En el principio era la palabra
 

5. DESPUES DEL DESTIERRO

Comunidad cultual

  1. Después del destierro se constituye la comunidad cultual. Los acontecimientos más importantes son: el edicto de Ciro (538 a.C.), la construcción del templo (521-515), la actividad de Nehemías (445) y la de Esdras (397). En el año 539, el rey persa Ciro abate al imperio babilónico, que ha sido juzgado por Dios: “medido, pesado, dividido” (Dn 5,25). La caída de Babilonia es el acontecimiento del siglo. La actitud de los persas frente al culto de los pueblos es totalmente nueva: “Los persas no sólo reconocieron el culto de los pueblos incorporados a su imperio, sino que además dieron a los administradores de sus provincias el encargo de reorganizarlo y purificarlo allí donde se había hundido en el desorden” (Von Rad, 123-124). En la foto, Palestina en el periodo persa (Atlas de la Biblia).

  2. Contexto. Durante el periodo persa (559-332 a.C.), Palestina está incluida en la satrapía llamada “más allá del río”, “al oeste del río Éufrates” (Esd 4,10; 8, 36). Los persas no alteran la división administrativa de Palestina que había sido creada por asirios y babilonios. Las excavaciones arqueológicas revelan que al comienzo del periodo, el país estaba dividido en dos regiones, la región montañosa de Judá y Cisjordania (también Samaría), y Galilea y la llanura costera. A veces, la frontera que separaba estas regiones era tan marcada como la propia de dos países diferentes (Atlas de la Biblia, 136).

  3. El edicto de Ciro. En el año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento de la palabra del Señor, por boca de Jeremías, movió el Señor el espíritu de Ciro, que mandó publicar de palabra y por escrito en todo su reino: “El Señor, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra. Él me ha encargado que le edifique una Casa en Jerusalén, en Judá. Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, sea su Dios con él. Suba a Jerusalén, en Judá, a edificar la Casa del Señor, Dios de Israel” (Esd 1,1-3).  

  4. El nuevo templo. El edicto ordena la reconstrucción del templo de Jerusalén y la devolución de sus objetos sagrados: “Pónganse los pilares y sea reconstruido el templo como lugar en el que ofrezcan sacrificios. Ha de tener treinta metros de alto y treinta de ancho, tres hileras de piedras de sillería y una hilera de madera. Además, los utensilios de oro y plata del templo de Dios, que Nabucodonosor sacó del templo de Jerusalén y llevó a Babilonia, serán restituidos y volverán al templo de Jerusalén para ser colocados en el templo de Dios” (Esd 6, 3-5).

  5. Dificultades. A pesar del edicto real, la reconstrucción del templo no va adelante. Se ponen los fundamentos, pero la obra queda parada. El pueblo dice: “Todavía no llegó la hora” (Ag 1,2). La muerte de Cambises (529-522), sucesor de Ciro, precipita al imperio en una crisis muy grave. Darío es el heredero legítimo del rey, muerto sin dejar descendencia, pero hay otro pretendiente al trono que cuenta con el apoyo de una parte del reino. Entonces un gran temblor sacude el imperio con tal fuerza que se llega a percibir incluso en Jerusalén. Los profetas Ageo y Zacarías dan una perspectiva mesiánica a esta gran conmoción de todo el imperio y animan a la población a seguir la reconstrucción del templo: “¡A la obra que yo estoy con vosotros!”, “dentro de muy poco tiempo sacudiré yo los cielos y la tierra, el mar y el suelo firme, sacudiré todas las naciones; vendrán entonces los tesoros de todas las naciones, y yo llenaré de gloria esta Casa”, dice el Señor (Ag 2,4-7), “poseerá el Señor a Judá, porción suya en la tierra santa, y elegirá de nuevo a Jerusalén” (Za 2,16).  En la foto, tumba de Ciro en Pasargadas, la primera capital del imperio persa (Atlas de la Biblia).

  6. Tensiones diversas. El templo de Salomón había sido el santuario nacional de los reyes descendientes de David. Ahora bien, algunos preguntaban: ¿Qué sentido tenía el templo de Zorobabel? Judea ya no era un Estado, ni siquiera era una provincia autónoma, pues estaba sometida al gobernador de Samaría. Los profetas Ageo y Zacarías habían designado a Zorobabel “ungido del Señor” (Ag 2,20-21; Za 4,14), lo que suponía restaurar el reino de David. Si el templo debía ser santuario de todos los creyentes en Yahvé, los samaritanos reclamaban su parte: “Vamos a edificar junto con vosotros, porque, como vosotros, buscamos a vuestro Dios”. Los judíos respondieron: “No podemos edificar juntos nosotros y vosotros una Casa a nuestro Dios; a nosotros solos nos toca construir para el Señor, Dios de Israel, como nos lo ha mandado Ciro, rey de Persia” (Esd 4, 2-5). Zorobabel, descendiente de David, acomete de nuevo la obra y logra terminarla, a pesar de la oposición de la clase dirigente de Samaría. La inauguración del templo se celebra en la primavera del 515, “el año sexto del reinado del rey Darío” (Esd 6,15).

  7. Al tenso periodo de los años 522-521 debió seguir una disminución del celo por el culto. El profeta Malaquías (hacia el 460 a.C.) hace una dura denuncia a los sacerdotes: “Vosotros os habéis apartado del camino, habéis hecho tropezar a muchos en la Ley, habéis corrompido la Alianza de Leví”, dice el Señor, “por eso yo os he hecho despreciables y viles ante todo el pueblo” (Ml 2,8-9; Von Rad, 124-126).

  8. La formación de lo que en adelante se llama judaísmo la recoge el Cronista en los libros de Esdras y Nehemías. Su intención es mostrar que la promesa del Señor se mantiene después del destierro y que la comunidad judía a la que él pertenece es su encarnación. En los tiempos en que él escribe, del 330 al 250 a.C., esta comunidad no ha conseguido la independencia política, pero sí la unidad espiritual: “El Templo y el culto, esto es, lo esencial, han sido restaurado”, “para realizar su proyecto, presenta la historia de la vuelta del destierro centrada en la actuación de dos hombres providenciales: Esdras, el sacerdote, y Nehemías, el laico. Ellos llevaron a cabo el restablecimiento integral de la Antigua Alianza” (BJ, edición pastoral). 

  9. Los desterrados, lejos de su país, pudieron soñar con una comunidad perfecta, con un renacimiento sin tropiezos. Los más entusiastas fueron los primeros en aprovechar el edicto de Ciro. Sin embargo, la realidad se les presentó pronto con tintes oscuros. Tuvieron que hacer frente a grandes problemas: reinstalarse en un país arruinado, a veces desierto, o, lo que es peor, ya ocupado por extranjeros nada dispuestos a colaborar.

  10. Se dieron también choques inevitables debidos a intereses opuestos. Los judíos que habían quedado en el campo (tras la caída de Jerusalén) no veían tan necesaria la vuelta de los desterrados con sus pretensiones. Además, estaban los samaritanos, comunidad formada por la fusión de los supervivientes del reino de Israel con los colonos traídos por los asirios. Otras dificultades provenían de la presencia de la administración extranjera, aunque fuera benévola, como era la de los persas. Al fin y al cabo, esta administración tenía que decidir en las disputas entre las distintas facciones locales.

  11. Como fuente principal, el Cronista tiene las Memorias de los dos protagonistas, Esdras y Nehemías. Consulta también archivos persas. El pueblo recupera su identidad al restaurar el culto y al restaurar la Ley: “Para reforzar el sentimiento de seguridad de sus contemporáneos, da a entender que la liturgia de su tiempo es la misma que habían organizado David y Salomón, la misma que habían restaurado Esdras y Nehemías”. Proclama la raigambre tradicional de los detales más pequeños. Al proceder así, sigue el espíritu que dio origen en el destierro al documento sacerdotal. Los sacerdotes atribuyen a Moisés y, por él, a Dios unas reglamentaciones cultuales cuyos autores habían sido ellos mismos (ibídem).

  12. Precisiones. El Cronista pone como simultáneas las actuaciones de los dos protagonistas. El libro de Nehemías dice que este laico, el iniciador, cedió la preeminencia a Esdras, el sacerdote, cuando se entendió que la actividad era propiamente religiosa: la lectura pública de la Ley y la ceremonia de la confesión pública de los pecados del pueblo. En realidad, las actuaciones de Esdras y Nehemías no fueron simultáneas. El desarrollo de los acontecimientos pudo ser este: vuelta del destierro y reconstrucción del Templo (Esd 1-4,5 y 4,24-6; tentativa para reconstruir las murallas de Jerusalén (Esd 4,6-23); actuación de Nehemías (Ne 1-7 y 10-13), probablemente a partir del 445; actuación de Esdras, en el 397, bajo Artajerjes II (Esd 7-8; Ne 8-9; Esd 9-10). 

  13. Un Dios universal. Los libros de Esdras y Nehemías relatan fundamentalmente una tentativa por restaurar el pasado. Sin embargo, la meditación sobre Dios a lo largo del destierro había conducido a un cambio en la idea que se tenía de Él. Dios es un Dios universal. Es el creador del mundo entero: “Yo, el Señor, lo he hecho todo” (Is 44.24). El Señor sigue vinculado al Templo, pero no circunscrito a él. En la visión de Ezequiel, Dios no tiene residencia fija en Jerusalén. Con su carro recorre tota la tierra (Ez 1).

  14. Esdras y Nehemías presentan algunos riesgos: Riesgo de particularismo judío que “lleva a la comunidad a encerrarse casi totalmente en sí misma; el empeño por dar al pueblo el sentimiento de identidad conduce al exclusivismo respecto a los demás”. Riesgo de ritualismo y delegalismo: “Dado que formas muy concretas de vida religiosa se presentan como algo absoluto querido desde el principio de los tiempos por personas intocables. Ya están en germen las causas del conflicto entre Jesús y el judaísmo de su época” (BJ, edición pastoral).

  15. Nehemíasllega a Jerusalén desde Babilonia en el año 445. “Nehemías se preocupó de la seguridad política y la consolidación constitucional de Judea como una provincia autónoma, independiente de Samaría. Al construir las murallas hizo de Jerusalén una ciudad fuerte y solucionó la escasez de habitantes con el procedimiento llamado synoikismos, es decir, imponiendo la residencia obligatoria en la ciudad a una parte de la población rural” (Ne 7,4;11,1-2). Es el primer gobernador de la provincia. Las medidas que toma nos lo muestran como rigorista. Así, por ejemplo, procura expulsar de la comunidad cultual a quienes no pertenecen a las tribus de Israel y quiere disolver los matrimonios mixtos (Ne 13,1-3 y 23-28). Organiza las contribuciones para el culto (Ne 13, 10-13 y 31), se preocupa por la observancia estricta del descanso sabático (Ne 13, 15-23) y purifica el templo de toda clase de abusos (Ne 13,4-9).

  16. Esdras procede también de Babilonia y llega a Jerusalén en el 397. Desciende de una antigua familia sacerdotal y es miembro de la burocracia persa: “escriba de la ley del dios del cielo” (Esd 7, 12 y 21). El Cronista le considera un perito de la ley (Esd 7,6 y 11). Enviado por el rey como sacerdote y alto funcionario, tiene la autoridad necesaria para afrontar la reorganización del culto, que se encuentra todavía en situación decadente.

  17. Se discuten los problemas referentes al código de Esdras,a su extensión y su identidadcon el Pentateuco o con el documento sacerdotal: “Este último no es un código legal sino una obra narrativa. Pero esto no significa, sin más, que el código de Esdras deba identificarse con el Pentateuco”. Lo cierto es que no trajo consigo una ley mosaica nueva y, por tanto, debe buscarse el código de Esdras en el ámbito del Pentateuco y, de modo especial, en las secciones legislativas del mismo.

  18. Las fuentes de Esdras (Esd 7-10; Ne 7,72-9,37), reelaboradas por el Cronista, permiten constatar que el sacerdote se fijó una tarea más limitada que Nehemías: “Su única meta era la reorganización de la comunidad cultual, que se había reunido en torno al Templo; una reforma rigurosa basada en su propio código. Parte de esta organización fue la institución de un tribunal sagrado; Esdras se sirvió de él para tomar medidas radicales en la cuestión de los matrimonios mixtos y consiguió separar la semilla santa de las mujeres extranjeras”.

  19. El punto culminante de la actividad de Esdras fue aquella memorable lectura de la Ley ante la asamblea, en el primer día del séptimo mes, que fue una especie de renovación de la alianza. Israel conocía ya estas lecturas públicas de la Ley durante la fiesta de otoño; con ellas el pueblo renovaba su sumisión a la soberanía de Yahvé (Dt 31, 10-11). No podemos saber con certeza si la lectura se realizaba con la ayuda de un targum, traducción y a la vez interpretación aramea del texto hebreo, pues también es posible que el cronista colocase en una época anterior una costumbre propia de su tiempo (Ne 8,8).

  20. Con Esdras concluye un largo proceso de restauración y aparece también una realidad nueva: el judaísmo, un fenómeno complejo y, por esta razón, no hay unanimidad al tratar de determinar sus características. La pérdida de soberanía nacional es la nota más llamativa para el historiador. Sin embargo, la pérdida de la autonomía nacional no es, en sí misma, un elemento constitutivo del judaísmo: “Israel se despojó del vestido estatal y su monarquía con admirable facilidad y sin una aparente crisis interna. Esto se explica porque el Estado fue para Israel un vestido extraño; pues, mucho antes que se formara el Estado, Israel pertenecía a Yahvé y se sentía pueblo de Yahvé”.

  21. En el Deuteronomio Israel es todavía una comunidad natural e histórica, es decir, un pueblo en el sentido propio de la palabra. Tan sólo en sus zonas marginales tiene sentido la cuestión de quién es (o no es) del pueblo de Israel (Dt 23,1-8). La situación cambia después del destierro: “La ley comenzó a determinar cada día más quién pertenecía o no a Israel. Ella podía reducir el círculo y, en este caso, debían ser excluidos los extranjeros para conservar la pureza de la semilla santa o podía ensancharlo bajo determinadas condiciones y entonces los prosélitos eran admitidos dentro de Israel”

  22. La flexibilidad de la revelación de Yahvé para sintonizar con el tiempo, lugar y manera de ser de aquel determinado Israel, al cual dirige su mensaje, cesa en este momento. La ley (con sus 613 prescripciones) “se convierte en una realidad absoluta con validez incondicional, independiente del tiempo y de la historia”. De este modo, la revelación de los mandamientos de Dios pasa a ser algo diverso de cuanto había sido en otros tiempos. Ya no es la benéfica voluntad de un Dios que guía a su pueblo a través de la historia: “En adelante, empieza a ser leyen el sentido dogmático de la palabra”.

  23. Legalismo.La consecuencia más grave de este proceso es que, con esta comprensión de la ley, Israel sale de la historia, de esa historia vivida hasta entonces con Dios. En adelante vive “en una misteriosa región, fuera de la historia”, y allí sirve a su Dios. Además, de este modo se priva de la “solidaridad con los otros pueblos”, se convierte en “algo odioso”, atrae sobre sí la grave acusación de “renuncia a unirse con otros pueblos” (amixía): “Sólo cuando Israel comenzó a concebir la torá como ley, sólo entonces apareció el judaísmo en la historia” (Von Rad, 126-131).

  24. Evangelio. Para llevar a cabo su misión, Jesús no se identifica con los grupos sociales y religiosos de su tiempo: los saduceos (pertenecen a la aristocracia y a la institución sacerdotal, colaboran con el imperio romano), los zelotes (partidarios de la revolución violenta contra el imperio), los fariseos (observantes de la Ley, pero dicen y no hacen), los esenios (piadosos que estudian la Ley y esperan la guerra de liberación), los escribas (intérpretes oficiales de las Escrituras). Jesús opta por los pobres, por la muchedumbre sometida por los poderosos, de la que siente compasión, pues están “como ovejas que no tienen pastor" (Mc 6,34)

  25. Comunidad de discípulos. Cuando evangeliza, Jesús no está solo, comparte su misión. Ahí están los doce (Mc 3,13-15), están los setenta y dos (Lc 10,1), están las mujeres que acompañan a Jesús (8,1-3). La comunidad es la nueva familia de los discípulos (Mc 3,33-35). Frente a la comunidad cultual judía, Jesús funda la comunidad de discípulos. La comunidad difunde el Evangelio recibido. En ella se recibe la enseñanza especial del Evangelio.

  26. Nuevo templo. El cuerpo de Cristo es la tienda del encuentro con Dios (Ex 40,34-35), el lugar de su presencia en medio de nosotros. De una forma especial, se cumple la palabra que dice:Pon tu tienda en Jacob”(Eclo 24,8). Cristo ofrece lo que la ley no puede dar, el verdadero conocimiento de Dios: “La ley fue dada por Moisés, la gracia y la verdad nos son dadas por medio de Cristo”,de su plenitud hemos recibido todos, gracia tras gracia”, “a Dios nadie le ha visto jamás: el hijo único, que está en el seno del padre, nos lo ha dado a conocer”(1,16-18). El templo debe ser purificado; más aún, el templo debe ser sustituido: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré” (Jn 2,19). Jesús “hablaba del templo de su cuerpo” (2,21). El nuevo templo se construirá "en espíritu y en verdad" (Jn 4,24), con "piedras vivas" (1 P 2,5).Como dice Pablo, “vosotros sois el cuerpo de Cristo” (1 Co 12,27).

  • Diálogo: Después del destierro se reconstruye el templo y se constituye la comunidad cultual: se restaura el culto y se restaura la ley. Nace el judaísmo. ¿Qué relación existe entre Ley y Evangelio?, ¿qué relación entre comunidad cultual y comunidad de discípulos?, ¿se enfrenta Jesús con el problema del judaísmo?, ¿cómo lo resuelve?