En el principio era la palabra
 
 LOS LEPROSOS QUEDAN LIMPIOS

Liberados de la marginación

 

1. Es una señal del Evangelio: “los leprosos quedan limpios” (Mt 11, 5). El pasaje de la curación del leproso es breve. Parece reducirse a lo esencial. Quizá por ello no sea fácil de entender. He aquí algunos interrogantes: ¿qué se entiende por lepra en la Biblia?, ¿qué enfermedades incluye?, ¿qué curaciones encontramos?, ¿se cumple hoy la señal del Evangelio?

2. En la Biblia bajo el nombre de lepra se incluyen diversas enfermedades de la piel (Lv 13). Pueden ser tan distintas como la lepra propiamente dicha, la erisipela que acompaña a una úlcera, la infección que sigue a una quemadura, la tiña del cuero cabelludo y de la barbilla, o la erupción con pus. El hecho de que la enfermedad se pueda curar en siete días (13,4) indica que no se trata sólo de la lepra. El mismo término se aplica al moho de los vestidos y de las paredes (13,47-59 y 14,33-57). Enfermedad endémica, debida a la falta de condiciones higiénicas y sanitarias, se vive también como castigo de Dios (Ex 9,4-12; Dt 28,27; 2 R 15,5). En la parábola del hombre rico y del pobre Lázaro, el rico es condenado por su falta de compasión hacia el pobre, cubierto de llagas (Lc 16,19-31).

3. Fuera cual fuera en cada caso el tipo de enfermedad o de lepra, se tomaban severas medidas para evitar el contagio. El leproso debía anunciarlo con su aspecto, pregonarlo, quedarse a distancia y vivir solo o con otros leprosos fuera de la ciudad: "El leproso llevará los vestidos rasgados y desgreñada la cabeza, se cubrirá hasta el bigote e irá gritando: ¡Impuro, impuro! Todo el tiempo que dure la llaga, quedará impuro. Es impuro y habitará solo; fuera del campamento tendrá su morada" (Lv 13,45-46).

4. La lepra es una enfermedad infecciosa. Históricamente fue incurable, mutilante y vergonzosa. Sin embargo, no es contagiosa, si los pacientes reciben el tratamiento adecuado. Durante la Edad Media los leprosos llevaban unas tablillas, llamadas de San Lázaro. Al golpearlas entre sí, avisaban a la gente de su paso. En 1995 la OMS estima que entre 2 y 3 millones de personas en el mundo están afectadas por lepra. Veamos este testimonio: “Soy Parvathi”, “fui la única niña a la que diagnosticaron lepra ese día. Tenía manchas en la mejilla y en la espalda. En el momento en que me diagnosticaron, comencé a llorar. Recordaba personas desfiguradas pidiendo limosna en la calle y pensé que yo también sería así algún día. Pero eso no me pasó a mí. Tomé el tratamiento y me libré de la enfermedad” (Fontilles).

5. En la Biblia encontramos diversas curaciones. A una de ellas alude Jesús en la sinagoga de Nazaret: "Muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio" (Lc 4,27). En este caso el enfermo es curado lavándose siete veces en el río Jordán (2 R 5,9). En siete días es curada María, la hermana de Moisés, que intercede por ella (Nm 12,14). Jesús cura a un leproso en Galilea (Mc 1, 40-45) y a diez camino de Jerusalén (Lc 17,11-18); de ellos sólo uno, samaritano, vuelve para dar gloria a Dios. Jesús se sienta a la mesa de Simón el leproso (Mc 14,3), quizá curado por él.

6. En cualquier caso la enfermedad hay que afrontarla médicamente. Es de sentido común: "Vete al médico, pues de él has menester" (Eclo 38,12). La enfermedad es un mal, es malo estar malo. Por eso, Jesús pasa curando. No es necesariamente un castigo de Dios, como piensan los amigos de Job (Jb 5,17-18). Es algo inherente a la condición humana: "Los años de nuestra vida son setenta u ochenta, si hay vigor" (Sal 90).

7. En casa de Cornelio Pedro resume así la misión de Jesús: "Pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él" (Hch 10,38). Aquí tenemos una clave importante: Jesús pasa curando. No es un mago. En realidad, Dios pasa curando en la misión de Jesús: “El poder del Señor le hacía obrar curaciones" (Lc 5,17). Lo reconoce Nicodemo cuando dice a Jesús: "Nadie puede realizar las señales que tú realizas si Dios no está con él" (Jn 3,2).

8. Jesús enseña "como quien tiene autoridad" (Mt 7,29), enseña y cura, dice y hace: "Recorría toda Galilea enseñando en las sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando las enfermedades y dolencias del pueblo" (Mt 4,23). En el evangelio de Mateo, la curación del leproso aparece después del sermón de la montaña (Mt 5-7). Quien tiene autoridad sobre la Ley ("habéis oído que se dijo, pues yo os digo"), la tiene sobre la enfermedad, aunque sea la lepra (Mt 8,1-4).

9. La misión de Jesús presenta esta señal que anunciaron los profetas: "los leprosos quedan limpios". Veamos el relato de Lucas: "Y sucedió que, estando en una ciudad, se presentó un hombre cubierto de lepra que, al ver a Jesús, se echó rostro en tierra, y le rogó diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme" (Lc 5,12). Estando en una ciudad, se le presenta un leproso, es decir, alguien que -según la Ley- debe vivir fuera de la ciudad. Y sin embargo, se presenta en la ciudad, se presenta ante Jesús. Ha entendido lo que significa Jesús, más que la Ley y más que la enfermedad.

10. En el relato de Marcos se dice que Jesús se compadeció de él (Mc 1,41). Sin embargo, algunos manuscritos antiguos presentan esta variante: "se enojó". ¿Por qué? En una situación semejante, cuando Jesús cura en sábado al hombre de la mano seca, se enoja contra los fariseos que le están espiando (Mc 3,5). Aquí también hace algo que está prohibido por la Ley (Lv 5,3), toca al leproso: “El extendió la mano, le tocó y dijo: Quiero, queda limpio. Y al instante le desapareció la lepra” (Lc 5,13). Jesús pasa por encima de la Ley y por encima del riesgo. Puede ser acusado por los adversarios. Tocando al enfermo, le cura yle recuperapara la comunión, para la comunidad.

11. “Y él le ordenó que no lo dijera a nadie. Y añadió: Vete, muéstrate al sacerdote y haz la ofrenda por tu purificación como prescribió Moisés para que les sirva de testimonio” (5,14; ver Lv 13,49 y 14,1-32). Se impone prudencia y discreción. Los adversarios están al acecho. El hombre curado debe ser declarado limpio conforme a la Ley, es decir, debe ser dado de alta. 

12. “Una numerosa multitud acudía para oírle y ser curados de sus enfermedades. Pero él se retiraba a los lugares solitarios, donde oraba” (Lc 5,15-16). Para la gente, lo sucedido es sorprendente. Se vuelve posible lo que parecía imposible. Se cumplen las señales esperadas. Por su parte, Jesús se retira a la soledad para orar. En la oración encuentra la clave de su acción, el cumplimiento de la voluntad de Dios: "El hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al padre" (Jn 5,19).

13. Jesús enseña y cura. Los discípulos somos enviados a hacer lo mismo: "Id y proclamad que el reino de Dios está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios" (Mt 10,7-8), "los discípulos ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban" (Mc 6,13). Las curaciones (ordinarias o extraordinarias) son señales del reino de Dios presente entre nosotros. La comunidad ha de ser en medio de la sociedad "piscina de Betesda" (Jn 5), comunidad que cura. El mismo Dios "obra todo en todos" (1 Co 12,6). De modo especial, algunos tienen el don de curar (12,28).

 

* Diálogo: ¿En qué situaciones se cumple hoy la señal del Evangelio?