En el principio era la palabra
 
LA VID Y LOS SARMIENTOS
En medio de la viña devastada

cepa-41. En su momento, en la reunión del Consejo (29-6-11), se planteó la diferencia existente entre censo oficial y censo real dentro de la Asociación, así como la forma más adecuada de resolverlo mediante un proceso de discernimiento. La falta de integración en grupo o comunidad promovidos por la Asociación es, entre otros, un motivo por el que se pierde la condición de socio, "por decisión del Consejo Rector, habiendo oído al interesado y con la ratificación de la Asamblea General Extraordinaria" (Est., art. 6º,2).
2. El tema figura dentro de la programación del curso. Las catequesis La vid y los sarmientos (Jn 15) y Atar y desatar (Mt 18 y 5) pueden facilitar el proceso de discernimiento. Es un proceso inverso al de inscripción. Como éste, es un proceso compartido que tiene diversos niveles: personal, grupal, comunitario y pastoral. En su caso, se tiene en cuenta el proceso de corrección fraterna.
3. La viña es símbolo de Israel. Según el historiador judío Flavio Josefo, había en Jerusalén sobre la puerta del templo una vid de oro con sarmientos colgantes (Bellum iudaicum V,210; Antiquitates XV,39). Sin embargo, como dice el refrán, "de todo hay en la viña del Señor". La viña está como está. Se dice en el salmo 80: "Una viña de Egipto arrancaste, expulsaste naciones para plantarla a ella; le preparaste el suelo, y echó raíces y llenó la tierra. Su sombra cubría las montañas, sus pámpanos los cedros de Dios; extendía sus sarmientos hasta el mar, hasta el río sus renuevos. ¿Por qué has hecho brecha en sus tapias, para que todo el que pase por el camino la vendimie, el jabalí salvaje la devaste, y la pele el ganado de los campos?", "visita a esta viña, cuídala, a ella la que plantó tu diestra. Los que fuego le prendieron, cual basura a la amenaza de tu faz perezcan".
4. El profeta Isaías entona el canto de la viña que da agrazones: "Mi amigo tenía una viña en fértil collado. La entrecavó, la descantó y plantó buenas cepas; construyó en medio una atalaya, y cavó un lagar. Y esperó que diese uvas, pero dio agrazones".¿Qué más cabía hacer por la viña?, ¿por qué, esperando que diera uvas, dio agrazones?, ¿qué hacer ahora?, "ahora os diré a vosotros lo que voy a hacer con mi viña: quitar su valla", "no la podarán ni escardarán" (Is 5,1-7). Es decir, quedará sin protección, quedará sin cuidado.
5. Jeremías sigue la misma línea de denuncia profética: "Yo te había plantado de la cepa selecta, toda entera de simiente legítima. Pues ¿cómo te has mudado en sarmiento de vid bastarda?" (Jr 2,21). Ezequiel habla de la viña arrancada cuyos sarmientos devora el fuego: "Tu madre se parecía a una vid plantada a orillas de las aguas. Era fecunda, exuberante, por la abundancia de agua", "pero ha sido arrancada con furor, tirada por tierra; el viento del este ha agostado su fruto; ha sido rota, su rama fuerte se ha secado, la ha devorado el fuego", "ha salido fuego de su rama, ha devorado sus sarmientos y su fruto" (Ez 19,10-14). Los sarmientos son echados "al fuego" (15,1-6).
6. Jesús se sitúa en la línea de los profetas: ¿En manos de quién está la viña? La parábola de los viñadores homicidas va dirigida a los jefes de Israel, "los sumos sacerdotes y ancianos" (Mt 21,23): "Había un hombre que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje". Llegado el momento de la vendimia, envió a sus criados para recoger los frutos que le correspondían. El dueño se ve burlado. Le pagan la renta con golpes. Sus siervos se ven maltratados y a su hijo se le mató. Los viñadores se han rebelado. Su desafío no se detiene ante nada. Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos viñadores? Le contestaron: Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros que le entreguen los frutos a su tiempo (21,33-43).
7. En medio de la viña devastada, el Señor planta una vid, la comunidad de discípulos: "Yo soy la vid, vosotros los sarmientos" (Jn 15,5). Jesús no se define como el tronco o la cepa en oposición a los sarmientos, sino como la vid que incluye la totalidad de la planta. Por tanto, la vid es Jesús, pero también los discípulos. La vid es Jesús, pero también la comunidad.
8. Es fundamental permanecer en él. La relación con Jesús produce fruto: "Lo mismo que el sarmiento no puede producir fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mi" (15,4). El sarmiento no tiene vida por sí mismo, necesita la savia de la vid, la palabra de Jesús. La separación entraña la esterilidad radical: "separados de mi, no podéis hacer nada" (15,5). Quien se separa, atrae sobre sí el juicio del sarmiento seco: no sirve para otra cosa, se quema.
9. Si permanecemos en él y sus palabras permanecen en nosotros, entonces la oración es eficaz: "Pedid lo que queráis y lo conseguiréis" (15,7). A la conformidad con la palabra de Jesús se promete la eficacia de la oración. De esta forma, la oración no es algo mágico, sino colaboración con la palabra de Jesús. El amor fraterno es el producto de la vid, el vino bueno, no el vinagre. Dice Jesús: "Este es el mandamiento mío, que os améis los unos a los otros, como yo os he amado" (15,12).
10. Dice también Jesús: "Yo soy la verdadera vid y mi padre es el viñador. Todo sarmiento que en mi no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que de más fruto" (15,1-2). Podar la vid es una forma de cuidarla. Podar es cortar las ramas superfluas para que la vid produzca más y mejor fruto. La poda es necesaria, alarga la vida de la vid y asegura la cosecha de un año para otro. Si se deja crecer la vid en total libertad desarrolla un tronco largo con unos frutos muy menudos y de poca calidad. La viña debe ser podada para que crezca de forma controlada y se regule la producción y la calidad de la uva. El viñador corta los sarmientos que no producen fruto y limpia los demás para que den más fruto. La escucha de la palabra de Jesús opera esa limpieza que hace posible el fruto: "Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado" (15, 3).
11. Los discípulos no son siervos, sino amigos que saben lo que sabe Jesús y hacen lo que dice: "Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi padre os lo he dado a conocer" (15,14-15). Los discípulos no son jornaleros que piden ser contratados. Son colaboradores elegidos por Jesús antes de que ellos pudieran ofrecerse. Están destinados a dar fruto: "No me habéis elegido vosotros a mi, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca" (15,16).
12. Es preciso discernir. A veces no hay que cortar. Ahí está la parábola de la higuera estéril: "Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro, córtala, ¿para qué va a cansar la tierra? Pero él le respondió: Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante, y si no da, la cortas" (Lc 13,6-9). El dueño suspende su decisión de cortar la higuera ante lo que propone el viñador: dar un último plazo, hacer lo posible. Es función propia del siervo del Señor: "La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará" (Mt 12,20; Is 42,3).


 

* Diálogo: Sobre la vid y los sarmientos, evitando generalidades e indicando criterios de acción.


- la viña está como está

- ¿qué más pudo hacer el dueño de la viña?

- construyó una atalaya, torre de vigilancia

- cavó un lagar

- esperó que diese uvas, dio agrazones

- quedará sin protección, sin valla

- quedará sin cuidado, no la podarán ni escardarán

- la viña está devastada

-¿en manos de quién está?

- sus siervos se ven maltratados

- y a su hijo se le mató

- en medio de la viña devastada, el Señor planta una vid, la comunidad

- yo soy la vid, vosotros los sarmientos

- estáis limpios por la palabra que os he hablado 

- podar la vid es una forma de cuidarla

- la poda es necesaria

- los sarmientos secos no sirven para nada, se cortan, se queman

- es fundamental permanecer en la vid

- la savia de la palabra

- la oración es eficaz

- el amor fraterno es el producto de la vid, el vino bueno

- vosotros sois mis amigos, sabéis lo que yo hago

- destinados a dar fruto

- es preciso discernir

- a veces no hay que cortar

- se da un último plazo, 

- se hace lo posible

- cuando hay que cortar, ¿quién corta?

- situaciones concretas.