostaza y la levadura (13,18-21), la puerta estrecha (13,22-30). La nueva familia de los discípulos (8,19-21). La tempestad calmada (8,21-25). Curación del endemoniado de Gerasa (8,26-39). Resurrección de la hija de Jairo, curación de la hemorroisa (8,40-56). Misión de los doce (9,1-6). Herodes buscaba ver a Jesús (9,7-9). Multiplicación de panes (9,10-17). Confesión de Pedro y primer anuncio de la pasión (9,18-22). Algunos no gustarán la muerte sin ver el reino de Dios (9,27). Condiciones para seguir a Jesús (9,23-27). La transfiguración (9,28-36). Curación del joven epiléptico (9,37-43). Segundo anuncio de la pasión (9,44-45). Protagonismo e intolerancia (9,46-50).
17. Se ha intentado explicar de varias maneras la gran omisión que hace Lucas de diversos pasajes de Marcos: Jesús camina sobre las aguas, diversas curaciones, discusión sobre las tradiciones fariseas, segunda multiplicación de panes, los fariseos piden una señal de cielo (Mc 6,45-8,26). Sin embargo, no hay tal omisión por parte de Lucas, ya que esta sección es el resultado de una serie de “añadidos hechos por Marcos a una narración más corta, prelucana”. La mayor parte de los episodios de “la gran omisión” son “dobles de traducción atestiguados en otros lugares comunes a Marcos y Lucas” (Rolland).
18. Jesús comparte también su misión con otros discípulos: “El Señor designó a otros setenta y dos”(10,1). Los discípulos anuncian que “el reino de Dios está cerca”(10,9), sus nombres están escritos en los cielos (10,20), son dichosos porque sus ojos ven lo que muchos profetas y reyes quisieron ver y no lo vieron(10,23-24), instrucciones a los discípulos (12,1-48), son el pequeño rebañoa quienes el Padre ha dadoel reino(12,32), perseveran con Jesús en sus pruebas, se sentarán sobre tronos para juzgar a las doce tribus (22,28-30). Señales del tiempo presente (12,54-69). Lo de los galileos (15,1-9).
19. Lucas recoge la confesión de Pedro de este modo: Jesús es el Cristo de Dios (9,20), el ungido de Dios, el rey esperado. Entra en Jerusalén como el rey que viene: “Bendito el rey que viene en el nombre del Señor”(19,38). Es también el rey rechazado, crucificado (9,22). Se pondrá en el letrero de la cruz: “Este es el rey de los judíos”(23,38). Como dice Pablo, “anunciamos a un Cristo crucificado” (1 Co 1,23).
20. La parábola del samaritano (10,29-37) manifiesta que cualquier persona puede cumplir el evangelio, quizá sin darse cuenta. Las parábolas del dinero injusto (16,1-13) y la de Lázaro y el rico (16,19-31) denuncian el muro social entre ricos y pobres: “No podéis servir a Dios y al dinero”(16,13). El pasaje del joven rico (18,18-27) manifiesta lo que importan los mandamientos referidos al prójimo: “No cometas adulterio, no mates, no robes, no levantes falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre”. Importa también compartir los bienes. Esto revela lo difícil que es para un rico entrar en el reino de Dios. Los que lo oyeron dijeron: ¿Y quién se podrá salvar? Respondió Jesús: “Lo imposible para los hombres es posible para Dios” (18,27). El amor al prójimo se expresa en la comunicación de bienes. Zaqueo, jefe de publicanos y rico, recibe con gozo a Jesús y, al compartir la mitad de sus bienes, da una señal de que su dios no es el dinero: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa”(19,1-10). Tercer anuncio de la pasión (18,31-34).
21. Estando orando Jesús a solas, le dicen los discípulos: “Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos” (Lc 11,1). Lucas y Mateo dan versiones ligeramente distintas del “padre nuestro” (11,2-4; 6,9-13). Jesús no da una fórmula fija de repetición, sino un modo de orar en el espíritu de Dios. Las parábolas del amigo inoportuno y del padre y el hijo (11,5-13) invitan a orar con insistencia y con confianza: “Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá...Si vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el espíritu santo a los que se lo pidan!”.Jesús es “más fuerte” que los demonios (11,14-26).Hay que orar sin desfallecer (18,1-8).La parábola del fariseo y el publicano (18,9-19) invita a orar con humildad.
22. La experienciadel Evangelio supera el muro religioso y el muro social, también el muro de género: “No hay judío ni griego, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer”(Ga 3,28). Lucas destaca la presencia de la mujer: María, que acoge la palabra y nos la entrega (Lc 1,38); Isabel, que vive la fecundidad de la estéril (1,36); Ana, la anciana profetisa (2,36); la viuda de Naín, que recupera a su hijo resucitado (7,12); la pecadora perdonada (7,37); las mujeres que acompañan a Jesús y comparten su misión (8,2); la hemorroisa que es curada (8,43); la hija de Jairo que vuelve a la vida (8,42); Marta y María (10,38-42); la verdadera dicha (11,27-28); la mujer encorvada (13,10-17); la viuda que comparte aquello que necesita (21,2); las mujeres que permanecen al pie de la cruz (23,28); las mujeres que le siguen hasta la tumba (23,55); las mujeres que anuncian la resurrección, María Magdalena, María la de Santiago y las demás (24,9).
23. Tres parábolas ponen de relieve el amor de Dios: la oveja perdida, la dracma perdida, el hijo pródigo (15,1-32). Lucas presenta la posición de Jesús sobre el matrimonio. No se puede decir de forma más breve: “Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra comete adulterio; y el que se casa con una repudiada por su marido, comete adulterio” (16,18; ver 1 Co 7,10-11). El escándalo, el perdón y el arrepentimiento, el servicio (17,1-10). El reino de Dios “viene sin dejarse sentir”, “ya está entre vosotros” (17,21), Jesús y los niños (18,15-17), “los muertos resucitan”, “son como ángeles”, “son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección”, Dios “no es un Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven” (20, 36-38). Como dice Pablo, “si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó” (1 Co 15, 16).
24. La señal de Jonás. Jerusalén es una ciudad monstruo, “mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados” (Lc 13,34), símbolo de “esta generación, una generación malvada que pide una señal y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque así como Jonás fue una señal para los ninivitas, así lo será el hijo del hombre para esta generación” (11,29-32). Jonás no había dado a Nínive más que una señal, la predicación de su propia ruina: “Dentro de cuarenta días, Nínive será destruida” (Jon 3,4), también Jesús anuncia que Jerusalén será destruida (21,20-24), Jesús llora por la ciudad: “Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz. Pero ahora está oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes, y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita”(Lc 19,41-44; ver parábola de las minas, 19,11-27).
25. La subida a Jerusalén es parte de la misión de Jesús. La subida supone la denuncia del templo: “Mi casa será casa de oración, pero vosotros la habéis hecho una cueva de bandidos”(19,46). Pablo asume como testigo del Evangelio la subida a Jerusalén de Jesús: “Mirad que ahora yo, encadenado en el espíritu, me dirijo a Jerusalén, sin saber lo que allí me sucederá; solamente sé que en cada ciudad el espíritu santo me testifica que me aguardan prisiones y tribulaciones” (Hch 20, 22-23).
26. Se pedirá cuenta. Los fariseos y legistas tienen una responsabilidad especial: “¡Ay de vosotros, los fariseos... sois como los sepulcros que no se ven, sobre los que andan los hombres sin saberlo...¡ay también de vosotros los legistas, que imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos... Por eso dijo la sabiduría de Dios: Les enviaré profetas y apóstoles, y a algunos los matarán y perseguirán...sí, os lo aseguro, se pedirá cuenta a esta generación”(11,51). La viña del Señor será arrendada a otros viñadores (20,9-19), pasará a otras manos.
27. Tras el proceso y muerte de Jesús, las mujeres reciben el mensaje de la resurrección: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?”(Lc 24,5) El resucitado no es un fantasma. Los discípulos tardan en reconocerle. Le reconocen por medio de señales (Mc 16,20). Los caminantes de Emaús descubren que camina con ellos, come y bebe con ellos (Lc 24,13-32). En su nombre se anuncia “la conversión y el perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén”(24,47). En el evangelio de Lucas, resurrección y ascensión suceden el mismo día, “el día primero de la semana”(24,1). Son dos aspectos del misterio pascual. Se cumple el salmo 110: “Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha”(20,41-47).